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Repaso por 100 años de cinemática, coordinado por Ortiz Monasterio

Revela muestra la Revolución que ha construido el cine

A partir del 26 de este mes se exhibirá en San Ildefonso

A la par se publicará un libro con pietaje inédito del pionero Salvador Toscano

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En la fotografía, Jesús H. Abitia en 1914, mientras se prepara para filmar al Ejército ConstitucionalistaFoto Fundación Toscano
 
Periódico La Jornada
Sábado 22 de mayo de 2010, p. a10

La exposición Cine y Revolución, que se exhibirá en el Antiguo Colegio de San Ildefonso a partir del 26 de mayo, propone una revisión sobre las imágenes cinematográficas que se han producido sobre la Revolución Mexicana a lo largo de un siglo.

El investigador y coordinador de este proyecto, Pablo Ortiz Monasterio, menciona en entrevista con La Jornada: “Lo fascinante de este tema, independientemente del propio suceso histórico, es ver qué Revolución ha construido el cine; darnos cuenta, por ejemplo, de cómo cierta película junto con otra dan una idea de la toma de Zacatecas y a su vez no tiene nada que ver con la visión que dan otras del mismo hecho. Ese es el tema de la exposición: dar ciertas líneas, y decir: ‘esto es así, esto se ha construido y esto, analizado en su conjunto, plantea así las cosas...’

“Por otro lado, Cine y Revolución es un recorrido amplio, desde las primeras tomas realizadas por los cineastas pioneros hasta las secuencias clásicas producidas por el cine industrial de ficción.

El repaso de ideas e imágenes conducirán al espectador hacia una reflexión sobre el imaginario mexicano del siglo XX y, por tanto, hacia la comprensión de la identidad contemporánea del país.

La exposición está dividida en ocho salas, seis de las cuales son temáticas, una de proyección y otra dedicada al llamado Centro de Documentación, que ofrecerá acceso a los recursos virtuales y digitales para ampliar la muestra.

Ortiz Monasterio señaló que cada sala fue curada por diferentes especialistas, con la finalidad de establecer un rico caleidoscopio de lecturas alrededor del cine y la Revolución, así como sus ambientes, personajes, dramas y circunstancias. Los curadores fueron Ángel Miquel, Álvaro Vázquez Mantecón, Eduardo de la Vega Alfaro, Hugo Lara Chávez, Carlos Flores Villela, Elisa Lozano, Claudia Arroyo, Alicia Vargas y Raúl Miranda, además se contó con aportaciones de Francisco Montellano, Ricardo Pérez Monfort y Fernando Muñoz, y también tuvo apoyo logístico de Rossana Barro, Adriana García e Irene Trujano.

El cine, el eje

El autor de Corazón de venado reconoció que el gran reto de esta exposición era lograr que el eje fuera el cine, que el objeto museístico por excelencia fuera el cine, lo cual, en términos técnicos, es un reto considerable, porque todos los demás objetos que forman la exposición acompañarán al cine.

Ortiz Monasterio hace un agujero en el tiempo, y recuerda: Este proyecto surgió hace un par de años, cuando nos invitaron a reflexionar sobre la idea de hacer el museo del cine mexicano, el cual anunció el presidente Felipe Calderón que estaría para 2010. Pero hacer un museo es un proceso largo y complejo; entonces propusimos hacer una magna exposición sobre cine, que apuntara a ayudar en la construcción de un museo de cine. Tomamos como ejemplo la experiencia de Berlín, porque ellos decidieron hacer un museo de cine, el cual tardaron 40 años en concretar; hace un año que lo visité me pareció caduco. Un museo no es un edificio, sino una relación con distintas comunidades y un proyecto largo.

