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Itala Schmelz concreta proyecto

Muestran la veta del Siqueiros paisajista, en Los Ángeles
 
Periódico La Jornada
Sábado 11 de septiembre de 2010, p. 6

El muralista David Alfaro Siqueiros se ha convertido en la figura a partir de la cual en Los Ángeles, California, quieren celebrar los 200 y 100 años de las gestas libertadoras de México, expresa Itala Schmelz, directora del Museo de Arte Carrillo Gil.

Ese recinto, junto con el Museo de Arte Latinoamericano (Molaa), ha organizado Siqueiros paisajista, exposición de alrededor de 75 obras, en su mayoría pintura, que hoy será inaugurada y abierta al público el domingo, en el espacio cultural angelino.

La muestra, que también incluye dibujo, así como documentos y fotografías del Archivo Siqueiros vendrá al Carrillo Gil en marzo de 2011.

Gran experimentador

Aunque Siqueiros (1896-1974) sea un superhéroe para los latinos de Los Ángeles, Schmelz no está tan segura de que conozcan bien su obra. La muestra, por tanto, permitirá ver “al gran pintor que era por ser un experimentador. Todo el tiempo exploraba la composición y los materiales, porque era un entregado al lienzo, un apasionado en la manera en la que depositaba todo sobre el lienzo.

Es un Siqueiros que hasta él mismo no fue tan confeso de serlo en el sentido de que quería ser el pintor muralista con temas revolucionarios, el agitador político. Entonces, tenía cierto prejuicio hacia sus cuadros de caballete por la idea de que esto era algo para adornar las casas de los ricos. En efecto, los caballetes que presentamos vienen de casas de personas con una buena situación económica, pero que han sido grandes admiradores del artista y han respondido con gran entusiasmo a esta exposición.

Siqueiros paisajista es un proyecto en el que Schmelz trabaja desde que era directora de la Sala de Arte Público Siqueiros (SAPS), donde –junto con América Juárez– se empezó una investigación. Dicha inquietud coincidió con el interés del estadunidense Christopher Fulton, quien indagaba en el Archivo Siqueiros de esa sala. Cuando Schmelz asumió la dirección del Carrillo Gil, en 2007, se volvió a encontrar con el fantástico Siqueiros y volvimos a dar con el tema del paisaje.

Entonces, retomó este Siqueiros paisajista con la idea de buscar un ángulo no conocido del artista: De Siqueiros se habla mucho, pero en realidad no se conoce tanto. O pesa mucho su personaje, su figura social, y hay mucho perjuicio hacia su plástica. De acuerdo con el Molaa ocho de los paisajes más significativos de la exposición provienen de la colección del Carrillo Gil. Trabajar con el museo angelino nos permitió acceder a las colecciones estadunidenses, anota Schmelz.

–¿En qué momento, Siqueiros pintaba paisaje?

–Siempre. En toda su obra, desde muy temprano. Hay un cuadro de 1914 que ya es un paisaje. Y, al final de su vida, sobre todo, en su última cárcel prácticamente son puros paisajes.

“Ahora, no necesariamente es el paisaje por el paisaje, no es el interés botánico de la plantita o de irse a sentar enfrente para pintar la montañita y las nubes. No, es la integración del paisaje a un discurso simbólico de mucha fuerza emocional y humanista.

Es el paisaje que envuelve el hombre, es el paisaje que le sirve a Siqueiros para dramatizar, por ejemplo, por medio de las irrupciones volcánicas, las tormentas, los atardeceres sanguinolentos. Es un paisaje que pasa por la mirada y la emoción humana, no es naturalista. Es un elemento en la gran mayoría de sus cuadros.

Espacio y movimiento

Los dos grandes retos pictóricos de Siqueiros eran el espacio y el movimiento, señala la entrevistada, cocuradora de la muestra con Alberto González. Aunque representaba un personaje en primera plana, en general, si uno se fija bien, atrás hay un gran paisaje como hacían los renacentistas que te puede llevar esa fuga de la mirada hasta el infinito. En el paisaje, por ejemplo, las nubes, las irrupciones volcánicas, el humo le permite explorar la naturaleza en movimiento. Inclusive, en el cuadro de 1914 los árboles no están quietos, están retorcidos por el viento.

Schmelz señala, por otro lado, que Siqueiros era un gran viajero por diferentes razones, de allí que conoció varias urbes, campos, selvas y bosques: “Lo puedes ver en San Miguel Allende jugando beisbol en un día de campo, pero también te lo imaginas escondiéndose en la sierra de Jalisco, después de intentar matar a Trotsky, huyendo en un burro junto con Angélica, en medio de las cañadas, en medio de la noche, de la tormenta. Una experiencia viva de estar inmerso en el paisaje con toda su fuerza.

Siqueiros es un clásico, porque su experiencia del paisaje es la de lo sublime, del paisaje que te rebasa emocionalmente; te muestra la demasía de la naturaleza y del cosmos ante la pequeñez del ser.