Opinión
Ver día anteriorLunes 13 de septiembre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Astillero

Fiestas del Bicente Narco

Otra captura sin tiros

Los Herrera de Durango

Adiós a Las García

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Elementos de la Marina durante el operativo en el fraccionamiento Puerta de Hierro, en Puebla, en el que fueron detenidos Sergio Villarreal, El Grande, y dos personas másFoto José Castañares
L

os Pinos se pone otra estrellita en la frente rumbo a los desanimados festejos blindados: aún no se asientan los polvos de escepticismo generalizado que provocó el más reciente rodaje de Garcia Luna Productions con Mona Barbie, el narcotraficante cuya enigmática sonrisa delatora dice más que mil boletines y conferencias gubernamentales de prensa, cuando ya se ha producido otra insólita aprehensión incruenta, ahora a cargo de marinos que sin disparar un tiro capturaron a Sergio Villarreal, alias El Grande, otra rama del tronco original de los Beltrán Leyva que, para beneplácito de sus adversarios, está siendo aceleradamente devastado: primero Arturo, El Barbas; luego los dos principales aspirantes en guerra para sucederlo en el mando: La Barbie, en un episodio con gran tufo a entrega, y ayer El Grande. Puras fichas del mismo lado, así es que ¡chapó! (la Real Academia Española dice que esta interjección se usa para expresar admiración por algo o alguien).

Para fortuna de lo que quede de credibilidad gubernamental, el episodio de ayer no tuvo como estrella principal al secretario federal de seguridad pública, a quien no le están saliendo las cuentas alegres que presentó luego de la entrega o detención de Édgar Valdez, también de apellido Villarreal. Una simple revisión de las versiones dadas por diferentes declarantes policiacos muestra contradicciones y errores que sin duda moverían a cualquier juzgador respetable a concluir que alguien o algunos mintieron respecto a los términos logísticos de la aprehensión o entrega, ya no se diga en relación con los fantasiosos autoelogios hechos por los miembros de García Luna Productions para adjudicar la recepción de La Barbie a complicadas y larguísimas faenas de inteligencia que bla, bla, bla.

A contrapelo de esa visión complaciente de las autoridades federales, gana terreno la especie de que la de Valdez Villarreal fue una entrega pactada y que en ese proceso mucho tuvo que ver la fuerza estadunidense destacada en México, que habría dirigido y atestiguado esos hechos. Preguntado por Joaquín López Dóriga en el noticiero de Televisa respecto a la presencia de agentes gringos a la hora de la captura de La Barbie, el embajador estadunidense en México, Carlos Pascual, lo negó sin negarlo, que políticamente es una forma de afirmarlo sin decir sí: no podía responder a esa pregunta, respondió, porque hay detalles que no deben decirse. Al buen entendedor, fofas palabras intencionales.

Al nuevo detenido estrella le corresponde, por lo demás, una extraña asociación indirecta con el calderonismo. El Grande tiene un hermano que estuvo casado con la hermana de un compadre del ocupante de Los Pinos. Está claro que una relación así de distante e involuntaria no debería generar suspicacias válidas, pues nadie escoge a sus hermanos y mucho menos a las esposas de éstos ni a los consiguientes cuñados. A pesar de ello, y sin pruebas, ganó presencia en diversos medios de comunicación, nacionales y locales, la versión de que El Grande había estado presente en la fiesta de bautizo ofrecida por Guillermo Anaya, un panista coahuilense que fue presidente municipal de Torreón y que el 23 de septiembre de 2006 recibió la visita en la ciudad lagunera del presunto ganador de los comicios presidenciales. Anaya negó siempre la especie –nunca demostrada– y dijo que su hermana se había separado de Adolfo Villarreal, el hermano de El Grande, tres años atrás y que no había vuelto a saber nada más de esa familia.

Anaya, compadre de Felipe, es senador y fue secretario general del comité nacional panista. En el contexto de la descomposición de La Laguna, a causa de conflictos entre cárteles, Anaya y otros panistas del calderonismo han recibido la acusación genérica de priístas, encabezados por el gobernador Humberto Moreira, de que esa corriente partidista ha estado aliada a intereses del narcotráfico. No debe olvidarse que la tradicional paz de la región, acaudillada por un padrino priísta, de apellido Herrera, fue rota por la irrupción de competidores que parecían buscar la sustitución de esa añosa gerencia tricolor por nuevos perfiles gerenciales asociados con la derecha en el poder.

El priísta Jorge Herrera, mientras tanto, recibió ayer mismo la buena noticia de que el tribunal electoral federal no encontraba razones válidas para quitarle el triunfo formal que a sangre y fuego consiguió en los pasados comicios. El virtual gobernador Herrera dará continuidad al estatus sexenal sostenido por Ismael Hernández Deras, uno de los varios políticos que en estados del norte dominados por el narcotráfico acabaron siendo encargados de negocios, más que verdaderos mandatarios.

A las García les tocó ayer su primera comparecencia ante el juicio de la historia. Amalia, la gobernadora formal, y Claudia Corichi, su hija, como vicegobernadora en funciones, cedieron el paso a un priísta de pasado monrealista que ayer tomó posesión de la gubernatura de Zacatecas. Miguel Alonso Reyes habló en su discurso inaugural de abuso de poder, nepotismo, corrupción, desaseo en el manejo de las finanzas públicas y uso del aparato gubernamental para beneficio personal y familiar, todo lo cual tiene inequívocas dedicatorias a aspectos específicos del reinado de las dos García.

La élite del perredismo cerraba ayer una sesión más de consejo nacional como si la pérdida de Zacatecas no fuera un indicio más de esa crisis generalizada del sol azteca. Jesús Ortega se aferra a la presidencia del comité nacional perredista porque sus tareas de división y colaboracionismo necesitan del mayor tiempo posible para conseguir los resultados que le han sido ordenados. Numéricamente la Nueva Izquierda chuchista tuvo la capacidad de impedir que se obligara a Ortega a cumplir su oferta de retirarse este diciembre, y ahora se ha establecido que esa salida se realizará hasta marzo del año entrante, siempre y cuando se llegue a acuerdos que están por verse.

Y mientras se verifica que haya justicia, y no engaño, en el enjuiciamiento de militares por la muerte de dos personas en Escobedo, Nuevo León, ¡hasta mañana!