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César Piña diseñó la parte escénica del concierto que dará la OFUNAM este fin de semana

El niño y la música, por devolver a la infancia la chispa perdida

Para mí es imperioso mostrarles que hay otras maneras de divertirse, de conocer, señala

El director introduce títeres, narradores y bailarines en piezas de Rossini, Revueltas y Angulo

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Ensayo de El flautista de Hamelin, de Eduardo Angulo, una de las piezas del programa que se presentará en la Sala NezahualcóyotlFoto Carlos Cisneros
 
Periódico La Jornada
Sábado 4 de septiembre de 2010, p. 3

Recuperar la inocencia perdida de los niños contemporáneos se ha convertido en uno de los principales motores en el trabajo del director escénico César Piña, quien diseñó la parte escénica del programa que ofrecerá este fin de semana la Orquesta Filarmónica de la UNAM (OFUNAM), dedicado al público infantil.

A su decir, resulta indiscutible que los pequeños de ahora son muy diferentes a los de hace 20 años. El desarrollo de nuevas tecnologías, como Internet; la falta de criterio de la televisión, y la voracidad mercantil les ha abierto la puerta a información y a una dinámica de vida no propia para ellos, explica.

Ya ven como algo normal la extrema violencia que vive el país, el mundo del sexo y la sexualidad les es cotidiano; su infancia se ve reducida por el afán mercantil de convertirlos lo más pronto posible en adolescentes consumistas. De alguna manera, se ha perdido la inocencia.

Eso es algo que tengo muy presente en mi trabajo, porque para mí es imperioso devolverles esa parte de su vida que han perdido, mostrarles que hay otras maneras de divertirse, de gozar, de conocer. En este concierto con la OFUNAM, por ejemplo, les hablo del niño que todos tenemos dentro; que no se sientan bobos por fascinarse por algo que consideran o les dicen que es simple, prosigue en entrevista.

He tratado, y lo seguiré haciendo, de cuidar esa parte, de devolverles la inocencia, esa chispa que han perdido; recuperar esa parte mágica y fantástica de enfrentar la vida, de poder divertirse y entretenerse con cuestiones tan simples como jugar con un simple hilito. Lo inocente no es algo bobo; la bobería está en otras cosas.

Para César Piña, no hay público más difícil que el infantil, debido a esa franqueza que en ocasiones incluso puede tomarse como crueldad. De allí que disienta y critique los espectáculos y en general todo tipo de propuestas en las que de antemano se les asume como tontos o bobos, lo cual están muy lejos de ser.

La forma de entregarse de los niños, apunta, “es total, neta, inmediata; pero si uno no logra captar su atención, de inmediato se distraen, e incluso se levantan de su lugar y se van. A eso hay que sumarle que debemos competir contra computadoras, juegos de video, la tele, el cine, en fin, una serie de medios altamente visuales y plagados de acción; es un vértigo.

La velocidad en que viven hoy los niños es tremenda; por eso una obra musical tocada por una orquesta puede parecerles algo viejo, antiguo, además de monótono. Por eso mi interés de que los conciertos sean tan visuales.

En el caso del par de presentaciones que tendrá este fin de semana la OFUNAM –en su ya tradicional programa El niño y la música, con el que se busca acercar a los pequeños al mundo sinfónico–, el creador diseñó una propuesta que coloca a los compositores en su etapa infantil, y a partir de su música desarrolla un juego de viaje en el que la orquesta es una nave y el director (en este caso Alun Francis) el piloto.

En ese periplo –en el que intervendrán narradores, actores, bailarines y títeres– podrán apreciarse la obertura de La urraca ladrona, de Gioacchino Rossini; El renacuajo paseador y Sensemayá, de Silvestre Revueltas, y, de Eduardo Angulo, la versión de concierto de su ballet El flautista de Hamelin.

También especializado en montajes operísticos, César Piña aclara que con su trabajo no pretende sustraer de su realidad a la infancia actual, ni criticar la manera como se entretiene y divierte. Tampoco hay un interés didáctico.

Busca mostrarles que existen otras opciones, otras formas de divertirse y entretenerse, entre ellas el arte, que conozcan lo bonita que es este tipo de música, asegura.

Deben tener un complemento, un equilibrio; habrá sin duda quien se incline por la música. Busco llegar a los pequeños mediante la música, porque está demostrado que toca tales fibras de las emociones que te atrapa para siempre, seas niño o adulto.

Los conciertos del programa El niño y la música serán hoy, sábado 4 de septiembre, a las 17 horas, y el domingo 5 a las 12 horas, en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario (Insurgentes Sur 3000, CU).