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Las lluvias y temperaturas gélidas entorpecen labores de auxilio; Qinghai, incomunicada

Terremoto arrasa provincia china; más de 500 muertos y cerca de 10 mil heridos

Asigna el gobierno partida urgente de 30 millones de dólares para atender la emergencia

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Rescatistas auxilian a pobladores de la provincia de Qinghai afectada por un sismo que provocó el derrumbe de 85 por ciento de edificiosFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Jueves 15 de abril de 2010, p. 23

Pekín, 14 de abril. Cientos de casas destruidas, caminos bloqueados por aludes y el corte de las comunicaciones dejó el terremoto que esta mañana sacudió el oeste de China, y que de acuerdo con las más recientes cifras de la Defensa Civil, causó la muerte de 589 personas y más de 10 mil heridas, además de miles de damnificados.

El terremoto, que de acuerdo con Estados Unidos tuvo magnitud de 7.1 grados en la escala de Richter, y de 6.9 según las autoridades chinas, afectó principalmente la remota provincia de Qinghai y sorprendió a la mayoría de la población mientras dormía.

El epicentro del sismo se registró en las montañas que dividen a Qinghai de la región autónoma del Tibet, por lo que la cercana ciudad de Jiegu, capital administrativa del Yushu, fue arrasada prácticamente, señaló un funcionario de la prefectura.

Más de 85 por ciento de los edificios se derrumbaron o quedaron destruidos pues casi todas las casas de la región son de madera y tierra, precisó el funcionario a la agencia Xinhua, luego de calificar la situación de caótica.

Muchos niños también quedaron atrapados en los escombros de las escuelas colapsadas. Un profesor de primaria detalló que el sismo ocurrió antes del inicio de clases, por lo que algunos estudiantes lograron huir de los dormitorios, pero los que no pudieron hacerlo quedaron sepultados.

Las viviendas de esta zona están hechas casi todas con madera y las paredes son de barro, comentó el subdirector del departamento de noticias de la cadena de televisión de Yusu, Karsum Nyima.

El gobierno puso en marcha un dispositivo de emergencia de unas cinco mil personas entre bomberos militares, policías y expertos que, sin embargo, se quejaban por la falta de equipo médico y de material para retirar los escombros, de donde podrían surgir más personas fallecidas.

La Cruz Roja de China envió un equipo de ayuda, 500 tiendas de camaña y 14 mil 706 dólares, así como prendas abrigadoras y 50 mil edredones.

Las lluvias y las gélidas temperaturas impedían a los rescatistas el auxilio y la liberación de las personas que quedaron atrapadas entre las ruinas, pese a lo cual la televisión anunció que más de 900 ya fueron liberadas vivas.

El presidente Hu Jintao y el primer ministro Wen Jiabao ordenaron a las autoridades locales hacer todo lo posible para ayudar a la población y que se destinen todos los recursos necesarios en beneficio de los afectados. Por lo pronto, el gobierno chino asignó una partida urgente de casi 30 millones de dólares que permitirá financiar el desalojo de los habitantes y su alojamiento, los cuidados médicos y la prevención de enfermedades.

El Dalai Lama, jefe espiritual de los tibetanos; el secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, los gobiernos de Estados Unidos, la Unión Europea y otros países, entre ellos México, enviaron condolencias a las autoridades chinas y ofrecieron su asistencia.