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Rusia reconoce al gobierno de Otunbayeva; para EU, Bakiyev es el mandatario legítimo

Atrincherado en Markai, el presidente de Kirguistán se niega a dimitir

En juego, el futuro de este país que es clave para la logística de la guerra de EU en Afganistán

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En el salón de gabinete del gobierno de Kirguistán, opositores al presidente Bakiyev que tomaron el poder tras una revueltaFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 9 de abril de 2010, p. 19

Moscú, 8 de abril. Tras dos días de disturbios impulsados desde la oposición contra el régimen autoritario y corrupto de Kurmanbek Bakiyev, nadie sabe la noche de este jueves quién gobierna Kirguistán, país de Asia central de vital importancia para la logística de la guerra de Estados Unidos en Afganistán.

Los líderes de la oposición, tras disolver el Parlamento, ocupar las dependencias gubernamentales en la capital, Bishkek, y constituir un gobierno de confianza nacional, aseguran haber derrocado a Bakiyev.

El cuestionado mandatario, que anoche huyó en avión y se atrincheró en la localidad de Markai, región de Dzhalal-Abad, en el sur de Kirguistán, difundió esta noche un comunicado en el cual se niega a dimitir y asevera que pronto va a retomar el control de la situación.

En el plano internacional, Rusia de facto reconoció al nuevo gobierno con una llamada telefónica del primer ministro Vladimir Putin a Rosa Otunbayeva, la jefa del gobierno interino kirguís; Estados Unidos, expectante, prefiere seguir considerando a Bakiyev como gobernante legítimo.

De una forma o de otra, los titulares de la Casa Blanca, Barack Obama, y del Kremlin, Dimitri Medvediev, no pudieron hoy consensuar en Praga, República Checa, una declaración sobre Kirguistán que parecía obligada.

Y en este punto, más allá de los violentos enfrentamientos que en dos días han dejado al menos un centenar de muertos y más de mil heridos, conviene recordar que –dependiendo del gobierno que se consolide tras esta crisis– está en juego el futuro de las bases militares de Manás y de Kant, que arriendan Estados Unidos y Rusia, respectivamente.

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En imagen de archivo Kurmanbek Bakiyev, presidente de Kirguistán que se niega a dimitirFoto Ap
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Rosa Otunbayeva, líder opositora que asegura haber asumido el poder de manera interinaFoto Ap

Bakiyev llegó al poder en marzo de 2005, cuando la llamada revolución de los tulipanes, forzó que el entonces presidente Askar Akayev, acusado de corrupto, huyera a Moscú.

Cinco años después, el héroe de entones se convirtió en villano por la misma razón. Los líderes de la oposición, sus antiguos aliados, la mayoría encarcelados como consecuencia de la lucha por el poder y ahora liberados por la revuelta popular, acusan a Bakiyev de corrupto.

Lo cierto es que, desde junio de 2009, tras amagar con cerrar Manás si Estados Unidos no pagaba más, Bakiyev logró triplicar el alquiler, al tiempo que aceptó de parte de Rusia créditos multimillonarios y 200 millones de dólares a fondo perdido por clausurar esa misma base.

Bakiyev, cual cacique centroasiático trastornado por el dinero fácil, engañó a unos y otros, y ahora denuncia que detrás del levantamiento para derrocarlo hay fuerzas externas, sin precisar si son rusas o estadunidenses, pues dio motivos suficientes a cualquiera de las dos, como él mismo bien sabe.