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Quise superar la visión aislada o teleológica sobre el escritor alemán: José Manuel Recillas

Experto reúne y traduce una muestra selecta de la obra de Gottfried Benn

El libro Un peregrinar sin nombre será presentado mañana en el Palacio de Bellas Artes

Foto
Gottfried Benn en 1934Foto o. Ang.
 
Periódico La Jornada
Martes 18 de mayo de 2010, p. 6

Una muestra selecta de la obra del poeta y ensayista Gottfried Benn (1886-1956) ha sido traducida al español por el crítico literario e investigador José Manuel Recillas.

Benn es considerado en su país el escritor alemán más relevante del siglo XX, detrás de Goethe, cuyos poemas no pocos alemanes se saben de memoria y recitan placenteramente.

Se trata de dos extensos tomos con el título Un peregrinar sin nombre. Trabajo que, según relata, le llevó alrededor de 20 años, y que ahora circula coeditado por La Cabra Ediciones y la Universidad Juárez, del estado de Durango.

Benn es uno de los escritores más estudiados en su país y el mérito de la amplia introducción de este par de volúmenes y la traducción de su poesía al español se centra en explicar o aplicarles a los textos del autor un orden cronológico y de esa manera sacar una conclusión en torno a su obra, criterio que según Recillas nadie había explicado.

Cuando se ha estudiado la obra de Benn siempre se hizo de manera aislada o teleológica, es decir, la explican a partir de ciertas circunstancias o un contexto ideológico general.

En este caso, puntualiza el investigador, explico su obra de manera cronológica, desde la publicación de sus dos primeros textos en 1910 hasta los de 1956.

No se trató, añade, de hacer una mera cronología. La idea fue plantear cómo explicar la obra de este importante autor alemán, como si él mismo la escribiera hoy, como si nos pudiéramos meter en la mente del escritor y de esa manera ver qué se puede descubrir.

El estudio introductorio, dice Recillas, guía al lector texto por texto. De hecho, más de 90 por ciento no se habían traducido al español.

Benn “salió de Alemania sólo una vez para viajar a Nueva York y asistir a la Metropolitan Opera House. Siempre vivió de su profesión de médico. No llevaba propiamente una vida literaria. No era un hombre cosmopolita en el sentido que lo eran otros creadores, como por ejemplo los surrealistas. Formó inicialmente parte de un pequeño grupo de vanguardia expresionista en el Berlín de principios del siglo XX y fue el único sobreviviente y, aunque surge del expresionismo, no es un expresionista estrictamente hablando.

“Benn era un hombre de temperamento seco; no era muy jovial, que se abriera al mundo. Era más bien un poco hosco, encerrado en un mundo literario muy particular. Es un escritor –destaca Recillas– cuyos ensayos en su mayoría están llenos de referencias científicas y poco tienen que ver con la cultura literaria, aunque encontramos otros en los que reflexiona sobre el ejercicio literario.”

El poder de la palabra

Para José Manuel Rencillas toda la obra de Benn alude al poder de la palabra creadora, al ejercicio de crear obras perfectas y de que el escritor no trabaja con base en la inspiración, sino que hablando de sí mismo es un trabajador de la palabra que necesita recurrir a una fuente primaria para crear.

Según Recillas, lo que explica muchas cosas de su obra y que nadie había explicado es que Gottfried Benn pudo haber tenido una accidental experiencia alucinógena cuando tendría alrededor de nueve años, huella que lo marcó y se puede rastrear en su obra.

Un peregrinar sin nombre, obra selecta, será comentado por José María Pérez Gay y Héctor Orestes Aguilar, este miércoles a las 19 horas en la sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes.