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El infierno, película sobre la narcocultura, se estrenará el próximo 3 de septiembre

Vivimos los momentos más tristes de nuestra historia: Luis Estrada

La cinta no pretende competir con la realidad; no hay manera de hacerlo, comenta el realizador

Propone entender las raíces de los problemas que han llevado al país a la descomposición

Foto
Damián Alcázar y Joaquín Cosío, en una escena del filme
 
Periódico La Jornada
Lunes 30 de agosto de 2010, p. a15

El próximo 3 de septiembre se estrenará El infierno, del director Luis Estrada, película de ácido humor negro cuyo personaje Benjamín García (Damián Alcázar), conocido en los bajos fondos como El Benny, hace un recorrido por el México de hoy y se adentra en el oscuro mundo del narcotráfico, la violencia demencial que se ha desatado a lo largo y ancho del país, así como la lucha contra el crimen organizado.

En entrevista con La Jornada, Luis Estrada afirmó: “El infierno propone tratar de entender la raíz de los problemas que han llevado al país al estado de descomposición en el que se encuentra; escudriñar en un sistema económico y político que después de 72 años se ha extendido a los 10 años que llevamos tras el llamado relevo del poder, un sistema muy insensible y cínico que literalmente ha dejado pasar por alto una acumulación de hechos y agravios, una reacción social a la falta de oportunidades”.

El infierno es una película de mafiosos a la mexicana con toda su narcocultura, sus narcocorridos, sus trocas, sus mujeres, sus poderosas armas y, por supuesto, su violencia, sus nuevos santos y su dinero. Pero también aborda la corrupción y la impunidad, los políticos, sus instituciones y sus selectos socios en las elites del poder. Es un retrato del México de 2010.

Juego con estereotipos

El también director de La ley de Herodes y Un mundo maravilloso, acotó: No pretendo competir con la realidad. No hay manera de hacerlo. El cine que hago, de jugar con la sátira, el humor negro, los arquetipos y estereotipos, permite crear una distancia para disfrutar una historia, acercarse a la realidad de una manera cinematográfica. Si en algún momento hubiéramos pretendido parecernos a la realidad, la cinta hubiera quedado obsoleta desde que la estábamos escribiendo.

Estrada agregó: “Desde que escribimos el guión, Jaime Sanprieto y yo decidimos no competir con la realidad, porque vivimos uno de los capítulos más tristes de la historia de este país. Preferimos jugar con los arquetipos, estereotipos, la fábula, la alegoría, en la que cada personaje representara algo y, por supuesto, en relación con lo que más me interesa, que es el cine, buscamos hacer una película que tuviera ritmo, personajes bien construidos.

Creo que logré reunir uno de los repartos más envidiables en la historia reciente del cine mexicano y gracias a eso uno puede sentarse a ver una película sobre esta temática y pasar un rato agradable; porque la película invita a reflexionar sobre el presente, que es espeluznante, y del futuro que nos espera.

El reparto de El infierno está integrado por Damián Alcázar, Joaquín Cosío, Daniel Giménez Cacho, Mariano Palacios, Jorge Zárate, entre otros. Además cuenta con un equipo atrás de cámara que ha sido galardonado en el cine nacional.

Estrada continuó: “Tengo claro que el efecto más dañino de lo que vivimos es a nivel general, porque quien crea que la realidad no le afecta es un irresponsable o vive en una isla, pues todos somos víctimas.

“Otra de las cosas que quería reflejar es que también somos verdugos. Lo que empecé a dibujar desde La ley de Herodes y Un mundo maravilloso son estos problemas que se han vuelto endémicos de nuestra sociedad, casi culturales o de idiosincrasia, como cuando vemos la corrupción como un fenómeno normal y generalizado, como para entender los resortes que mantuvieron al PRI 72 años en el poder, como para comprender cómo llegamos a la desigualdad social, problemas a los que ahora se suman el horror y la violencia. Creo que nos asomamos al primer círculo del infierno”.

Al apagar el tercer cigarrillo de la charla, Estrada reflexionó: Lo que nos movió a escribir la historia y filmarla fue cómo la sociedad en su conjunto va a asimilar todo lo que ocurre. Lo que más me preocupa, lo más grave, son esas generaciones que están creciendo en este entorno, porque la corrupción y la desigualdad social vienen emparejadas con la impunidad.

A la pregunta de si México se está convirtiendo en un país lóbrego, Estrada respondió: “Lo que creo, en el contexto en el que está hecha la película, tiene que ver con lo que estamos conmemorando; de ahí el eslogan de ‘Nada que celebrar’, que es muy general y esquemático, pero también es una invitación a reflexionar, porque creo que lo más grave que se da en estos 200 años de la Independencia y 100 de la Revolución es que estamos perdiendo la oportunidad de pensar el país hacia el futuro para los próximos 100 o mil años, no regodearnos en una fiestototota.

“Creo que a partir de la experiencia y no de los hechos conmemorativos, de ser testigos de lo que pasa con el país ahí, somos muchos los que tratamos de pensar hacia dónde vamos, porque esa incertidumbre de no saber si ya tocamos fondo o nos falta más es algo muy dramático.

“Creo que El infierno propiciará el debate sobre hasta dónde se debe hablar de esos temas, porque cuando uno ve las portadas de los periódicos no queremos que las vean nuestros hijos, pero debemos tratar de entender las raíces de la violencia y de la corrupción del México contemporáneo, claro, en la medida de nuestras posibilidades y con un trabajo de investigación profundo y acucioso sobre lo que está publicado.”

Estrada encendió el quinto cigarrillo y dijo: “Desde hace muchos años los políticos ya no mandan en este país; los fácticos tienen mucho más poder, al grado de que han puesto y quitado presidentes y gobernadores, han tomado decisiones relevantes para el presente y el futuro del país, porque además lo que no podemos perder de vista es que ellos están ahí, han estado y probablemente estarán ahí.

Todos los políticos se han vuelto de alguna manera efímeros, desechables, cumplen su ciclo y se acabaron; en cambio esos poderes han permanecido mucho tiempo. Por supuesto, hablamos de la Iglesia, de los monopolios de los medios de comunicación y de todos los sectores económicos del país, entonces hablamos de problemas endémicos, pero también estructurales.

Enumerar problemas de exhibición, el reto

Finalmente Estrada compartió: “Ésta sí es una película de autor porque en este caso yo también soy el distribuidor; por supuesto, estoy apoyado por una compañía que hace la labor tratar de colocar la cinta en los mejores horarios y lugares, pero el filme está distribuido por la compañía que lo produce y todo lo demás.

“El gran reto que ahora enfrenta la película es enumerar los enormes problemas de la exhibición y distribución de cine mexicano. Pero creo que parte de la culpa la tenemos nosotros porque no hacemos películas suficientemente interesantes ni el trabajo necesario para que lleguen a la gente. Espero lograrlo con El infierno. La interrogante se despejará el próximo 3 de septiembre, cuando se estrene”, concluyó el realizador.