Mundo
Ver día anteriorViernes 19 de febrero de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

La purga, en la alta oficialidad del estamento militar ruso

Destituye Medvediev a dos viceministros del Interior y a otros 15 altos funcionarios
Foto
El presidente de Rusia y el ministro del Interior, Rashid Nurgaliyev, durante la reunión en Moscú en que se analizó la corrupción policialFoto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 19 de febrero de 2010, p. 22

Moscú, 18 de febrero. En atención a la insistente demanda de poner fin a la impunidad que ampara los excesos y la corrupción de la policía local, el presidente de Rusia, Dimitri Medvediev, destituyó este jueves a dos viceministros del Interior y a otros 15 altos funcionarios de esa dependencia, todos con rango militar de general.

Asimismo, el titular del Kremlin anunció que habrá un inminente recorte de personal en el Ministerio del Interior, que afectará a casi 10 mil personas, casi la mitad de sus actuales funcionarios.

Ante la plana mayor de dicho ministerio, el presidente Medvediev advirtió que pronto los cargos más importantes recaerán en los oficiales que estén dispuestos a asumir el compromiso de defender con honestidad la ley y los derechos de los ciudadanos.

Por lo pronto, el jefe del Kremlin designó como nuevos viceministros a Serguei Gerasimov y Serguei Bulavin, quienes hasta este jueves trabajaban en la Oficina de la Presidencia rusa, en sustitución de los generales Nikolai Ovchinnikov y Arkadi Yedelev (este último supervisaba la situación en el Cáucaso del Norte).

También fueron cesados los máximos responsables del Interior en las repúblicas autónomas de Buriatia, Karachayevo-Cherkesia y Tyva, en las regiones federales de Belgorod, Briansk, Novgorod, Rostov y Tomsk, así como el subjefe de la policía de Moscú y varios directores generales en el ministerio.

La purga se produjo cuando Rusia aún no se recupera de la conmoción que provocaron escándalos con altos funcionarios policiales como protagonistas.

De unos meses para acá, éstos son algunos de los más sonados:

El mayor Denis Evsiukov, jefe de la delegación de policía en el distrito moscovita de Tsaritsino, después de celebrar su cumpleaños con efusiva ingesta etílica, fue a buscar más vodka y, por alguna razón que nadie puede explicar, empezó a disparar su pistola a diestra y siniestra en el supermercado, con un saldo de dos personas muertas y siete heridas de bala. Está por concluir el juicio en su contra –la fiscalía pide cadena perpetua– y la carnicería que armó le costó el puesto al jefe de la policía de Moscú y a otros cuatro altos funcionarios.

El periodista Konstantín Popov, en la ciudad siberiana de Tomsk, con varias copas encima fue llevado a una delegación policial por poner muy fuerte la música en su casa. Según la información que pudieron recabar sus colegas, tras darle una paliza, le inyectaron un sedante y lo violaron con el palo de una escoba, causándole lesiones irreversibles en la vejiga y los intestinos. Tras entrar en coma, murió días después.

Tres policías en estado de ebriedad, a la salida del metro Kuzminki en Moscú, mataron a golpes a un hombre con rasgos caucasianos, por el simple hecho de que no quiso cederles su sitio en la fila para comprar más vodka.

En la ciudad de Tiumen un policía, para variar borracho, violó a una jubilada tras abrirle ésta la puerta de su departamento.

Prácticamente cada semana se conocen, por la prensa local, casos de policías que, en estado de ebriedad y con automóviles de lujo, muy por encima de lo que les permitiría comprar su salario, atropellan mortalmente a transeúntes que cruzaban la calle con el semáforo en verde o que caminaban sobre la banqueta. El caso más reciente ocurrió ayer en Moscú.

Todos los que se han atrevido a denunciar la corrupción intramuros, como el mayor Aleksei Dimarsky, quien subió a Internet un mensaje sobre los negocios de sus superiores, están presos bajo dudosas imputaciones.

En medio de todo esto, y de un larguísimo etcétera, el ministro del Interior, Rashid Nurgaliyev, nombrado por el anterior mandatario y actual primer ministro, Vladimir Putin, se mantiene en el cargo, aunque sus compatriotas siempre lo recordarán –más que por su pretendido empeño en combatir la delincuencia organizada– por alguna de sus frases célebres.

Por citar sólo una de ellas, vale la pena reproducir su inoportuna recomendación a los rusos preocupados por los excesos policiales: Si un policía le está pegando sin razón, usted tiene todo el derecho de devolver los golpes, aunque ello implica el riesgo –le faltó agregar a Nurgaliyev– de que el uniformado descargue su arma de fuego contra usted y contra cualquiera que se atreva a lanzarle un puñetazo, por justo que aquel sea.