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El mapa y el territorio es una obra maestra, afirma el rey de la lectura de Francia

Vítores y acusaciones de plagio marcan la aparición de la nueva novela de Houellebecq
 
Periódico La Jornada
Sábado 11 de septiembre de 2010, p. 4

París, 10 de septiembre. El capo de la literatura francesa Bernard Pivot confirma: el nuevo libro del aclamado Michel Houellebecq, La carte et le territoire, es una obra maestra. Y afirmarlo no ha sido fácil para el rey de la lectura, como se conoce a Pivot en Francia, pues según dice, a uno no le tiene por qué gustar una novela como a quien le gusta el chocolate, para considerarla digna de todos los honores.

No me gusta, aunque sólo sea porque el escritor no hace nada por que lo quieran. Pero este libro demuestra que a Michel Houellebecq, por la forma en la que confunde al lector, lo sorprende y lo seduce, no le llega nadie a la suela de los zapatos, comentó Pivot.

Sin embargo, desde antes de salir a la venta, esta semana, las acusaciones de plagio contra el autor han rodeado el libro de un halo de polémica.

En La carte et le territoire (El mapa y el territorio), el autor de Las partículas elementales narra la historia del artista Jed Martin, quien debe su éxito en el trabajo a los mapas de la guía Michelin –de ahí el título de la novela.

Martin quiere que el texto de su catálogo lo escriba un autor famoso, mundialmente famoso. Y piensa en Michel Houellebecq.

El artista es como Houellebecq: solitario, cínico y no siempre demasiado afable. En sus trabajos, primero como fotógrafo y después como pintor, critica la sociedad actual, la dictadura del consumo, el poder del dinero, las convenciones y tradiciones pasadas de moda. La historia pronto adquiere tintes de thriller sicológico y se adentra por sendas autobiográficas.

Tras el premio Goncourt

Houellebecq ha logrado por primera vez hilar una novela que reciba casi de manera unánime el entusiasmo de la crítica. Se habla de obra maestra, culminación y profundidad literaria.

Y tanta proliferación de halagos no es habitual cuando los comentarios se dirigen a este ex ingeniero e informático considerado el enfant terrible de las letras francesas.

Sin embargo, en su nueva novela el autor no aparece ni como racista ni como misógino, reaccionario o antislámico, y eso ha sorprendido en los medios franceses, decepcionando incluso a algunos.

El diario Le Parisien buscaba en vano en el libro al antiguo provocador, y para Libération el escándalo esta vez es que no haya tal. Si se crea una polémica, ésta sólo podría deberse a su exceso de moderación, escribió el diario izquierdista.

Pero quizá, tras el sorprendente cambio del escritor y su editorial se esconda simplemente un deseo totalmente profano: estar finalmente entre los elegidos que son coronados con el principal premio de literatura francés, el Goncourt. Los jurados del galardón sólo podrían permanecer insensibles a una novela que lo tiene todo para gustarles si lo hacen apostar, ironizó el crítico Pierre Assouline.

No duró mucho el revuelo generado en los días recientes, después de que saltaran a los titulares acusaciones de plagio contra el autor que comenzó a acariciar el éxito desde su primera novela, Ampliación del campo de batalla. La revista online Slate.fr lo acusa de haber copiado al menos tres pasajes, sobre todo de la enciclopedia digital Wikipedia, sin citar fuentes.

Una acusación que Houellebecq tildó de ridícula, y los expertos se dieron por satisfechos. El camino hacia el Goncourt parece estar libre de obstáculos.