Sociedad y Justicia
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Los libros, base mínima de saber para los niños mexicanos, afirma

Se desconoce si los cambios en textos gratuitos contienen avances: experta
 
Periódico La Jornada
Sábado 26 de junio de 2010, p. 31

Mejorar la calidad y pertinencia de los libros de texto gratuito es una tarea prioritaria que debe asumir la Secretaría de Educación Pública (SEP), afirmó Lorenza Villa Lever, catedrática del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la Universidad Nacional Autónoma de México y experta en políticas educativas, quien advirtió que cualquier modificación de su contenido debe pasar por un proceso de maduración.

Autora de la obra 50 Años de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos: cambios y permanencias en la educación mexicana, señaló que en agosto próximo, cuando se inicie el ciclo escolar 2010-2011, millones de alumnos de segundo y quinto años de primaria recibirán los nuevos textos gratuitos, con los contenidos aprobados conforme a la Reforma Integral de la Educación Básica, sin que se conozca cuáles fueron los resultados de la prueba piloto aplicada este año, ni si las modificaciones son positivas en términos de un mejor aprendizaje.

Villa Lever, ex directora del Departamento de Educación de la Universidad Iberoamericana, agregó que el libro de texto es una “herramienta principal para el proceso educativo en el país, y aunque no debe ser el único al que se pueda recurrir, en muchos casos –en particular entre la población escolar indígena y de muy escasos recursos– se trata de los únicos libros a que tienen acceso los niños e incluso sus familias”.

Subrayó que la calidad de éstos es un tema central, pues su contenido debe ser el piso mínimo de conocimiento que todo niño mexicano debe tener. Sin este principio elemental de saberes difícilmente se podrán cimentar otros conocimientos.

Consideró que la elaboración y diseño de estos materiales debe estar a cargo de un equipo de expertos que realmente entienda en qué consisten los retos de realizar estos libros de texto, pues no es lo mismo hacer uno de historia para un adulto que para un menor. Cualquier modificación de su contenido debe tener un tiempo de maduración, de análisis, para conocer a fondo qué queremos cambiar, cómo y con qué objetivo pedagógico.

Con este proceso, indicó la investigadora, se inicia otro al poner a prueba en el aula los nuevos contenidos, lo que requiere de un tiempo considerable para conocer los problemas y bondades del nuevo material; es un periodo que nos permite tener la opinión de los maestros, e incluso de los alumnos, a quienes se les debe tomar en cuenta. Esto nos permite regresar al escritorio corregir lo que sea necesario y obtener un mejor resultado.