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El michoacano agradeció a los asistentes resistir el aguacero

Ante 25 mil personas, El Buki hizo un recorrido de dos horas por sus temas
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Marco Antonio Solís, durante su actuación en PueblaFoto Arturo Cruz
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Periódico La Jornada
Miércoles 26 de mayo de 2010, p. a10

Puebla, Pue., 25 de mayo. Ante 25 mil personas, Marco Antonio Solís, mundialmente conocido como El Buki, hizo un recorrido de dos horas por las canciones que ha creado, en el 12 Festival internacional, que ha sido hasta este lunes la mayor concentración pública para un concierto masivo gratuito y al aire libre en esta ciudad.

El deseo de ver al músico nacido en Michoacán, quien con su canción Si no te hubieras ido entró en el gusto de diversas capas sociales, causó problemas de tránsito en los alrededores de la Plaza del Complejo Cultural Universitario.

Adentro de la plaza cientos de personas corearon las melodías que salían de grandes bocinas, pero la amenaza de lluvia, constante en estos días, alertó. A eso de las siete de las noche cayeron unas gotas y en unos minutos más Tláloc dejó caer un aguacero. Algunos, pocos realmente, corrieron en busca de refugio, pero cerca del lugar no lo hubo. Los que habían llegado más temprano no quisieron perder su silla y varios iban preparados con hules, capas y paraguas.

Miles no llevaban nada para cubrirse, pero resistieron.

La lluvia duró más de una hora y a las ocho de la noche desde varios puntos de la plaza se exigía que apareciera el autor de las líneas que dicen: “Hombre perfecto no hay, como el que tú buscaste en mí; perfecta es la lluvia que cae…”

El peor de mis fracasos abrió la velada

A las ocho y media paró la música de los altoparlantes, se prendieron las luces del escenario y entraron los músicos de El Buki, de quien en el medio artístico se dice que en México es famoso y querido, en Puerto Rico es ídolo y en República Dominicana, Dios.

Se escucharon las notas de El peor de mis fracasos, que abrió el paso a Marco. Una gritería lastimó los tímpanos. Eran tanto mujeres como hombres que por primera vez, en su mayoría, podían ver en vivo al conocedor del purépecha.

La conexión fue inmediata y cientos de personas aventaron lo que pudieron a quienes metros más adelante seguían con sus paraguas en todo lo alto. ¡Sólo estoy viendo sombrillas!, se escuchó.

El músico dijo: “¡Buenas noches! Encantado de estar aquí, Puebla de los Ángeles. Este lugar tan lleno de fe y, hablando de ésta, agradecemos a Dios que nos permite este momento, este regalo, que es el más preciado por todos nosotros, que es el que vivimos. La verdad que son ustedes los que merecen el aplauso por estar aguantando esta lluvia.

Yo siempre he creído que la lluvia es buena, no importa a qué hora llegue. Ahora vamos a hablar del amor.

Lo que siguió fue un rosario de lágrimas, de melodías súper conocidas. Sólo hubo una pausa cuando interpretó sus tropicalosas. Pero volvió a su esencia: Aunque se sufra siempre será bueno volverse a enamorar.

Las 25 mil almas pedían más y más y Marco Antonio complació. Prometió volver.