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Es regio, aún no graba disco y ya triunfó en importantes festivales

Difundir el vallenato colombiano como es, meta de Jhoniván Sáenz
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El joven acordeonista de Apodaca
 
Periódico La Jornada
Viernes 5 de marzo de 2010, p. a10

“He triunfado en los principales festivales de vallenato de Colombia, Nueva York y Monterrey; tengo 21 años y siete de tocar acordeón, instrumento que con la caja y la guacharacha produce el sonido básico de este folclor sonoro del país de Gabriel García Márquez.

En Valledupar, cuna de este ritmo, he competido con la mayoría de los maestros de esta música tradicional, por lo que muchos han pensado que soy colombiano, pero soy regio, del Cerro de la Silla, de Monterrey. No hago vallenato-fusión, sino uno más apegado a la raíz, expresó Jhoniván Sáenz, en entrevista con La Jornada.

A sus 21 años, Jhoniván, sin haber grabado aún ningún disco que le permita difundir en la radio su capacidad con el acordeón, ya se ha presentado en foros como el aula magna de la Universidad Autónoma de Nuevo León, sitio del que pocos pueden presumir en su currícula.

Intercambio de folclor

“El acordeón es mi estampa, mi imagen; primero está el instrumento, luego yo. Desde que vi un acordeón, cuando era niño, me enamore de él; desde entonces somos uno. Mi meta es difundir lo que es el folclor, el vallenato colombiano como es. Considero que Monterrey y Colombia intercambian su música, pues a ellos les gusta el mariachi y a nosotros el vallenato. Además, México y Colombia son tierras de acordeonistas.

El vallenato en Monterrey ha sido mezclado con diferentes ritmos desde el rock hasta el bolero, pero lo mío es diferente. Para mí, tocar esta música tiene dimensiones culturales, porque se toca desde la raíz, desde lo autóctono. Con mis compañeros de grupo busco e investigo canciones tradicionales.

Jhoniván es un acordeonista versátil, diestro y muy rápido, con gran capacidad de digitación, no obstante que es, dice, empírico lírico.

Aprendí a tocar viendo videos; me impuse mi propia escuela, aunque he pedido consejos a los maestros más viejos. Ahora ya sé los cuatro aires del vallenato, que son ritmos estilos; esto es importante, porque la mayoría de las personas piensan que el vallenato sólo es cumbia o puro paseo romántico-balada que se ha escuchado en Monterrey aquí o en la radio, pero hay más ritmos. Monterrey es tierra de acordeoneros, como se dice en Colombia, donde también se toca son, puya y merengue, mientras en tierra regia se toca chotis, guapango, polka y redoba, entre otros.

Sorprende el nivel de interpretación de Jhoniván, quien con su acordeón bajea como pocos.

“En Colombia aprendí que el vallenato se utiliza también para las serenatas y para las parrandas, que no es sólo emborracharse, sino disfrutar con una caja y una guacha, más el acordeón y unos versos. Mi idea es montar la parranda ballenata en Monterrey.

“Ir a Colombia para mí fue como entrar en un sueño, como meterse en un libro, porque las canciones de allá hablan de paisajes, sobre su tierra y sus personas. Son como los corridos de Chito Cano, persona que existe y a quien le compusieron una canción. Llega uno a Colombia y se comienza a ver lo que cuenta el maestro García Márquez en sus libros.

“Allá me sentí muy bien, pues quieren mucho a los mexicanos. No creían que alguien que no es de allá tocara el acordeón vallenato, y ahora ya aceptan que Monterrey, que México, es el lugar donde se impulsa más esa música.

No cualquiera se sube a la tarima y les toca su música, porque son muy celosos.

El joven musico negó que se compongan narcovallenatos, así como en México hay narcocorridos, ya que sólo hablan de amor, romance y sentimientos nobles.

Considera que otros acordeonistas, como Julieta Venegas y Ramón Ayala, tocan para quienes los entienden.

Jhoniván se prepara para, además de tocar el acordeón, cantar vallenato. Eso va a tardar, según este joven de Apodaca.