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¿La Fiesta en Paz?

En México, la mediocridad del futbol y los toros es reflejo del sistema que los encubre: Horacio Reiba

C

onsiderado una de las mejores plumas en lengua española sobre temas deportivos y taurinos, el escritor Horacio Reiba Alcalino (ciudad de Puebla, 1948) colabora en La Jornada de Oriente desde la fundación de ese diario hermano hace 20 años. Sus columnas Semanálisis y Tauromaquia son referencia obligada y ejemplo de unos niveles críticos y estilísticos en vías de desaparición.

Reiba recuerda que de adolescente su padre lo traía a la ciudad de México a disfrutar el mismo día de un partido de futbol y de una tarde de toros, pues había gusto y pasión por ambos espectáculos, competitividad y, claro, buenas entradas. La televisión aún no se apropiaba del futbol para convertirlo en negociazo extradeportivo. Hoy, en ambos espectáculos, las cosas se manejan sin sentido empresarial ni profesional, sino exclusivamente en busca de utilidades a costa del servicio al aficionado y con un total desprecio por el producto que ofrecen.

“Los clubes de futbol, luego de haberse convertido en súbditos de Televisa, son igual de mexhincados, como dices tú, que las empresas taurinas, con una debilidad patológica por importar jugadores mediocres que además quitan puestos. Nuestra selección nunca trascenderá en los mundiales mientras en los clubes no haya proyecto de formación ni sentido de inversión en fuerzas básicas. Exactamente como pasa con los novilleros, en quienes las empresas han dejado de invertir o lo hacen por mero trámite, como demuestra el negligente planteamiento de la actual temporada chica de la Plaza México.

“No obstante el mediocre desempeño de la selección nacional en sucesivos mundiales –prosigue Reiba–, el enorme negocio del futbol continúa gracias a que la televisión consuela casi todas las frustraciones, y a que televisoras, clubes y anunciantes siempre ganan, se juegue bien o mal. Desde luego el aficionado al futbol cuenta con más información que el aficionado a los toros por la pobre difusión de éstos, pero mediáticamente los públicos de ambos espectáculos ya fueron acostumbrados a aceptar y a conformarse. Repetía mi amigo el maestro Héctor Azar que al público no hay que darle lo que pida, sino enseñarlo a pedir. En este sentido, la crítica del futbol y de los toros no contribuye a la formación de públicos medianamente exigentes.”

Reiba señala que si bien es abismal la diferencia de inversión en difusión y marketing que se da en el futbol con la que todavía se intenta en la fiesta de toros, los resultados son idénticos: creciente dependencia de jugadores y toreros extranjeros; ambos sectores, Federación Mexicana de Futbol y empresas taurinas, instaladas en una autorregulación ineficaz que además de ganancias ha propiciado el retroceso de ambos espectáculos; mercantilismo y autoritarismo sin rigor de resultados deportivos ni taurinos, e incapacidad de los profesionales para unirse y hacer valer sus derechos, pues no hay instituciones ni medios que los apoyen, reflejo todo de un sistema político ya sin idea de su oficio ni de país.

¿Quieres más temeridad comunicacional que el técnico Javier Aguirre arengando al televidente para que crea en sí mismo y entierre al México de los complejos antes de ir al Mundial? Es un sistema que apuesta sin idea de las consecuencias. ¿Conoces alguna propuesta sobre bicentenario y tauromaquia? Yo tampoco. Eso habla del actual nivel de la fiesta de toros luego de casi 75 años de brillo y competitividad echados por la borda. Con la alianza de autoridades, federaciones, clubes, promotores taurinos y medios no puede haber espectáculos con grandeza.

Acerca de la FIFA como reguladora internacional del futbol Horacio Reiba concluye: Se trata de una empresa trasnacional autorregulada, por encima de las legislaciones respectivas, con tarifas multimillonarias por derechos de televisión, y con respecto a México con un comportamiento como el del Vaticano, pues le tolera todo porque este país les aporta muy buenas utilidades.