París, 6 de julio. Las llamas imparables del incendio que parece la disputa de la familia L’Oreál y el escándalo del financiamiento político parecía envolver este martes al presidente de Francia, Nicolas Sarkozy. Una ex contadora de Liliane Bettencourt, la mujer más rica del país, afirmó a investigadores que su ex patrona donó 150 mil euros en efectivo a la campaña del ahora presidente, en 2007. Agregó que Bettencourt, de 87 años, accionista mayoritaria de la empresa L’Oreál, financió de manera ilegal a numerosos políticos de centro derecha, incluido Sarkozy, años antes de que éste asumiera la jefatura de gobierno.

El palacio del Elíseo desmintió furiosamente las acusaciones y Sarkozy, sin aludir directamente a su presunto involucramiento, hizo un llamado público a poner fin a estas calumnias cuyo único objetivo es enlodar sin tener fundamento real.

La acusación fue hecha a la policía y repetida posteriormente para una entrevista con una página de Internet de investigación por la contadora identificada como Claire T., quien trabajó durante dos décadas y hasta 2008 para Bettencourt, cuya fortuna está calculada en 17 mil millones de euros. Agregó que el administrador del fondo familiar de la anciana millonaria, Patrice de Maistre, entregó a Sarkozy 150 mil euros para su campaña en 2007, cantidad que excede 20 veces el límite legal de las contribuciones personales a partidos y candidatos.

Las últimas acusaciones, rechazadas por todos los implicados, amenazan con volverse un escándalo de Estado en momentos en que el francés promedio enfrenta alzas de impuestos y recorte de subsidios; mientras la oposición de izquierda y extrema derecha sacan partido de la denuncia de que las irregularidades en el pago de los impuestos de Bettencourt fueron escondidas por amigos políticos a sueldo.

A diferencia de otros políticos de centro derecha, Sarkozy ha sido prácticamente inmune, hasta ahora, a imputaciones de que financió ilegalmente su carrera política. La disputa interna de la familia L’Oreál ya amenaza la carrera del ministro del Trabajo y ex ministro de Presupuesto, Eric Woerth. Se le acusa de haber solapado sistemáticamente evasiones de impuestos cometidas por Bettencourt a cambio de fondos de campaña que recibió en su calidad de tesorero del partido de Sarkozy. Woerth volvió a rechazar las acusaciones en su contra este martes y las tachó de totalmente sin fundamento.

Esta negativa, sin embargo, perdió fuerza al conocerse que, el mes pasado, el ministro pidió a la compañía que administra la fortuna personal de Bettencourt le diera empleo a su esposa, Florence, quien es contadora.

También se reveló ya que Sarkozy trató de intervenir, en favor de Bettencourt, en una causa legal que comenzó hace dos años en la que se enfrentan la heredera de L’Oreál y su única hija, Francoise. Todo esto salió a la luz gracias a conversaciones que la millonaria tuvo con sus asesores y colaboradores que fueron grabadas hace más de un año por un ex mayordomo de Bettencourt. Las cintas, entregadas a la policía el mes pasado, se han convertido en la evidencia principal del juicio interpuesto por Francoise Bettencourt-Meyers, quien acusa a un amigo de su madre, el fotógrafo de celebridades Francois-Marie Banier, de 63 años, de abusar de la mente frágil de la millonaria al convencerla de darle más de mil millones de euros en efectivo, obras de arte y seguros de vida.

Al igual que el mayordomo que grabó las conversaciones en secreto, Claire T. dejó de ser empleada de Bettencourt –las versiones varían en cuanto a las circunstancias– en el contexto de la disputa familiar. Por lo tanto, los abogados de Bettencourt afirman que la contadora es una testigo inconfiable. En su entrevista con el sitio Mediapart, Claire T. aseguró que Bettencourt y su difunto esposo, André, financiaron ilegalmente a Sarkozy y a otros políticos de centro derecha durante años. Los políticos se paseaban constantemente por la casa, especialmente durante elecciones. Todos venían a recoger sus sobres, que a veces contenían 100 mil o hasta 200 mil euros, aseguró la contadora cuya identidad se mantiene secreta.

La mansión de Bettencourt se ubica en la localidad de Neuilly-sur-Seinte, el distrito más rico de la capital, al oeste de París, y su anterior alcalde fue Sarkozy quien, según Claire T., fue un invitado habitual a cenar antes de convertirse en presidente. Nicolas Sarkozy también recogía su sobre. Normalmente se lo entregaban en una de las pequeñas habitaciones aledañas al comedor, antes de la cena, dijo la contadora a Mediapart, página creada por ex empleados del diario Le Monde. Todo el personal de la mansión sabía que Sarkozy iba a ver a los Bettencourt para recoger dinero”, agregó la entrevistada.

Claire T. admitió haber retirado del banco 50 mil euros en efectivo como parte de una donación total de 150 mil euros que fueron entregados a Woerth en sobres sin rotular antes de la exitosa campaña electoral de Sarkozy, en 2007.

Woerth, tesorero del gobernante centro derechista Partido por un Movimiento Popular y también de la campaña de 2007, afirmó el martes a la televisión francesa: He sido tesorero de mi partido durante ocho años y no creo que se me pueda acusar de nada. Todo es transparente y limpio.

Bajo la ley francesa, individuos pueden donar pueden donar hasta 7 mil 500 euros a fondos de campaña, pero los donativos en efectivo no pueden ser mayores a 150 euros.

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca