Economía
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La crisis ocasionó que los países en desarrollo ganaran terreno en la toma de decisiones, dicen

FMI y BM esperan una recuperación de la economía mundial dispareja e incierta
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Los dirigentes del FMI y del BM realizaron un balance de su reunión de primavera y sostuvieron que se fortaleció el multilateralismo. La tradicional fotografía grupal marcó el fin de los trabajos en WashingtonFoto Reuters
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Periódico La Jornada
Lunes 26 de abril de 2010, p. 29

Washington, DC, 25 de abril. La economía mundial encara una recuperación incierta y dispareja, después que la recesión de 2009 interrumpió los avances en la reducción de la pobreza, expresaron este domingo el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), al finalizar su reunión de primavera.

La crisis y su evolución posterior mostraron que la economía mundial tiene en los países en desarrollo su parte más robusta. Es en ellos donde se genera la salida de la crisis, según expresaron esta semana ambos organismos. La nueva realidad económica comenzó a cambiar la representación política, por lo pronto en el BM. A partir de una reforma aprobada hoy, aumentará el número de votos que tienen los países en desarrollo, entre ellos México.

El cambio más notable es que desde ahora China se convirtió, con un aumento de 2.77 a 4.42 por ciento del total de votos en el directorio, en el tercer mayor accionista del Banco Mundial, después de Estados Unidos (que bajará de 16.83 a 15.85 por ciento) y Japón (que disminuirá de 7.62 a 6.84 por ciento del total).

La modificación en el reparto de votos en el órgano de decisión de las políticas del Banco Mundial, hasta ahora dominado por los países del Grupo de los 7 (Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Alemania, Francia, Italia y Japón), es uno de los resultados más concretos de esta cumbre. Ésa era una estructura heredada del fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando fueron creados ambos organismos. La reasignación de votos fue uno de los acuerdos de la reunión de otoño del BM y el FMI en Estambul, Turquía, en octubre pasado.

Con el cambio aprobado, los países en desarrollo tendrán 47 por ciento de los votos en el órgano de decisión del Banco Mundial. Desde 2008 han aumentado su participación en 4.6 puntos. El de hoy es un paso significativo y espero que con el paso del tiempo se alcance la paridad entre desarrollados y en desarrollo, dijo Zoellick.

La participación de México en el número de votos pasará de 1.18 a 1.68 por ciento. Y la de Brasil, de 2.07 a 2.24 por ciento.

Hoy fue un día bueno para el multilateralismo, expuso Zoellick, quien reconoció que el cambio en el poder de voto es fundamental para la legitimidad del BM. Este cambio reconoce que debemos consignar conceptos atrasados, como el del tercer mundo, a los libros de historia.

El mundo de hoy, dijo, avanza de manera rápida hacia una multipolaridad en la que los países en desarrollo son fuentes fundamentales de crecimiento de la demanda para esta etapa de la recuperación económica. Con el paso del tiempo, añadió, se pueden convertir en polos múltiples de desarrollo y crecimiento. El Banco Mundial debe cambiar para reconocer esa nueva realidad.

De momento el cambio en el poder de voto afecta solamente al Banco Mundial. Dominique Strauss Kahn, director gerente del FMI –donde prevalece la estructura heredada del fin de la segunda guerra–, opinó que lo que ha ocurrido en el BM nos ayuda mucho, porque abre camino.

Además de la modificación en la estructura de voto, la reunión conjunta de primavera del BM y el FMI terminó con el reconocimiento de que la gravedad de la crisis de 2009 no debe dejar espacio para un optimismo desbordado sobre el ritmo de la recuperación.

La crisis interrumpió los avances en la reducción de la pobreza y sus efectos perdurarán durante mucho tiempo, declaró Ahmed Al Khalifa, ministro de finanzas de Bahrein y presidente del Comité de Desarrollo, el principal órgano de decisión del FMI y el BM.

Cuando restan cinco años para que se alcance el objetivo planteado por Naciones Unidas de reducir en 2015 el número de pobres a la mitad de los que había en 1990 –que eran mil 800 millones de personas en el mundo–, se deben intensificar los esfuerzos para ayudar a los pobres donde quiera que se encuentren: en países de ingreso mediano, en países de ingreso bajo y especialmente en África al sur del Sáhara, añadió.