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Agasajo librero y mucho más
E

n la antigua calzada de Tlacopan, hoy calle de Tacuba, en el número 15, entre dos construcciones barrocas de tezontle y cantera, se yergue una casona afrancesada, también conocida como el Palacio de Mármol, por estar recubierta la fachada de ese material. Esta peculiar construcción separó el templo y el convento-hospital que había levantado la orden de los Betlemitas, bella edificación que quedó extrañamente mutilada como resultado de las Leyes de Reforma, que determinaron la separación de los poderes de la Iglesia y del Estado. Esto llevó a la destrucción de muchos edificios pertenecientes al clero, transformando radicalmente la imagen urbana de la ciudad de México a partir de 1861.

Las partes que se salvaron de Betlemitas después de haber tenido usos degradantes, han sido muy bien restauradas. El antiguo templo aloja en la actualidad al Museo del Ejército y la Armada, y el convento es la sede del Museo Interactivo de Economia (MIDE).

La historia del Palacio de Mármol que los separa ha sido estudiada por la cronista Mónica Uniquel, quien cuenta que la parte que correspondía a la huerta se vendió como terreno y en su lugar la familia De Teresa y Mier mandó construir este palacio francés espectacular de finales del siglo XIX, congruente con la época del porfiriato, que estimuló una imagen europeizante en nuestra ciudad.

Destaca la belleza del portón que da acceso al palacio y nos recuerda que el pasillo de la entrada no siempre fue tan ancho y generoso. Hasta hace apenas unas décadas se encontraba angostado por la presencia de múltiples tienditas, loncherías y otras accesorias. En la parte alta hay un gran salón largo, con sus muros cubiertos con espejos enmarcados en dorado. Un rasgo de cosmopolitismo en aquellos palacios lo constituía la inclusión de un cuarto de algún país exótico. En este eligieron un país árabe, pues sus muros, así como el techo, cuentan con un trabajo mudéjar único en México.

El postre del inmueble viene en el salón que da la calle de Tacuba, un verdadero tesoro que, al caminar por la calle, no imaginamos encontrar. He allí dice Mónica, nuestro pequeño Versalles, en la que fue la sala de té.

Cuando la casa dejó de ser habitación de la familia, tuvo diversos usos, entre otros un gimnasio y el cine Aladino, precursor de las matinés. Fue hogar de grupos de inmigrantes, primero el Centro Asturiano, y a partir de 1925, durante dos décadas, fue el centro de la vida de los judíos hablantes del idish.

Cuenta la cronista que aquellos jóvenes llegaron solos, sin sus familias, sin recursos económicos, llenos de incertidumbre. Ante todas estas dificultades era un gran alivio tener un lugar donde reunirse con los hermanos. Tacuba 15 se convirtió en ese hogar transitorio pleno de actividades tanto sociales como religiosas y culturales, entre otras, conferencias acerca de México, el país adoptado. En esta casa funcionó una biblioteca que contaba con más de mil volúmenes en diferentes idiomas: idish, hebreo, español, inglés, ruso, polaco…

Ahora van a tener la oportunidad de conocer este lugar y de paso agasajarse comprando libros antiguos y de segunda mano en la Feria del Libro de Ocasión, que organiza la Coalición de Libreros, que dirige el entusiasta César Sánchez. Se va a llevar a cabo aquí del 14 al 26 de este mes, para festejar el bicentenario. El título es: La ciudad de México: imagen de una nación contada por sus cronistas, en la que diversos cronistas vamos a participar platicando sobre temas alusivos a la efeméride patriótica.

El palacete marmóreo se encuentra prácticamente en la soberbia Plaza Manuel Tolsá. Aquí se encuentra el restaurante Los Girasoles, que ofrece sabrosa comida mexicana y una buena vista de la plaza. Para botanear, la casuelita de tuétano. La crema de pistache es riquísima y ahora tienen de temporada de chiles en nogada y escamoles. Si prefiere pescado, el robalo al epazote y de postre, el pay de petalos de rosa.