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Ya me dio
 
Periódico La Jornada
Viernes 3 de septiembre de 2010, p. 39

Adán Cornejo Rivera, el joven de 19 años que murió a consecuencia de un disparo de arma de fuego, vivía con sus padres en la calle Guadalupe Victoria número 52, en el Barrio San Miguel, delegación Iztapalapa. Estudió hasta el segundo año de secundaria en la escuela José Natividad Macías, número 253, de la colonia Progresista.

Dejó la escuela para trabajar como herrero, aunque después regresó a las aulas para estudiar computación.

Era el menor de tres hijos del matrimonio de Dolores Rivera y Mario Cornejo. Sus padres y tíos lo describen como un chico tranquilo, el más serio de la familia, quien tenía poco tiempo de haber empezado a beber, sólo tomaba cerveza.

Su padre, Mario Cornejo, de 41 años, es trabajador del gobierno federal asignado a obras militares, su madre, Dolores Rivera, de 42 años, se dedica al hogar y trabaja en casa. Son originarios del barrio, donde han permanecido toda la vida.

Comentaron que lo reprendieron en varias ocasiones, como a cualquier joven de su edad, pero nunca se metió en ningún problema grave, ni con los vecinos, mucho menos con la justicia.

Tenía novias, sus relaciones no fueron muy largas. Su vida era ir a la escuela, dos horas por la mañana, en la tarde estaba en casa y por las noches salía con sus amigos, recuerda su madre.

La fiestas le gustaban, sus amigos platicaron que tenían la costumbre de salir los fines de semana. Cuando no tenían tocada se juntaban en la cerrada de Vicente Guerrero donde escuchaban música y tomaban cerveza, reconocen que era una falta cívica, pero no tan grave como para ser asesinado.

La última noche que pasaron juntos, el martes pasado, se encontraron porque uno del grupo se iba del barrio y decidieron despedirse. Se comunicaron por teléfono, “salió chela” y se quedaron hasta la madrugada del miércoles.

Su madre recordó que salió de casa y dejó la sopa en la mesa, porque lo fueron a buscar sus amigos y ya no regresó.

Sus amigos no dejan de pensar en las últimas palabras de Adán antes de desvanecerse: ya me dio.