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Emergencia en el Golfo
Catástrofe nacional en EU por derrame de crudo

La marea negra amenaza reserva de fauna en Luisiana

Inminente llegada de petróleo al delta del río Misisipi

Se estima que cada día se vierten al mar 5 mil barriles

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Trabajos en las costas estadunidenses del Golfo de México para contener la mancha de petróleoFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Viernes 30 de abril de 2010, p. 2

El derrame de crudo en la zona noreste del Golfo de México fue declarado este jueves catástrofe nacional por el gobierno estadunidense, que ofreció todos los recursos disponibles, en momentos en que los vientos amenazan con llevar la marea negra a la costa de Luisiana, reserva de fauna.

La contralmirante de guardacostas estadunidense, Sally Brice O’Hara, dijo que la marea negra –originada en una plataforma del grupo británico BP (British Petroleum) que se hundió el pasado 22 de abril– tocará tierra algún momento de la tarde del viernes. La superficie de la mancha negra es de alrededor de 74 mil kilómetros cuadrados, y la zona con más riesgo es el extremo sureste del delta del Misisipi, un entramado de agua fluvial, brazos de mar y pantanos.

Las imágenes satelitales del jueves muestran que la punta oeste del derrame está a unos 12 kilómetros del delta, informó el Instituto Oceánico y Atmosférico Estadunidense (NOAA).

Mientras el gobernador de Luisiana, Bobby Jindal, declaraba el estado de emergencia ante la inminente llegada de crudo a las costas del delta, los servicios de rescate iniciaban una carrera contrarreloj.

Durante una reunión especial en la Casa Blanca, el presidente estadunidense, Barack Obama, ofreció todos los recursos disponibles, incluyendo los militares, en un intento por evitar una posible catástrofe ambiental.

La secretaria de Seguridad Interior, Janet Napolitano, anunció que el derrame en el Golfo de México fue declarado desastre de importancia nacional, lo que permite utilizar recursos de todo el país para combatirlo.

La urgencia del gobierno federal se debe al hallazgo –el pasado miércoles– de una nueva fuga, que estima en más de 5 mil barriles por día el volumen de petróleo que se vierte en el mar. Napolitano insistió en que el grupo británico que explotaba la plataforma petrolera, es responsable del derrame y exigió que reaccione de la mejor manera posible.

En tanto, en la zona afectada fueron desplegadas barreras flotantes, cubriendo unos 40 kilómetros frente a las costas de Luisiana, para intentar contener el petróleo. Pero, según el gobernador, son insuficientes y harían falta más.

Una flotilla desplegada por los guardacostas y por BP logró rodear parte de la mancha y atraparla entre las barreras flotantes, a efecto de prenderle fuego para quemarla, alternativa ante lo que se considera el mal peor: que alcance la costa. Una pequeña boya fue enviada de inmediato al interior de esa mancha y empezó un fuego con éxito, según los guardacostas.

Pero incendiar el crudo derramado trae nuevos problemas ambientales, al despedir enormes nubes de humo negro tóxico y dejar residuos aceitosos en el mar, por lo cual estas operaciones deben ser constantemente monitoreadas.

El objetivo de la operación es proteger el ecosistema de la costa y los pantanos de Luisiana, santuario para la fauna, en particular las aves acuáticas.

Los otros estados de la región –Florida, Alabama y especialmente Misisipi– temen que la marea negra afecte sus playas y contamine sus zonas pesqueras, cruciales para la economía local.

Criadores de camarón de Luisiana presentaron una demanda contra BP por negligencia y contaminación, con la que buscan obtener un resarcimiento de 5 millones de dólares, indica el texto que obtuvo Afp este jueves, en lo que se prevé será una demanda colectiva.

La plataforma Deepwater Horizon, propiedad de la sociedad Transocean, contenía 2.6 millones de litros de petróleo en depósito y extraía cerca de 1.27 millones de litros por día. Se hundió el 22 de abril, dos días después de una explosión con posterior incendio a bordo que dejó 11 trabajadores muertos.

El martes fallaron los intentos de sellar dos fugas en un oleoducto que conectaba la plataforma petrolera a la fuente de origen, a pesar de una operación afectuada a mil 500 metros de profundidad por cuatro submarinos robotizados.