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El país caribeño recuerda a los casi 217 mil muertos; sin techo, más de un millón de personas

Haití no morirá, dice el presidente Préval durante ceremonia en la capital

Vestido de blanco y con un brazalete negro, el gobernante encabeza actos a un mes del terremoto

Todos los credos, desde el vudú hasta católicos, bautistas y protestantes, oran en Puerto Príncipe

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Decenas de miles de sobrevivientes del terremoto del 12 de enero rezan en Puerto Príncipe en recuerdo de las víctimas fatalesFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Sábado 13 de febrero de 2010, p. 17

Puerto Príncipe, 12 de febrero. Haití no morirá, Haití no debe morir, declaró el presidente René Préval, vestido de blanco con un brazalete negro, al encabezar una de las ceremonias realizadas en Puerto Príncipe al conmemorarse un mes del terremoto que devastó la capital y dejó alrededor de 217 mil muertos y aproximadamente un millón 200 mil personas sin techo.

Haití cumplía hoy una jornada nacional de luto, elevando plegarias en todos los credos en recuerdo de las víctimas, que las autoridades dispusieron será de seis días y culminará con una celebración de la vida que mirará al futuro. El pueblo haitiano está invitado a participar en múltiples ceremonias organizadas por varias iglesias que abrieron sus templos temprano.

El mandatario escuchó las declaraciones de los diferentes oradores, entre ellos el periodista Marcus García, quien perdió a su esposa en el sismo, en una ceremonia efectuada en una plataforma llena de flores en la Escuela de Enfermería de la Universidad de Notre Dame, que fue retransmitida por las radios y la cadena de televisión del país caribeño.

Haitianos, el dolor es demasiado fuerte para expresarlo en palabras. Sequémonos las lágrimas y reconstruyamos Haití, expresó Préval, quien envió un saludo al convaleciente ex presidente estadunidense Bill Clinton. Clamó que en esta hora en que el pueblo haitianos está sufriendo, el coraje y la fuerza que han mostrado en esta desgracia es la señal de que Haití no puede morir, y no morirá.

Entre los que acudieron a la ceremonia estaba el primer ministro Jean-Max Bellerive, secretarios de Estado y el presidente del Senado, Kely Bastien, que fue sacado de entre los escombros del Parlamento y tuvo que ser operado por una grave lesión en el pie. Bastien iba con muletas y sandalias.

Cientos de miles de personas, la mayoría vestidas de blanco, se reunieron desde las seis de la mañana en la plaza de Champs-de-Mars, ubicada junto a las ruinas del Palacio Presidencial y cuyos alrededores albergan uno de los campos de refugiados más grandes de Puerto Príncipe. Los que perdieron sus casas cerraron algunas calles y se reunieron a orar frente a un altar casero.

La gente no puede morir. La gente son almas y las almas no pueden morir, dijo Max Beauvoir, el sacerdote de vudú más importante de Haití, quien se sentó junto al arzobispo católico Joseph Lafontant durante el servicio.

A su vez, Lafontant dijo que después del sismo, la amargura, los resentimientos sociales, el desprecio, los complejos más fuertes parecen haber perdido peso.

Todas las religiones de Haití, desde el vudú, católicos, bautistas y protestantes, estamos reunidos aquí para rezar porque Haití ahora tiene riqueza espiritual en la eternidad, dijo un pastor en una tarima de Champs-de-Mars, ante una multitud que gritaba aleluya y alzaba las manos con fervor.

Hombres, mujeres y niños lloraron cuando desde la tarima se recordó a aquellos que se fueron a la eternidad el 12 de enero, cuando un terremoto sorprendió a la población destrozando en menos de un minuto la capital.

Aquel 12 de enero la tierra tembló y Haití cayó al vacío, pero somos un pueblo muy orgulloso y fuerte en la adversidad, que ha demostrado un gran sentido de la solidaridad con pocos medios, dijo el director de Radio Mélodie FM.

Con locales comerciales cerrados, la única actividad que seguía su curso hoy era la distribución de comida por Naciones Unidas con la ayuda de diversas organizaciones no gubernamentales.

Hombres con saco y corbata esperaban pacientemente a las mujeres, que hacían cola para recoger sacos con 25 kilogramos de arroz. Un mes después del sismo, las necesidades más básicas de la población continúan siendo urgentes. No tenemos ni agua, aseguró Carline Nazaire, de 27 años.

Hoy, tenemos muchos niños que han perdido a sus padres, dijo uno de los pastores mientras varios menores lloraban entre la multitud. En el centro de Puerto Príncipe, militares estadunidenses organizaban la seguridad para las ceremonias religiosas.

Algunas misas están programadas en las fosas comunes donde reposan miles de cuerpos.

En el medio de la plaza Saint-Pierre, en Pétion-Ville, en las colinas de Puerto Príncipe, una orquesta acompañó los rezos de los cientos de refugiados en este lugar. Alzaron los brazos al cielo, como signo de agradecimiento a una multitud que respondía a las plegarias de un pastor protestante.

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) informó que junto con el gobierno de Haití ha puesto en marcha un plan de recuperación temprano con alimentos y dinero en efectivo en favor de las comunidades afectadas, para que por sí mismas puedan reconstruir sus vidas. Reconoció que unos 3 millones de haitianos siguen necesitando ayuda inmediata.

El PMA dijo estar listo también para apoyar a otras agencias de Naciones Unidas, como la FAO y otros organismos, en la entrega de semillas y fertilizantes para la siembra de cultivos. Asimismo, está apoyando al gobierno haitiano para aumentar su capacidad logística y en el manejo de la cadena de suministros, almacenaje y evaluación alimentaria.

Falta aún más apoyo: FAO

El director de la FAO, Jaques Diouf, advirtió en una reunión en Roma que sólo ha recibido 8 por ciento de los 23 millones de dólares requeridos como ayuda inmediata para el sector agrícola de Haití. Dijo que en momentos en que el país hace frente a una fuerte crisis alimentaria, estamos alarmados por la falta de apoyo al llamado de urgencia de Naciones Unidas.

En tanto, la Unión Europea propuso destinar 90 millones de euros (unos 125 millones de dólares) del presupuesto de reserva de emergencia del organismo para financiar un paquete de ayuda.

Por lo demás, las autoridades haitianas y las organizaciones de ayuda internacional aún no han podido determinar cómo albergar y cuidar a más de un millón de personas que viven en tiendas y albergues improvisados en las calles, luego de que se produjo la víspera la primera lluvia copiosa como señal del inminente comienzo de la temporada de aguaceros.

Estados Unidos seguirá apoyando a sus socios haitianos en la transición entre la ayuda de emergencia y la reconstrucción a largo plazo, dijo en un comunicado la Casa Blanca.