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Diagnóstico de educación artística

La ESM hace al año hasta mil audiciones, pero la capacidad es limitada, dice el director

Hay gran deseo por estudiar música, mas no escuelas públicas

La institución recibió este año $273 mil 949, en contraste con el casi millón y medio que obtuvo el CNM, aunque ambas dependen del INBA

La Superior debe crecer, dijo Cuauhtémoc Rivera

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La ESM se fundó en 1936 con la idea de educar músicos provenientes del sector obreroFoto Yazmín Ortega Cortés
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Alumnas de coro de la Escuela Superior de Música
 
Periódico La Jornada
Lunes 24 de mayo de 2010, p. 8

Existe gran demanda para las escuelas de música en México, pero el crecimiento de las instituciones públicas no ha estado a la par, reconoce Cuauhtémoc Rivera, director de la Escuela Superior de Música (ESM) del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).

Ubicada en el Centro Nacional de las Artes, el centro educativo recibe en sus dos periodos de inscripciones al año casi mil solicitudes de ingreso, sin contar a quienes se quedan sin siquiera poder llenar el formato correspondiente, pero apenas un puñado de niños y jóvenes logran ser aceptados. Entre los tres niveles que se imparten (inicial, medio superior y licenciatura) suman 750 alumnos.

En 2010, el recinto recibió para su funcionamiento apenas 273 mil 949 pesos, en contraste con el millón 312 mil 783 pesos que tiene de presupuesto para este año el Conservatorio Nacional de Música (CNM), también bajo la responsabilidad del INBA (según datos obtenidos por La Jornada mediante el Instituto Federal de Acceso a la Información).

A juzgar por la demanda que tiene la ESM, es grande el deseo de las personas por estudiar música, por lo cual tenemos que ampliar el espectro de posibilidades para quienes quieren entrar a la escuela. Para las audiciones de abril tuvimos poco más de 600 solicitudes y la capacidad de absorber esta demanda es limitada. La Superior de Música debería crecer, reitera Rivera.

El funcionario explica que la ESM es la única escuela de estudios profesionales en la ciudad de México que ofrece la carrera de jazz, la cual, fundamentalmente, forma músicos prácticos, tanto intérpretes como compositores. Quizá lo que tendríamos que empezar a desarrollar es el trabajo teórico, lo cual no se ha dado mucho en la ESM, quizá en un futuro próximo lo hagamos, pero básicamente ofrecemos estudios prácticos, dice el director.

Lejos del espíritu original

Poco queda hoy del espíritu con el que se fundó la Escuela Superior de Música en 1936, concebida entonces para educar músicos provenientes del sector obrero.

Todo comenzó en 1922, cuando, bajo la dirección de Julián Carrillo, el Conservatorio Nacional de Música estableció un departamento nocturno de transición, cuyo propósito fue preparar aspirantes que, provenientes de las escuelas populares, desearan formalizar o concluir su preparación musical. La institución abrió sus puertas así, por vez primera, a un alumnado adulto.

En enero de 1925, ese departamento nocturno fue separado administrativamente del Conservatorio para fundar la Escuela Popular Nocturna de Música. En 1935 se inauguraron cursos para quienes cumplieran el requisito de pertenecer a un gremio obrero. La duración de esa enseñanza era de tres años; al terminar les entregaban un certificado.

En razón de su edad, esos estudiantes no podían ser admitidos en el Conservatorio, pese a que quizá ya ejercían como músicos en bandas, orquestas de baile, conjuntos de jazz o grupos filarmónicos.

En 1936 se decide fundar una nueva institución de enseñanza musical, la Escuela Nocturna de Música para Trabajadores y Empleados, ahora con dos características importantes: ofrecía nivel superior y estaba destinada, primordialmente, al medio proletario.

En 1940, la escuela se segregó física y administrativamente del Conservatorio. Con la fundación del INBA, en 1946, corrió peligro de desaparecer, pues las autoridades del instituto querían, de nuevo, incorporarla al Conservatorio. Los maestros de la Nocturna dieron la batalla y con argumentos mostraron la inconveniencia de la incorporación.

