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Críticos del programa lo califican de despojo gubernamental contra el campesinado

Con celeridad avanza edificación de la ciudad rural de Santiago el Pinar, en Chiapas

Su objetivo real implica que los pobladores enajenen la tierra, para ser explotada por grandes empresas

Enviado
Periódico La Jornada
Jueves 11 de marzo de 2010, p. 14

Santiago el Pinar, Chis., 10 de marzo. Punto central y profundo de la montaña tzotzil, este municipio fue creado en 1999 por el gobierno de Roberto Albores Guillén como parte de un experimento de remunicipalización contrainsurgente que se desarrolló en la selva Lacandona y los Altos después de las masacres de Acteal y El Bosque. Hoy es escenario de un nuevo experimento: será una ciudad rural, concepto de urbanización desarrollista que promueve el gobierno estatal como remedio a la dispersión de las comunidades; aunque dispersas siempre han sido, pues las habitan desde hace siglos campesinos.

El novedoso concepto, endosado a los Objetivos del Milenio, de Naciones Unidas, es interpretado así por los investigadores Miguel Pickard y Mariela Zunino: Tras las diluvianas tormentas que cayeron en gran parte del sur-sureste de México en octubre y noviembre de 2007, el gobierno del estado de Chiapas impulsó el programa Ciudades Rurales Sustentables, que dotaría de vivienda a miles de damnificados que habían perdido a sus seres queridos, casas, tierras, animales y efectos personales.

Sin embargo, apuntan, “el objetivo real del programa es ‘ordenar’ el uso de los recursos del campo, lo cual implica la separación del campesinado de la tierra que actualmente habita. El programa producirá la concentración de personas del campo en pequeñas aldeas, la enajenación de sus tierras y la explotación de éstas por grandes empresas”. Aquí no hubo inundaciones, sólo se trata de la localidad con menores índices de desarrollo urbano, según el gobierno.

Esta mañana los trascavos avanzan con enjundia sobre las laderas del cerro que envuelve la hoy cabecera municipal (hasta hace una década, agencia de San Andrés Larráinzar, que los zapatistas llaman municipio autónomo San Andrés Sakamch’en de los Pobres). Aplanadoras, motoconformadoras, tanques de tráiler, mezcladoras. La tierra aplanada es surcada por nuevos caminos apenas salidos el lodo, entre platanares en agonía y una suerte de tierra arrasada para dar lugar a edificios que conformarán una unidad habitacional, que oficialmente será ciudad.

Algunas brechas ya están densamente empedradas con grava. Desde sus camionetas coordinan el febril trabajo los ingenieros de constructoras privadas y gente del gobierno, a cuyos pies crece una moderna reservación india.

En su estudio Ciudades rurales en Chiapas: despojo gubernamental contra el campesinado, Pickard y Zunino recuerdan que en junio de 2008 los mandatarios de México, Centroamérica y Colombia relanzaron el Plan Puebla-Panamá (PPP) como Proyecto de Integración y Desarrollo de Mesoamérica, o Proyecto Mesoamérica. La nueva denominación busca remozar el PPP, aunque su lógica siga siendo integrar y amoldar el territorio del sur de México a Colombia para que sirva al gran capital. De los más de 100 proyectos económicos que existían cuando arrancó el PPP en 2001, se acordó dejar sólo una veintena centrados en energía, electricidad, salud, educación, telecomunicaciones, agrocombustibles, carreteras y vivienda.

Santiago el Pinar será la primera ciudad de cemento, edificios y calles entre estas montañas. De ubicación estratégica, colinda con San Cayetano (El Bosque), donde está la base militar que tiene en la mira el caracol zapatista de Oventic. También con las cabeceras de San Andrés y Magdalenas (otro nuevo municipio alborista, igualmente sustraído a San Andrés, pero hoy también zapatista). Sólo Santiago cumplió un pleno papel contrainsurgente: base de operaciones el Ejército federal de 1995 hasta hace un lustro, su primer alcalde en 1999 fue un militar retirado.

En la monografía oficial del nuevo municipio, publicada por el gobierno en 2006, se reconoce que los santiagueros en un coyuntura específica (el levantamiento del EZLN en 1994) supieron aprovechar su situación política privilegiada de localizarse en un municipio estratégico, tanto para el zapatismo como para el gobierno. Hoy son los más pobres de todos.