Opinión
Ver día anteriorLunes 13 de septiembre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Centenaria

El Diario*

Inauguración de la escuela Normal Primaria para Profesores

M

uy superior a cuanto habíamos imaginado, resultó la inauguración del edificio situado en el terreno llamado Tabla del Rosario, en frente de Agricultura, y destinado á la Escuela Normal Primaria para Maestros.

Y esta ceremonia, sencilla pero solemne, pues fué autorizada con la presencia del Primer Magistrado de la Nación, nos hizo pensar con hondo regocijo en el auge cada vez más grande que va tomando entre nosotros la causa del magisterio.

A las 9.30 de la mañana, como estaba anunciado en los programas, partieron los carros especiales que conducían á parte de los concurrentes, pues otros muchos ya habían tomado trenes anteriores.

A las 10 se detuvieron los carros en frente de la Escuela Normal: las personas que iban en ellos comenzaron á bajar, y momentos después el Salón de Actos de la referida Escuela, suntuosísimo por sus decoraciones y frescos, estaba perfectamente henchido.

La llegada del señor General Díaz no se hizo esperar. Las notas bélicas y entusiastas de nuestro hermoso Himno Nacional, ejecutado por la Orquesta Beethoven, que dirige el artista Julián Carrillo, anunciaron su presencia. Un aplauso jubiloso resonó en el amplio salón, y el desarrollo del programa comenzó.

Obertura ejecutada por la orquesta Beethoven, fué el primer número que la concurrencia recibió con deleite.

En seguida, el señor Teniente Coronel Porfirio Díaz, contratista que se encargó de la construcción de la Escuela, rindió un informe lacónico, en el que expresó la forma en que realizó el trabajo y la cantidad de dinero gastada, así como los procedimientos empleados y la aspiración, realizada, agregamos nosotros, que siempre tuvo, de que el edificio resultara con todas las comodidades higiénicas y pedagógicas que debe reunir una escuela de la índole de ésta.

Como quiera que son ya muy conocidas las labores del señor ingeniero Porfirio Díaz, nada raro es que al terminar de leer su informe, la respetable concurrencia lo premiara con una salva nutrida de aplausos.

La Cavatina de Raff, ejecutada discreta y deliciosamente por la orquesta, llenó con sus notas suavísimas el ambiente del salón.

Seguidamente el señor profesor don Leopoldo Kiel abordó la tribuna, y con voz clara y expresión segura, leyó un discurso conceptuoso muy mucho.

*Se publicó de 1906 a 1917