Así, en 1955 contaron con nueva sede: Cuba 92, en el Centro Histórico. La demanda de la institución se amplió, por lo que se incorporó el nivel infantil en el turno vespertino y se le dio mucho más impulso a la difusión y extensión artísticas. En 1969 cambió su nombre a Escuela Superior de Música.

Después se trasladó a Coyoacán y a partir de 1980 ofreció el nivel académico de licenciatura. En 1998 renovó sus planes de estudio para adecuarse a las nuevas exigencias musicales del país, debido a su traslado a las instalaciones del Centro Nacional de las Artes, pero conserva las instalaciones de la calle Fernández Leal.

En 2010, la Escuela Superior de Música ya no es un centro de enseñanza musical para obreros. Son los jóvenes los que van y vienen por sus pasillos, muchos con el sueño de tocar en una banda de jazz o de rock, aunque también se cuenta con la oferta tradicional de las escuelas de música: instrumentos sinfónicos, canto operístico y dirección orquestal, explica Rivera.

Tareas en marcha

El perfil de los egresados se ha ido profesionalizando a lo largo de los años, continúa el violinista. Los alumnos llegan con objetivos más concretos, tienen más certidumbre sobre lo que quieren, pues muchos padres veían la escuela como guardería. Eso sucede cada vez menos. Los niveles de deserción han disminuido en años recientes.

Cuauhtémoc Rivera señala que, si bien no existen estadísticas puntuales que den seguimiento de la trayectoria profesional de los alumnos, los egresados de la ESM “se insertan en el mercado laboral, seguramente en más de 50 por ciento de los casos, en orquestas, academias de música como maestros y en grupos, no sólo de géneros clásicos, sino de música popular.

“Los jóvenes tienen gran capacidad de adaptación y generan sus propuestas, algunos en una línea más tradicional, conservatoriana; otros, buscando nuevas fórmulas. Si existe tal demanda en nuestra escuela, quiere decir que hay conciencia en la sociedad de que va a haber oferta de trabajo para ellos.”

Respecto de la edad en la que a veces los muchachos descubren su vocación por la música, Rivera señala que la escuela a su cargo ha sido sensible a la realidad y no ha establecido parámetros rígidos, en virtud de que “la misma calidad de la demanda ha ido cambiando.

Hoy día es difícil que se acerquen alumnos con desorientación grande respecto de lo que quieren ser; cada vez llegan alumnos mejor preparados; vienen del interior de la República o de América Latina, incluso de Japón o Corea.

Pero también narra el caso del joven indígena oaxaqueño que quería inscribirse para estudiar trompeta en la ESM, pero no supo realizar sus trámites a través de Internet.

“Eso me puso a pensar en cuántas personas en todo el país, en los lugares más recónditos, podrían estudiar música si tuvieran los canales adecuados para hacerlo. La tarea que hace falta es construir una red de educación musical general.

“A propósito de eso acabamos de firmar un convenio con la Secretaría de Educación Pública para que los estudiantes y maestros de la ESM den charlas y conciertos en las secundarias del Distrito Federal durante el próximo ciclo escolar. Pero hay un enorme trabajo por hacer.

La ESM puede detonar cosas mediante este tipo de convenios, despertar el interés. Pero en cuanto a la parte formativa, hay que hacer mucho énfasis, porque las personas necesitan la música.

–¿Hay algún proyecto para que crezca la matrícula de la escuela?

–Estamos trabajando en restructurar el ciclo infantil, llamarlo ciclo inicial, y empezar a articular todo un lenguaje en la educación que se ofrece a los niños, porque hasta ahorita ofrecemos sólo tres materias a lo largo de siete años que dura ese nivel: su instrumento, solfeo y coro. Pensamos rehacer la currícula y ampliar la matrícula con ensambles orquestales.

También existe la propuesta de crear talleres libres, abrir por la tarde, sobre todo el plantel de Coyoacán, a personas que llegan a la música de forma tardía o que son autodidactas. Esto sería un gran paso para acercar a la sociedad a la escuela y generar públicos, concluyó el músico.

Fue en 2007 cuando la ESM contó con un presupuesto récord: apenas 404 mil 942 pesos, el cual se redujo a 211 mil 205 pesos en 2008, y a 231 mil 387 pesos en 2009 (según indica la información entregada a La Jornada por el IFAI).