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Angélica Aragón encarna a la mujer tocada por el mito en el Calmécac de Milpa Alta

Narran en pieza épica la difícil existencia de la China Poblana

El oratorio se ha presentado por única vez en Acapulco, donde tuvo recepción apoteósica

Maricela Lara dirige la representación, que se escenificará el 30 y 31 de este mes

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Maricela Lara logra que los actores canten, que los cantantes y músicos actúen y que los bailarines canten y actúen. En la imagen, la directora (izquierda) y la actriz Angélica AragónFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Domingo 28 de marzo de 2010, p. 2

Ser mujer, ser esclava y ser oriental, fueron tres de las características –fatales en la época colonial–, que forjaron la muy difícil existencia de Mirrah, luego bautizada como Catarina de San Juan y mejor conocida como la China Poblana.

Sin embargo, Mirrah pudo sobreponerse e incluso trascender en la vida a través de la bondad, un profundo sentimiento místico, el contacto con la naturaleza, una mezcla de dignidad y rebeldía, e incluso la capacidad para diseñar un traje que adornaba con motivos indios, como elefantes, al que le bordaba rebaba de plata y que con el tiempo se convertiría en el símbolo de la vestimenta femenina mexicana, la pareja del charro, ambos estereotipos nacionales.

Una existencia, la de Mirrah, tocada por el mito y por una devoción popular que la santificó y le asignó cualidades milagrosas, lo cual casi la lleva a la beatificación, pero que corresponde a una mujer concreta del siglo XVII, absolutamente histórica.

Ella era originaria de India, pero a los 11 años fue secuestrada y vendida como esclava por piratas portugueses, llevada luego a Filipinas, desde donde se embarcó en la Nao de China para atracar más tarde en Acapulco y, finalmente, ser comprada por un marqués de la ciudad de Puebla, cuya familia la introdujo a la religión católica, pero que le daba malos tratos.

Esa vida intensa y llena de retos es el núcleo del oratorio escénico La leyenda de la China Poblana, protagonizada por Angélica Aragón y dirigida por Maricela Lara, quien durante varios años realizó una amplia investigación para rescatar y reivindicar la figura de esa mujer.

Se trata de un montaje con teatro, danza y música que sólo se ha representado una vez en Acapulco, durante una jornada apoteósica, y que ahora ofrecerá otras dos funciones, este martes 30 y miércoles 31, a las 7 de la noche, en el Foro Cultural Calmécac, en el centro de Milpa Alta, delegación rural del sur del Distrito Federal con fuerte raíz indígena.

Desde niña, la China Poblana enfrentó diversos cambios tras ser arrancada de las manos de sus padres: geográficos, sociales, culturales, sicológicos, y vivió una serie interminable de abusos, incluso sexuales, comentó Angélica Aragón durante una conferencia de prensa en la ex hacienda La Casona, en Milpa Alta, ante la presencia del delegado Francisco García Flores.

Por ello, agregó la actriz, Mirrah-Catarina se encerró en sí misma, en una sincera y profunda fe religiosa, para así además impedir más abusos. Y si no la beatificaron, agregó, fue porque esa fe la hacía trascender la estrechez de la Iglesia católica, lo cual la llevaba a confrontar a la institución.

Por qué esa pasión tan grande por Dios y la virgen María, le preguntaban los religiosos. Y ella respondía que no tenía por qué dar explicaciones.

Feliz como los demás por el inminente restreno de La leyenda de la China Poblana, Maricela Lara comentó que la esclavitud de las mujeres chinas (así se les decía durante la Colonia a todas las orientales) era peor que la que sufrían las mujeres negras, y ni siquiera eran quemadas por la Inquisición, lo cual podía ser un modo de liberación.

Yo no soy digna de ti, señor mío, Jesús, porque soy perra, bestia, decía Catarina. Y a un cura le preguntaba: ¿Por qué ni negras ni chinas podemos ser monjas?

La puesta, aclaró Lara, no es una obra de teatro convencional, con personajes concretos y una anécdota, sino un oratorio y pieza épica sobre una mujer que está muriendo, donde los personajes son espectros, pensamientos en la mente de ella, en la que se agolpan unos y otros para dar cuenta de su vida. Es un arte antiguo que se convierte en arte contemporáneo.

Juan Ignacio Aranda, quien representa al narrador de la obra, dijo que dentro de sus cualidades de directora en esta puesta, Maricela Lara logra que los actores canten, que los cantantes y músicos actúen y que los bailarines canten y actúen. Recordó la respuesta apoteósica del público durante la única representación en Acapulco, y auguró algo similar en el Calmécac de Milpa Alta.

Algunos otros actores, bailarines y músicos de La leyenda de la China Poblana, también presentes en la Casona, son: Fernando Berzosa, Eduardo Cáceres, Joaquín Chablé y Rodrigo Navarro.

Al principio de la conferencia de prensa, Angélica Aragón consideró al delegado García Flores como un aliado porque, dijo, no actúa como muchos funcionarios, que suelen dejar a la cultura fuera de los programas de gobierno.

Y es que el funcionario contó que de joven fue danzante, en los Huehuenches y en los Moros y Cristianos, con personajes como Xoxocotero menor o el Caín, y recordó que en la explanada delegacional ya se ha puesto La Llorona, también dirigida por la maestra Lara.

García Flores dijo que como parte de una política cultural es importante propiciar la participación del público en los espectáculos y fiestas locales, y no sólo quedar como espectadores pasivos.

Lo que todavía se ve, agregó en referencia a la vista de un espléndido paisaje rural de cerros verdes y sembradíos, se preserva gracias a la cultura comunitaria de la región, que ha ayudado a frenar la mancha urbana.

El delegado recordó que cuando asistía a la primaria, a la hora de los bailables los primeros personajes que se designaban eran el Charro y la China Poblana.