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Por presiones del Vaticano, el PRI se opuso a cambiar la sustancia del artículo 130

Sólo un paso, inclusión de Estado laico en la Constitución, advierte Muñoz Ledo

No nos vayamos con la finta; faltan las reformas sobre derechos y manos y garantías de las mujeres

 
Periódico La Jornada
Sábado 13 de febrero de 2010, p. 12

La inclusión en la Carta Magna de las palabras Estado laico significó sólo un paso en el proceso de laicidad en México, porque no se modificó la sustancia contenida en el artículo 130, donde se define el concepto, señaló Porfirio Muñoz Ledo.

Consideró que la oposición del PRI a reformar el citado artículo tiene que ver con las presiones que ejerce el Estado Vaticano por medio de la jerarquía católica en el país.

–¿Se instituyó realmente el Estado laico en la Constitución?

–Es muy relativo, no nos vayamos con la finta. Se logró meter por segunda vez la palabra laico, pero hay que ser más precisos. Ocurrió en 1945, en la negociación muy complicada que hubo para reformar el artículo tercero constitucional y sustituir la llamada educación socialista. Y la segunda vez es ésta, pero no se votó porque el PRI no quiso la parte de la modificación al artículo 130, donde delimita muy bien. Antes de comenzar la negociación de las relaciones con la Iglesia y las obligaciones de ésta, se establece la interpretación de qué es la laicidad.

–¿Qué resta al proceso legal?

–Se quedó con la palabra, pero no aprobaron la sustancia; este apenas es un paso simbólico, pero nada más. Faltan además las reformas que se consensuaron en la Cenca (Comisión Ejecutiva de Negociación y Construcción de Acuerdos) en materia de derecho humanos y en lo que tiene que ver con las garantías de las mujeres, que son parte del Estado laico; es el equivalente a las Leyes de Reforma. Asimismo, están pendientes la definición de laicidad en el artículo 130 y la modificación sobre derechos humanos, que son las que citan los campos donde la laicidad está siendo atacada.

–¿Está ausente la sustancia?

–Hay definición, pero no se explicitó. La laicidad en sí es la sustancia; aunque se rechazó el cambio al artículo 130, donde está la definición de laicidad, es una victoria, pero es sólo un paso.

–Ahora, en muchos casos la ley es letra muerta.

–Estamos hartos de leyes que no se cumplen. Una definición constitucional sin especificación de contenido y sin nuevas disposiciones que las actualicen es muy parcial. En la Ley de Asociaciones Religiosas ya hay una serie de disposiciones y de sanciones que no se han aplicado. Las declaraciones de la jerarquía eclesiástica, especialmente las de (los obispos) Norberto Rivera y Sandoval Íñiguez, merecen sanciones, ya que operan con presión moral para obtener sus objetivos. Qué más presión moral y política que el chantaje que ejercen sobre el PRI y sobre el PAN; hay un apartado que va contra cualquier actitud y contra el derecho a la salud.

–¿Cuáles son las sanciones?

–Las amonestaciones, las multas y el cierre de los templos. No lo mencioné en la tribuna porque algún periodista de mala fe podría señalar que Muñoz Ledo dice que se cierren las iglesias, como en la época de la guerra cristera, pero está en la ley la suspensión de los registros y las asociaciones. Es increíble que tengamos una ley que no apliquemos. Hemos vuelto al momento del modus vivendi de 1929, donde se escribió la ley, pero no se cumplió.

Cambios de 1992

“Recuerda que en la reforma de 1992, Girolamo Prigione y la jerarquía católica querían que sólo se inscribiera su iglesia en la ley, porque creían que eso correspondía a la relación diplomática con el Vaticano.

Y las autoridades respondieron que son dos cosas distintas, pero paralelas: que aquí tenemos relación con las iglesias mexicanas y con el Vaticano. Estas violaciones en que está incurriendo la jerarquía católica provienen de instrucciones del Papa; está probada la campaña de Ratzinger (Benedicto XVI) contra el aborto y los matrimonios entre homosexuales.

–¿Los sacerdotes son agentes del Vaticano?

–No lo son. Entonces, qué sentido tiene nuestra relación con el llamado Estado vaticano.

–¿Es una intromisión?

–Diría que hay que esclarecer el contenido de la relación de México con el Vaticano, que es la sede de la Iglesia católica universal, y precisar que la Iglesia católica mexicana está sujeta a dicho Estado; eso es muy importante. ¿Qué sentido tienen estas relaciones si están supeditadas genéricamente? Entonces sí estamos hablando de injerencia, de intromisión en los asuntos internos del país.