La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) decidió crear una nueva entidad para la igualdad de género y promoción de la mujer llamada ONU Mujeres.

Esta nueva entidad fusiona las cuatro agencias de género que ya existían de este organismo internacional (la Oficina de la Asesora del Secretario General de la ONU para cuestiones de Género, la División para el Avance de la Mujer, el Instituto de la ONU para la investigación en capacitación en cuestiones de género y el Fondo de la ONU para la Mujer –UNIFEM–), con la finalidad de reforzar sus trabajos y mejorar la vida de las mujeres.

En entrevista, María de la Paz López Barajas, consultora regional de UNIFEM, asegura que uno de los retos que se le planteará a esta nueva entidad será lograr que los estados respondan con más celeridad a los cambios sociales y económicos protagonizados por las mujeres.

Creo que de lo más importante de esta transición institucional es que se dé una respuesta a las demandas de las mujeres y que se establezcan mecanismos para acelerar los procesos de cambio de la estructura social y económica. Hay una realidad que ya modificó la forma de vida de las mujeres y de las familias, sin embargo los Estados aún no han dado una respuesta a esa nueva realidad.

Agregó que los principales desafíos que enfrentará esta entidad girarán en torno al poder económico de las mujeres, la participación política, la pobreza y la violencia de género.

Precisó que la violencia de género no sólo debe ser abordada desde la que sufre la mujer por parte de su pareja íntima, sino que la violencia hay que verla como algo más general y que incluye diversos ámbitos del entorno de las mujeres.

La violencia es más visible en la mujer golpada por su pareja, pero hay que dar el paso a ver que la violencia está presente también en lo cotidiano, en la comunidad, en las leyes, en la forma de actuar del Estado, en las normas, en los códigos civiles y penales y a nivel institucional. Ese nivel de erradicación de este tipo violencia es todo un desafío.

Otro de los retos para este organismo, indicó, es romper con la división sexual del trabajo y que se refleja en el empleo no remunerado de las mujeres.

La división sexual del trabajo es un obstáculo enorme porque las mujeres son las cuidadoras, las que hacen el trabajo no remunerado en la comunidad, en el ámbito rural e indígena, e incluso trabajan en actividades económicas pero sin remuneración, como en empresas familiares u organizaciones sin fines de lucro, y todo esto tiene que ver con el ejercicio de sus autonomías y libertades.

La ONU Mujeres empezará sus operaciones en enero de 2011 y formará alianzas con organizaciones de la sociedad civil que trabajan en defensa de los derechos de las mujeres.