Opinión
Ver día anteriorJueves 6 de mayo de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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n relación con una carta que fue publicada en La Jornada online el pasado 21 de marzo, en la que el doctor David Ríos Jara, director general del Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (IPCT), informa sobre las razones del despido de los hermanos Humberto y Mauricio Terrones Maldonado, queremos comentar lo siguiente:

1. Es lamentable para nosotros estar en esta situación, ya que consideramos que si preferimos estar en México desarrollando nuestra actividad investigadora, fue por amor a nuestro país y para que en el área de nanotecnología, en la que contamos con reconocimiento internacional por la comunidad científica experta en la materia, la investigación nacional, se posicionara a la altura de las mejores del mundo.

Con esta idea en mente, hemos trabajado arduamente con estudiantes y científicos mexicanos, y compartido nuestros conocimientos, fruto del estudio y experiencia obtenida, tanto en México como en el extranjero.

2. Nuestro afán siempre ha sido colaborar con la institución (IPCT), en la cual laboramos con dedicación y ahínco. Tal vez decir la verdad y desenmascarar a funcionarios que anteponen sus intereses particulares a los de la investigación en México, delatar sus malos manejos y denunciar, sin miedo a las amenazas verbales, que de hecho hemos recibido, fue nuestra sentencia para que con mentiras, ignorancia e infundios quieran desprestigiarnos y nos hayan separado sin razón alguna de nuestro trabajo.

3. La carta de Ríos Jara, tal vez redactada por sus abogados, que además de reflejar una clara ignorancia de la ley y de los derechos laborales y humanos a los que todo mexicano tiene derecho, se encuentra llena de mentiras, verdades a medias y de imprecisiones. Nuestro trabajo en la institución siempre ha sido transparente, honesto y responsable, como se demuestra en los resultados obtenidos. Nunca aprovechamos nuestra posición en el IPCT para realizar investigaciones de terceros ajenos al instituto.

4. La comunidad internacional nos ha dado su total apoyo y están desconcertados con el hecho de que este tipo de situaciones estén sucediendo en nuestro país. Desafortunadamente esta clase de acontecimientos, al igual que a nosotros, han sucedido reiteradamente con otros investigadores mexicanos, ante la cerrazón de las autoridades responsables de la investigación, quienes por seguir intereses distintos y opuestos a las instituciones que representan, propician con estas situaciones la fuga de investigadores mexicanos al extranjero, teniendo como consecuencia que nuestro país pague cantidades exorbitantes por transferencia de tecnología que bien se puede obtener en los centros de investigación mexicanos.

5. Nuestra preocupación es grande, ya que vemos con tristeza que se gastan miles de millones de dólares en tecnología, siendo que ésta se puede obtener en México y con científicos mexicanos. Un ejemplo de ello es el petróleo que tenemos en aguas profundas, el que no podemos extraer por falta de tecnología propia, siendo que ésta se pudo haber desarrollado en México. Todo esto sucede porque las personas que tienen a su cargo la toma de decisiones en el área de tecnología son improvisadas, sin conocimientos ni experiencia, e incluso existen funcionarios que, aprovechando sus puestos, dilapidan y desvían los recursos, por cierto escasos para el desarrollo tecnológico.

6. Al doctor David Ríos Jara y a los altos funcionarios del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) les decimos: ya basta de injusticias, ya basta de dispendios y, si tienen un poco de dignidad y respeto a nuestro país, renuncien para que dejen su puesto a personas capaces y comprometidas con el desarrollo de la ciencia y tecnología nacional. Al mismo tiempo, es imperativo preguntar a la Sociedad Mexicana y al Ejecutivo Federal si es pertinente que estos funcionarios continúen en sus puestos. Ni el IPICT ni el Conacyt tuvieron la capacidad de resolver una problemática que no sólo se da en una institución, sino en muchas, y que afecta a la ciencia mexicana.

7. Por este medio, queremos hacer público que hemos interpuesto ante la Secretaría de la Función Pública una denuncia contra el doctor David Ríos Jara, por diferentes situaciones que consideramos muy delicadas, que por el sigilo que se debe guardar en este tipo de procedimientos nos reservamos el derecho de darlas a conocer a fin de no entorpecer las investigaciones que se están realizando; al respecto, pedimos a las autoridades competentes objetividad en estas investigaciones. Asimismo, en los próximos días se interpondrá una queja ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

8. Le hemos reiterado y le reiteramos al Presidente de la República nuestra petición, para que tome cartas en estos asuntos a fin de que la ciencia y tecnología sea manejada por personas capaces y comprometidas con México. Si bien muchos científicos mexicanos trabajan día a día con ahínco en sus labores, obteniendo resultados que ponen en alto a México, hay otros que, sin logros académicos y con carácter de funcionarios públicos, protegiendo intereses personales, manchan la imagen de nuestro país.

9. Al doctor David Ríos Jara le decimos que nos podrá despedir injustificadamente de nuestro trabajo, nos podrá calumniar, nos podrá alejar de nuestros estudiantes, nos podrá retirar nuestros sueldos con los que vivimos, nos podrá bloquear ante otras instituciones para que no nos den trabajo, pero ¡nunca podrá quitarnos nuestra nacionalidad y el amor y cariño que le tenemos a México!

10. A la comunidad científica mexicana le decimos que no se deje atropellar por este tipo de personas que tienen intereses ajenos a la actividad científica y que sólo buscan el beneficio personal o el de sus grupos, que levanten la voz y que defiendan lo que consideren justo para el beneficio de una ciencia y tecnología que realmente apoye al desarrollo nacional. ¡Ya basta!