El investigador continúa: “Hace dos años, ya rumbo a las celebraciones de los centenarios, decidimos hacer esta exposición con el fin de reflexionar qué Revolución ha construido el cine, porque sin duda una parte importante consiste en reconocer a todos los cineastas que documentaron esa Revolución, la primera que se filmó en el planeta, por esos cineastas que venían del Porfiriato, quienes se enfrentaron –o a quienes la realidad empujó– a desarrollar o construir nuevos géneros. La película La toma de Ciudad Juárez y el viaje del héroe de la Revolución, D. Francisco I. Madero Madero de 1911, que hizo Salvador Toscano, es, probablemente, la primera película, largometraje o documental que existe en el planeta, porque documenta cuando Madero se revela, se fuga de la prisión de San Luis Potosí, se va a Estados Unidos y desde ahí convoca a Carranza, a Pascual Orozco y a todos los líderes del norte para declarar la guerra a Porfirio Díaz. Después ganan la guerra, se va Porfirio del país, Madero toma el tren desde Coahuila y se va deteniendo en todas las estaciones, y hacen una película de todos los campamentos por los que pasa, los discursos que dio Madero habiendo ganado la guerra, las negociaciones que sostiene y todo el viaje que hace en tren; eso se estaba exhibiendo en julio de 1911 con gran éxito. Es un momento de la Revolución fantástico. Pues nosotros reconstruimos la película a partir de los carteles que se hacían detallados para que te enteraras qué ibas a ver.

El cartel también funciona como los intertítulos de la película, así que, basándonos en los materiales que encontramos en la Fundación Toscano, hicimos esta versión. No es la película de Toscano, que es una maravilla, sino una versión de ella.

Plan de trabajo

Formada por alrededor de 400 elementos, la exposición es resultado de una investigación que llevó año y medio de trabajo, en el que se revisaron y registraron alrededor de 3 mil fotografías, 5 mil fotogramas, unas mil 300 secuencias de películas, 130 carteles, 200 fotomontajes, 50 registros sonoros, discografía, decenas de vestuarios, equipos de filmación, utilería, armas especiales para rodajes, libros, periódicos, revistas, guiones, reportes técnicos, álbumes, dibujos, bocetos, objetos, entre otros materiales, conservados principalmente en los acervos del Instituto Mexicano de Cinematografía, la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México, la Fundación Televisa y la Fundación Carmen Toscano, así como numerosas colecciones públicas y privadas.

Acerca del plan de trabajo, Ortiz Monasterio menciona: Los primeros ocho meses de investigación, los historiadores nos reunimos para sistematizar lo más significativo, los temas que más se han repetido; eso fue lo que decantó en las distintas salas que integran la exposición. No queríamos hacer una exposición para especialistas, aunque son quienes la van a disfrutar más; pero nuestra preocupación era que fuera atractiva para todos los públicos.

Sin lugar a dudas, “uno de los principales resultados de esta exposición es la publicación del ejemplar Fragmentos: narración cinematográfica compilada y arreglada por Salvador Toscano, 1900-1930.

“Hace un par de años descubrimos en la Fundación Salvador Toscano una caja de pietaje de este pionero, que tenía pegadas tarjetas a modo de intertítulos, de cómo quería narrar la Revolución Mexicana. Los pusimos en el libro que mencioné, y es el proyecto inconcluso de su visión de la Revolución, Los últimos 30 años de México, que no alcanzó a estrenar. Poner este material en páginas nos llevó a una solución que se asemeja al cómic. Al leer los intertítulos, en media hora te enteras de una bola de cosas increíbles, como, por ejemplo, cómo califica a Victoriano Huerta: ‘los usurpadores Huerta y Blanquet’; eso lo decidió Toscano, y así está narrado todo el ejemplar.”

Finalmente, insiste en que “Cine y Revolución sea de atractivo popular. Hay una sala que se llama 1910, la cual hicimos con la idea de que sea en total oscuridad, para forzar a los visitantes a aguzar sus sentidos, donde, tomados de un pasamanos, emprendan un viaje sonoro sacado de la Revolución. La pieza de audio, que dura seis minutos, va jalando por el laberinto para que agucen los sentidos y tengan una experiencia interesante, estéticamente compacta y que muestre una parte importantísima de nuestra historia”.