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Ahmadinejad dice “gracias América
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Un clérigo simpatizante del presidente iraní Mahmud Ahmadinejad da la bienvenida al mandatario en el aeropuerto internacional de Teherán a su regreso de Nueva YorkFoto Reuters
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as relaciones entre Irán y Estados Unidos han sido turbulentas durante casi 60 años ya. Antes de la Segunda Guerra Mundial, el sha de Irán, Reza Shah Pahlevi, intentó maniobrar entre las demandas y las presiones externas de Gran Bretaña, la Unión Soviética y Alemania. Cuando estalló la guerra, él proclamó la neutralidad de Irán. Esto condujo a una invasión aliada soviético-británica en 1941. Los aliados forzaron al sha a abdicar en favor de su hijo.

Las fuerzas soviéticas permanecieron en el norte de Irán y en 1946 exigieron contar con una concesión petrolera ahí. Los británicos consideraban que Irán era parte de su esfera de influencia y controlaban la muy rentable Anglo-Iranian Oil Company (AIOC). La guerra fría había comenzado y los británicos se negaron a admitir dicha demanda soviética. Las fuerzas soviéticas se retiraron de Irán, más o menos como parte del acuerdo implícito en Yalta de que habría una división de esferas de influencia.

Sin embargo, en 1951, Mohammed Mossadegh asumió el cargo de primer ministro, como cabeza del partido nacionalista, y nacionalizó la AIOC, una jugada a la que se opuso el sha, Mohammed Reza Pahlevi. En la lucha entre ambos, Mossadegh obtuvo el suficiente respaldo popular para marginar al sha y forzarlo a un exilio de facto.

En ese momento, los británicos, en efecto, estaban cediéndole su papel a Estados Unidos en todo Medio Oriente. Fue entonces que la CIA orquestó un golpe de Estado en Irán el 16 de agosto de 1953 e hizo arreglos para que el sha regresara a Teherán y asumiera de nuevo el control político pleno. La nacionalización del petróleo se canceló y se reinstaló la firma británica en Irán.

El sha de Irán se volvió un firme aliado de Estados Unidos y suprimió toda oposición política. En ese entonces, Estados Unidos no objetaba las ambiciones nucleares del sha, y tampoco Israel lo hacía. El régimen del sha se hizo más y más opresivo y esto resultó eventualmente en una revolución nacionalista en 1979 encabezada por el ayatola Rojula Jomeini. Para los revolucionarios, uno de los principales agravios era la subordinación de los intereses nacionales de Irán a las políticas estadunidenses, como las encarnaba el golpe orquestado por la CIA en 1953.

El sha huyó y pronto, en noviembre de 1979, fue invadida la embajada estadunidense. Los diplomáticos que se hallaban en su interior fueron tomados como rehenes por el régimen iraní. Estuvieron como rehenes 444 días. Desde entonces, han sido hostiles las relaciones entre ambos países. En 1980, el gobierno iraquí de Saddam Hussein atacó Irak, con el respaldo material del gobierno estadunidense.

La guerra fue larga y sangrienta y terminó ocho años después más o menos empatada. Poco después Irak invadió Kuwait, en parte para aliviar los costos de la guerra. Irak esperaba que Estados Unidos entendiera estas acciones, pero en cambio se halló inmerso en la primera Guerra del Golfo.

Estados Unidos se encontró al mismo tiempo enfrentado con Irak e Irán. Cuando Al Qaeda lanzó su ataque el 11 de septiembre, el gobierno de Bush acusó a Irak e Irán de estar coludidos con Al Qaeda aunque ésta era hostil hacia ambos regímenes. Estados Unidos invadió Afganistán en 2001 e Irak en 2003 con la supuesta esperanza de lograr regímenes amigables en ambos países que le brindaran respaldo en su lucha continuada con Irán, que había emprendido serios esfuerzos por allegarse armas nucleares.

Así que, ¿dónde estamos hoy? Los iraquíes celebraron elecciones y están, al momento, negociando el futuro gobierno. Cuando los varios partidos de fuerte base chiíta quisieron llevar a cabo diálogos de negociación, fueron a Teherán. Una de las razones aducidas fue que no querían que Estados Unidos los oyera con sus dispositivos de escucha. Parece que no les preocupaba que los oyeran los dispositivos de escucha iraníes. El partido más grande, que tiene un fuerte respaldo en las áreas sunitas, ha anunciado recientemente que también visitará Irán. Y el gobierno iraní ha urgido a los partidos chiítas a que incluyan a políticos sunitas en cualquier gobierno que se forme.

No se trata de que Irán esté controlando la política iraquí. Lejos está de eso, pero tras una prolongada ocupación estadunidense resulta ser que Irán tiene más influencia en Irak que Estados Unidos. Irán está especialmente agradecido con Estados Unidos por haber eliminado al enemigo más temible que tenía en Irak: Saddam Hussein.

En Afganistán, Estados Unidos instaló en el poder a Hamid Karzai. Desde el punto de vista estadunidense, él era la persona ideal, de hecho el único que tenía la posibilidad de resistir con éxito a los talibanes y mantener unido a Afganistán. Él mismo procede de la etnia pashtún y es alguien deseoso de hacer tratos con los varios señores de la guerra que dominan las zonas donde no hay pashtunes.

Después de las recientes elecciones, hubo acusaciones de que Karzai había manipulado los resultados y que era muy tolerante con la corrupción y el cultivo de drogas. Estados Unidos le puso fuerte presión para que modificara algunas de sus políticas. ¿Qué fue lo que él hizo? Invitó a Ahmadinejad a visitar Kabul, dijo que él mismo podría unirse a los talibanes, y abiertamente denunció a los militares estadunidenses por sus horribles matanzas de civiles.

Debido a que Estados Unidos no tiene a nadie que pueda sustituirlo, tuvo que reconsiderar e intentar restablecer relaciones con Karzai. El general McChrystal, comandante de las fuerzas estadunidenses ahí, ha invertido mucho en lograr por lo menos una victoria parcial sobre los talibanes. Después de nueve años de involucramiento estadunidense (y de la OTAN) en Afganistán, su aliado más seguro juega la carta iraní contra Washington, y no parece que haya mucho que pueda hacer Estados Unidos al respecto.

Entretanto, Ahmadinejad enfrenta fuerte oposición al interior del país y ha estado trabajando duro para suprimirla. Y Estados Unidos está en una campaña importante para lograr sanciones contra Irán debido a su negativa a abandonar el desarrollo de reactores nucleares. ¿Cuáles son los resultados de la campaña de sanciones (y más) encabezada por Estados Unidos y respaldada con vociferación por parte de Israel?

En Irán, ha fortalecido mucho la mano política de Ahmadinejad en lo interno, y le permite asumir la actitud de defensor de la soberanía iraní. Y pese a toda la presión que ha puesto Estados Unidos, parece dudoso que Rusia y China (en especial China) respalden sanciones serias (es decir, que no sean sólo nominales). Entretanto, los israelíes expresan, correctamente, que el tiempo está del lado de Irán en su intento por convertirse una potencia nuclear.

Treinta años de política exterior estadunidense vis-a-vis Irán han resultado ser contraproducentes. (O tal vez debamos hablar de casi 60 años.) Irán es más fuerte hoy que nunca, en gran parte, debido a las políticas estadunidenses. Si ustedes fueran Ahmadinejad, ¿no dirían, “gracias América?”

Traducción: Ramón Vera Herrera

© Immanuel Wallerstein