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Tras afirmar: “El Cejas ya no es mi cuate”, Herrerías fue a Sevilla a verlo caer ante los de Palha

Arturo Macías fue dado de alta en Madrid; prepara su confirmación en Las Ventas

Hilda, enorme, desparramó el arte ayer en Motul, ante un bravo ejemplar de Santa Marcelina

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El matador Sebastián Castella logró llevarse una oreja en la corrida de este domingo en la Real Maestranza de SevillaFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Lunes 19 de abril de 2010, p. a50

Se cumplieron, por desgracia, todas las previsiones que arriesgamos aquí el lunes, en vísperas del debut de Arturo Macías en Sevilla. En una nota preparada al alimón por Leonardo Páez y Lumbrera Chico, pero firmada sólo por éste último, anticipamos que El Cejas estaría en riesgo de ser herido por los toros de Palha, ya que el ganado de ese hierro portugués, considerado junto con Miura y Victorino como uno de los tres más peligrosos de Europa, era incompatible con el arte del aguascalentense, que acostumbra quedarse quieto y pasarse los pitones muy cerca de la faja.

Y dicho y hecho. Desde que salió el primero de la tarde, que le correspondía a Serafín Marín, al intentar un quite por gaoneras, Macías fue empitonado y el marrajo le inutilizó la taleguilla, por suerte, sin enviarlo al hule. Al segundo del encierro, primero de su lote, se lo zumbó con mucho valor pero sin cuajarlo. Y al quinto, que era el peor de todos, le hilvanaba una tanda por derechazos cuando el bicho lo arrojó al aire y de bajada lo recibió con un nuevo derrote, ensartándole el asta derecha en el muslo de ese lado, para abrirle un túnel a través de la carne hasta la cabeza del fémur.

Según los médicos, tuvo mucha suerte, pues el cuerno avanzó por detrás del hueso sin dañar ninguna arteria; si hubiera ido por delante le habría destrozado la femoral. Para los críticos de allá, el muchacho, pese a su entrega y pundonor, se vio falto de recursos para darle a los de Palha la lidia que merecían, destroncándolos con doblones y trincherazos, y adornándose con pases de pitón a pitón, como hizo El Zotoluco, aquella temporada española ya lejana, en que se enfrentó a lo peor de Miura y Victorino en sus actuaciones.

La gran recompensa para El Cejas es que ayer fue dado de alta en Madrid y ahora tiene 21 días para preparar su confirmación de alternativa, el próximo 11 de mayo, en Las Ventas. A verlo el martes pasado en la Real Maestranza, acudió con boleto de barrera el empresario Rafael Herrerías, quien sólo tres semanas atrás, en una entrevista televisiva proclamó: Macías ya no es mi cuate. ¿A qué habrá ido a Sevilla, entonces? ¿A solazarse, contemplando cómo lo destrozaban los de Palha? ¿O a refocilarse, orgulloso, ya que por su culpa la México carece de importancia en el mundo taurino, y quienes acá se alzan como los máximos triunfadores de Mixcoac, allá en España, si bien les va, apenas consiguen contratos basura?

Tenorio se llevó la tarde

Ayer hubo una novillada con matadores en la yucateca plaza Avilés de Motul, donde reapareció la flamante matadora michoacana Hilda Tenorio, alternando con Jerónimo y Juan Chávez ante un sexteto tlaxcalteca de San Maximiano. Las reses eran chicas, y por los estragos del viaje de tantas horas por carretera y sometidas al clima sofocante de la península, estaban muy débiles. Pero ocurrió algo digno de ser consignado. Al saltar a la arena, el primer enemigo de Hilda se rompió un cuerno y fue devuelto a los corrales. En su lugar, salió un imponente ejemplar de la dehesa de Santa Marcelina, que se erige en el oriente de Yucatán, un pavo fuerte, con barba, encastado y muy noble al embestir. De pronto, frente a un toro de verdad, y sin importarle que actuaba en un coso de tercera, Hilda se pegó un arrimón de aquellos, bajando la mano, templando y mandando por auténtico amor al arte, y por el placer de sentirse y saberse artista de la única manera posible: haciendo arte. Y aunque para variar mató mal, se llevó la tarde.