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La artista mexicana recibió el premio Baume Mercier del festival Photo España

Graciela Iturbide respeta el tiempo para que el trabajo sea profundo

Desea volver a la India para mostrar sus obras en el Instituto Cervantes de Nueva Delhi en septiembre, adelanta

Ahora estoy más centrada en los jardines, como el Botánico de Oaxaca

Foto
Graciela Iturbide en MadridFoto Armando Tejeda
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 29 de junio de 2010, p. a12

Madrid, 28 de junio. La fotógrafa mexicana Graciela Iturbide se asume como viajera curiosa, una mujer reflexiva que siempre intenta ver la esencia de esa realidad compleja que la rodea, como una artista que trabaja con métodos artesanales.

Con su trabajo de más de cuatro décadas se ha convertido en una de las fotógrafas de mayor renombre a escala internacional, por lo que el prestigioso festival PhotoEspaña le entregó hace unos días el premio Baume Mercier: una obra realizada por el artista español Eduardo Arroyo y la compra de obra por 12 mil euros.

Iturbide se inició en la fotografía de la mano de uno de sus grandes maestros, Manuel Álvarez Bravo, la figura mexicana más importante de ese arte en el siglo XX y un guía para Iturbide, a la que le transmitió su devoción por dejar madurar las cosas, por respetar el tiempo de incubación de cada proyecto, de cada fotografía, de cada revelado.

La fotógrafa mantiene esa escuela, trabaja en la soledad de su estudio, camina por las calles de ciudades lejanas, comunidades próximas o países con vocación de indagadora de la realidad.

Garciela Iturbide estuvo en Madrid para recibir el galardón, algo que le sorprendió pero que, al mismo tiempo, le supone un gran incentivo para seguir haciendo fotografías.

Hace un año se montó una gran exposición retrospectiva de su obra en la Fundación Mapfre, en la que se pudieron ver todas las imágenes que la han convertido en un referente, desde el retrato de la mujer de las iguanas hasta sus instantáneas de Bomarzo, de la India o de Juchitán, Oaxaca.

Más paisajes que retratos

La semanas recientes, Iturbide ha estado en Cerdeña, Italia, realizando un proyecto que todavía no sé lo que va a ser, pero que la ha llevado a recorrer sus calles, hablar con los lugareños, mimetizarse en su diario ir y venir.

Aunque vivimos en un mundo en el que necesitamos trabajar de manera muy rápida y la comunicación, la globalización y en general el mundo han cambiado, desde que inicié mi carrera y leí en el estudio de Álvarez Bravo aquello de que hay tiempo, y de cuando me recomendaba que no me apresurara para exponer, que las cosas vienen solas. Trato de tener el tiempo necesario para leer, reflexionar, hacer el trabajo de edición, pero sobre todo un tiempo que tiene que ver con la reflexión, para que tu trabajo sea lo más profundo posible.

–Hay quien define su fotografía como una imagen capaz de liberar el manantial de significados de la realidad. ¿Se siente cómoda con esta definición?

–La fotografía es muy subjetiva. Uno va a la realidad y toma algo de ésta y luego el espectador, de manera también subjetiva, va a ver lo que el fotógrafo vio.

“Cuando hago fotografías es de una manera intuitiva: lo que me sorprende en las comunidades en las que paso tiempo, cuando camino por las calles y reflexiono. Para todo esto necesito empaparme de las culturas de esas comunidades o cuando viajo a otros países. Por ejemplo, en Italia mi guía conductor durante el viaje fue Passolini, en el sentido de que su lectura me ayudó a comprender.

Trato de estar en contacto con los escritores o los viajeros que han visitado esos países.

Iturbide explicó que últimamente está haciendo más paisajes que retratos, que lo que le interesa es indagar en ese universo del paisaje, descubrir sus enigmas y secretos. “Como fotógrafa en ocasiones tu espíritu necesita de otras cosas. Ahora hago más paisajes, pero por supuesto que de vez en cuando tomo retratos. Ahora estoy más centrada en el viaje, en el paisaje solitario, en los jardines, como el Botánico de Oaxaca.

“Mi búsqueda es ver qué pasa a los ojos de Graciela Iturbide con otros aspectos del mundo que no ha fotografiado.

Nunca tomaba paisajes y ahora me fascinan; me encanta viajar y descubrirlos como objetos, explicó la artista.

Iturbide está ilusionada en volver a la India, donde no sólo trabajará en diversos proyectos, sino que por primera vez podrá exponer sus fotografías, en septiembre, en la sede del Instituto Cervantes de Nueva Delhi. “Me gustan los viajeros. Cuando regresé de la India de mi primer viaje leí a Henri Michaux, a Passolini y a Mircea Eliade. Y constantemente leo libros de viajeros a lo mejor porque también soy una viajera, y me gusta saber qué les pasa a estos escritores viajeros con cada lugar que visitan.

Marco Polo es maravilloso, porque era verdaderamente un viajero que no tenía intereses políticos ni económicos. Es uno de mis libros de cabecera, pues su imaginación y sus historias lo hacen único y singular.