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Circula en México El tiempo envejece de prisa, nuevo volumen de relatos del autor italiano

El cuento siempre es un desafío; Cronos y la atmósfera son sus claves: Tabucchi
Foto
Fotografía de Philippe Ramette que ilustra la portada del libro más reciente de Antonio Tabucchi
 
Periódico La Jornada
Jueves 3 de junio de 2010, p. 4

Un hombre en zancos, parado en alguna montaña, mira al horizonte. Vestido de traje oscuro, cruza las manos a la espalda y observa.

Se trata de la imagen que ilustra el nuevo libro de Antonio Tabucchi, El tiempo envejece de prisa, publicado por Editorial Anagrama, que ya está disponible en las librerías mexicanas.

El volumen reúne nueve cuentos, en homenaje a Nine Stories, de J.D. Sallinger, el cual, ha dicho Tabucchi, es uno de los mejores libros de relatos del siglo pasado.

En El tiempo envejece de prisa, Cronos es la aguja que teje las historias. Los personajes están atados al tiempo y su título proviene del fragmento presocrático Persiguiendo la sombra, el tiempo envejece de prisa, que es atribuido a Critias.

Esta breve cita aparece en la primera página de ese título y da un tenue adelanto de lo que espera al lector, más cuando al final del texto se lee que algunas de estas historias, antes de encontrar existencia en este libro mío, existieron en realidad. Me he limitado a escucharlas y relatarlas a mi manera. Su disposición en este libro no sigue una cronología de escritura.

Así lo explica el autor –nacido en Vecchiano, en 1943–, uno de los más reconocidos escritores italianos, experto en la obra de Fernando Pessoa, a quien estudia y traduce como parte de su trabajo literario.

Los cuentos de El tiempo envejece de prisa son El círculo, Clof, clof, clofete, clopete; Nubes, Los muertos a la mesa, Entre generales, Yo me enamoré del aire, Festival, Bucarest no ha cambiado en absoluto y A contratiempo.

Hace unos días, Tabucchi presentó esta colección de relatos en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. Ahí definió: siempre es un desafío. Sus claves son el tiempo y la atmósfera que se puedan crear. Haciendo un símil, la novela sería como tu casa, siempre te espera, y el cuento sería un apartamento alquilado, que si te vas puede que hayan cambiado la cerradura, según refirió la prensa española.

Explicó que algunos de estos cuentos están ambientados en países de Europa oriental, como Rumania, Hungría y Polonia, un territorio que estuvo en el congelador hasta que cayó el Muro de Berlín en 1989. Cuando se reincorporaron a Europa volvieron con otro calendario, con un tiempo distinto.

Para el autor de Sostiene Pereira vivimos tiempos complejos y la literatura sólo intenta captar su temperatura, los indicios y señales de lo que ocurre, no un análisis. La literatura es como un heroísmo inútil, pero me gusta.

A final de cuentas, los escritores son como ese hombre que ilustra la portada: nos ponemos de puntillas frente a la realidad y quizá sea un esfuerzo inútil, pero lo importante es participar.