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Tormenta volcánica

La situación, insostenible: funcionario de la UE; esperan reanudar 50% de operaciones hoy

Más de 60 mil vuelos suspendidos en Europa por la nube de cenizas

Los vientos llevan la materia volcánica al este de la península Ibérica e incluso a Turquía

Compañías aéreas del continente exigen revaluar las restricciones que consideran exageradas

Especialistas perciben una leve disminución en la emisión de gases del glaciar islandés

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Imagen del fin de semana del volcán Eyjafjalla, cuya actividad tiene a millones de personas en el caos desde hace díasFoto Reuters
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Empleados del aeropuerto de Francfort, Alemania, distribuyen comida a los pasajeros varados, algunos desde hace más de cuatro días, por la nube de cenizas volcánicas esparcida en gran parte de Europa que provocó la cancelación de decenas de miles de vuelosFoto Ap
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Ante la crisis aeroportuaria en Europa un hombre ofrece a los pasajeros varados en el aeropuerto de Schiphol, Amsterdam, viajes en coche a cualquier lugar del continente con una tarifa de 0.60 euros por kilómetroFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 19 de abril de 2010, p. 34

Madrid, 18 de abril. Europa afronta por cuarto día consecutivo una crisis aérea que ya alcanzó cifras preocupantes tanto para las autoridades como para los directivos de las aerolíneas: desde el jueves pasado se han cancelado 63 mil 500 operaciones, lo que supone más de 60 por ciento de las actividades programadas, y millones de pasajeros han sido afectados. La nube de cenizas que originó la crisis se mueve en función del viento y este domingo alcanzó el este de la península Ibérica y también tocó el este de Turquía.

La nube de ceniza volcánica que se expande desde el glaciar islandés Eyjafjalla mantiene en vilo a millones de personas. Europa está sumida en el caos desde que los responsables de la seguridad aérea percibieron en la amalgama de elementos que recorre desde el jueves el continente un grave riesgo para la seguridad de los vuelos.

Precisamente sobre la evolución de la actividad del volcán, sumergido en el glaciar de 200 metros de espesura del Eyjafjalla, las últimas noticias son ligeramente mejores, pero siempre bajo la advertencia de que ante una crisis volcánica su evolución es impredecible. Los informes más recientes recabados por especialistas de Suiza, Noruega, Dinamarca e Islandia confirman que la nube comienza a diluirse y que se percibe una ligera disminución en la emisión de gases. Incluso si se compara la altura que alcanzó la nube de cenizas el pasado jueves, que superó los 11 kilómetros, hoy no superó los dos mil metros.

Además, los últimos informes advierten que es incesante el derretimiento del hielo, aunque a partir del sábado por la noche a menor velocidad, mientras la fisura volcánica provocada por la emisión de gases y el calor de los magmas volcánicos tiene ya un kilómetro de longitud. La fisura desde donde sale la nube se extiende de norte a sur en la parte suroeste de la cima del cráter.

Además de la observación minuciosa de la evolución del volcán islandés, los organismos e instituciones científicos y meteorológicos europeos están pendientes de la trayectoria de la nube, que desde el jueves contamina el espacio aéreo de prácticamente todo el continente: desde los países nórdicos y las islas británicas hasta el norte y este de la península Ibérica. Un dato que agravó la preocupación fue precisamente que la nube de ceniza también llegó al este de Turquía, donde se tuvieron que suspender temporalmente las actividades en tres aeropuertos.

Según el organismo de seguridad aéreo europeo, Eurocontrol, los países y zonas europeas que tuvieron que cerrar total o parcialmente su espacio aéreo fueron Austria, Bélgica, Croacia, la República Checa, Dinamarca, Estonia, Finlandia, la mayor parte de Francia, Hungría, Irlanda, el norte de Italia, Holanda, Noruega, Polonia, Rumania, Serbia, Eslovenia, el norte de España, Suecia, Suiza, Ucrania, el Reino Unido, Estonia, Letonia, Luxemburgo, Montecarlo y Turquía.

Las consecuencias de estas restricciones son que, de más de 25 mil vuelos programados, únicamente cuatro mil despegaron o aterrizaron. Desde que se detectó la nube suman 63 mil 500 cancelaciones, cifra sin precedente y que provoca gran preocupación, puesto que el final de esta crisis todavía es una incógnita.

En España se tuvieron que cerrar temporalmente 17 aeropuertos, incluidos dos de los más importantes: Barcelona y Palma de Mallorca, pero a última hora de la tarde, cuando se confirmó que finalmente la nube volvía hacia Francia, decidieron reabrirlos.

El de Madrid se mantiene abierto sin problema y al parecer no hay riesgo de un posible cierre. En total se cancelaron tres mil 200 operaciones en la jornada del domingo, la mayoría de vuelos con destino al norte y centro de Europa.

También por la tarde reabrieron seis de los 16 aeropuertos alemanes y seis de Polonia. Noruega reabrió prácticamente todo su espacio aéreo, Austria y Polonia lo hicieron parcialmente.

A pesar del optimismo de algunos funcionarios europeos, como el secretario de Estado de la UE, el español Diego López Garrido, que augura una mejoría para los próximos días. Otros, como el vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Transportes, Siim Kallas, reconoció que la situación ya es insostenible y que se están barajando nuevas posibilidades a la crisis.

Agregó que se espera que para el lunes la mitad de los vuelos puedan operar.

Precisamente habrá una reunión que marcará el futuro de la gestión de la crisis, que será entre las autoridades comunitarias y la Asociación de Aerolíneas Europeas (AEA), que exige una revaluación inmediata de las restricciones impuestas, pues a su juicio podrían ser exageradas. A pesar de asegurar que siempre pone por delante la seguridad y respetar la integridad de los pasajeros, esta asociación también presentará como argumento las pérdidas económicas para las aerolíneas –200 millones de euros diarios–, además de las que supone para la actividad comercial y económica de la región, que según los primeros estudios podría suponer un punto del PIB anual de la UE si se cierra el espacio aéreo durante un mes.

La AEA también presentará ante las autoridades europeas las pruebas que han realizado hasta ahora tres líneas aéreas para confirmar los supuestos daños que provoca la nube en la maquinaria de los aviones. KLM, Lufthansa y Air Berlín hicieron varios vuelos sin pasajeros que habrían arrojado una conclusión similar: la nube no alteró lo más mínimo ni el funcionamiento de los motores ni afectó a la visibilidad del vuelo, a pesar de haberlo hecho a menor altura de la habitual.