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Estrenan en San Cristóbal de las Casas La pequeña semilla en el asfalto, producido por Imcine

Stavenhagen: hoy, el documental combina poesía e investigación

En la cinta, cuatro jóvenes narran sus vivencias en la ciudad chiapaneca

Es importante, hacer un cine que nos represente para dejar de consumir imágenes ajenas, dice la funcionaria

Foto
Fotograma de la cinta de 77 minutos dirigida por Pedro Daniel López
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 14 de junio de 2010, p. a15

San Cristóbal de las Casas, Chis., 12 de junio. El estreno de La pequeña semilla en el asfalto, documental de 77 minutos dirigido por Pedro Daniel López, se llevó a cabo en esta ciudad el pasado 10 de junio.

En la cinta, producida por el Instituto Mexicano de Cinematografía y la Escuela de Cine y Video Independiente Mundos Inéditos AC, Pascuala, Flavio, Dolores y Floriano Enrique Ronik llegan a San Cristóbal a estudiar y a realizar su vida.

La historia de los personajes es sembrar una semilla, abrir una brecha, conquistar un espacio, ya no discriminado, explica Pedro Daniel (Zinacantán, 1983), quien asistió al Taller de Producción Cinematográfica de San Antonio de los Baños, Cuba, en 2005, y a otros de guión impartidos por Marina Stavenhagen y Juan Carlos Rulfo. La película no es el final, pero sí el principio de algo más grande: es sembrar una semilla, dice.

Ronik platica su sueño: un chamula viejito le regaló pinceles y pintura. Y vemos su trabajo, la pintura de la vieja iglesia de Chamula. También platica que en otro tiempo, por ejemplo, se dedicó a grafitear la casa de un político. Dice estar de acuerdo con la lucha contra la injusticia y la desigualdad en México, para que seamos todos libres y podamos trabajar y tener todo lo que necesitamos: salud, educación, trabajo y respeto a nuestros derechos. Se le ve revisando un libro con pinturas de Modigliani y Degas, y en cierto momento dice: Aquí estamos. Me siento parte de los mayas, que fueron grandes pintores. Los mayas somos nosotros, nos han ignorado, pero aquí estamos.

Textiles, cerros...

En la película se ven imágenes emblemáticas de la ciudad: la plaza de la catedral, donde una muchacha ofrece textiles a los turistas; el cerro del Huitepec, contemplado a través del parabrisas, bajo la lluvia, en la carretera, y las aguas claras de El Arcotete, formación natural de piedra.

En las comunidades se ve el trabajo en la milpa; en la casa se escucha el balido de las ovejas que pastorean las mujeres. Dolores platica sobre el trabajo que le costó decidir cuando la querían casar a la fuerza y tuvo que intervenir el director de su escuela, así como sobre las dificultades que enfrentó para salir de su casa y dedicarse a su trabajo actual: la fotografía.

Flavio cuenta que en su pueblo hay muchas enfermedades y muestra su conocimiento de la ecología y del uso de las plantas medicinales; actualmente estudia salud comunitaria. Pascuala conoció la discriminación cuando era trabajadora doméstica en una casa de San Cristóbal. Estas cuatro historias son las de mucha gente, de los indígenas que vienen aquí, afirma Pedro Daniel López.

“Es un proyecto espléndido, original –considera Marina Stavenhagen, directora de Imcine–. Es una visión de los jóvenes indígenas, ellos mirándose a sí mismos, y eso es muy bonito. Me parece muy importante que como país logremos hacer un cine que nos represente, y que nos sintamos identificados, porque si no, seremos consumidores de otras imágenes y no de las propias.

“Creo que el documental, hoy en día, es mucho más interesante que la ficción, porque los cineastas combinan en él la poesía y el lirismo con la investigación; la mirada a la realidad sin artificios. Creo que es un género muy pujante en México. Este país nos da muchas más historias. Los nuevos modelos de documental han rebasado el mero reportaje; hoy se exploran posibilidades que están entre el documental y la ficción, pues ya se permite la reflexión intimista y personal.

“En el Imcine creemos verdaderamente que en México tenemos voces que vale la pena apoyar; tenemos que crear nuestras propias imágenes y no solamente ser consumidores de las ajenas que nos llevan las pantallas comerciales. Creemos firmemente que el cine documental es una poderosa herramienta de transformación y conocimiento. La pequeña semilla de asfalto presenta una visión muy esperanzadora de nuestro país, porque abre puertas –afirmó la funcionaria–. Creo que están abriendo puertas no sólo en sus vidas; también en las posibilidades de hacer cine aquí.”