Belo Horizonte, 18 de marzo. La presión por dirigir a la selección de Sudáfrica, anfitriona del próximo Mundial, es muy grande para el técnico brasileño Carlos Alberto Parreira. Se comprometió a clasificarla a la segunda fase, pero al gobierno de aquel país y a la afición les parece poco. Es la escuadra más débil de la región –sostuvo el entrenador–, pero le piden que llegue a la final.

“Para mí es un privilegio comandar al anfitrión de la Copa del Mundo –dijo Parreira–, pero hay una fuerte presión. El presidente, el ministro, todos dicen que quieren que lleguemos a la final. Alcanzar los octavos no es suficiente para ellos.”

Sudáfrica enfrentará a México en la inauguración y luego disputará el pase contra Francia y Uruguay, reto que asumirá Parreira, aunque reconoce que su equipo no tiene el nivel de otros africanos como Argelia, Costa de Marfil, Camerún, Ghana y Nigeria.

Tanto es así que no fuimos a las finales de la Copa Africana. Había 16 equipos y quedamos fuera. Eso demuestra que no tenemos el mismo nivel, dijo.

Una de sus principales carencias es que no tiene grandes atacantes. El exceso de delanteros extranjeros en el balompié sudafricano obstaculiza la formación de talentos locales, acusa el técnico: Son cinco por equipo y eso dificulta el desarrollo de jugadores locales porque siempre llegan otros para actuar adelante.

Después de jugar ayer contra Cruzeiro, en el estadio Mineirao de Belo Horizonte, Parreira notó que al representativo de Sudáfrica le hace falta trabajar la confianza en sus jugadores. Al pisar la cancha del cuadro brasileño el técnico percibió que sus pupilos se intimidaron.

Jugadores jóvenes sienten el peso de la responsabilidad. Por eso tenemos que mejorar para quedarnos más con la pelota, errar menos pases, pero eso lo lograremos con la disputa de más partidos y manteniendo al equipo, expresó.

Sin embargo, Parreira asume el reto. Dice que las deficiencias de Sudáfrica pueden ser superadas con trabajo los próximos tres meses. Aseguró que frente al Tri su plantel llegará con tres argumentos: una buena preparación física, confianza y la ventaja de jugar en casa: Queremos ser un adversario difícil para los equipos de nuestro grupo.