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Pasó 27 años preso en Sudáfrica; democracia y reconciliación racial, su objetivo

Se cumplen hoy 20 años de la liberación de Mandela; inició un proceso político sin igual
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El 11 de febrero de 1990, Nelson Mandela sale de la prisión Victor Verster, en Western Cape. Le acompaña Winnie, su entonces esposaFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Jueves 11 de febrero de 2010, p. 22

Johannesburgo, 10 de febrero. Este jueves 11 de febrero se cumplen 20 años de la puesta en libertad de Nelson Mandela, el militante más célebre de la lucha antiapartheid, que significó el fin de la era del racismo y el inicio de un experimento sin igual de reconciliación nacional y el advenimiento de la democracia representativa en Sudáfrica.

Desde el punto de vista político, el cambio es radical. Las leyes segregacionistas se desmantelaron, la democracia multirracial está instalada y el país se ha dotado de una de las constituciones más liberales del mundo. En ese contexto, desde su liberación en 1990, Mandela ha pasado a ser un icono mundial de la reconciliación y el perdón.

Muy frágil a sus 91 años, Madiba, el nombre con el que lo llaman los miembros de su clan, limita sus apariciones y se expresa sólo mediante grabaciones de video. Con su liberación, después de pasar 27 años en las celdas del régimen segregacionista, se aceleró la caída del apartheid. Cuatro años más tarde, se convertía en el primer presidente negro de Sudáfrica elegido democráticamente.

Un icono mundial de la reconciliación. Esta definición del arzobispo anglicano Desmond Tutu resume el principal legado de Mandela: transformar, sin rencores, un país desgarrado en una democracia multirracial y estable.

Mandela nació el 18 de julio de 1918 en la región sureste del Transkei, en el seno de un clan real. Su padre le llama Rolihlahla, el que trae problemas, en xhosa. Un maestro le añadirá Nelson.

De hecho, Mandela manifiesta muy pronto un espíritu rebelde y lo expulsan de la universidad negra de Fort Hare por un conflicto sobre la elección de representantes estudiantiles. En Johannesburgo, el pasante de abogado, aficionado a las mujeres y al boxeo, milita en el Congreso Nacional Africano (CNA) y cofunda la Liga de la Juventud de ese partido.

Frente a un régimen que institucionaliza el apartheid en 1948, toma las riendas del partido. Detenido en múltiples ocasiones, Mandela es juzgado una primera vez por traición y absuelto en 1956. Un año más tarde, preside el CNA cuando, prohibido en 1960, da el salto a la lucha armada. Detenido, es juzgado con el núcleo dirigente por sabotaje y conspiración contra el Estado.

En el proceso de Rivonia (1963-1964), es condenado a cadena perpetua pero proclama su profesión de fe: Mi ideal más querido es el de una sociedad libre y democrática en la que todos vivan en armonía con igualdad de oportunidades. Un ideal por el que estoy dispuesto a morir.

Desde la isla prisión de Robben Island, a la altura de Ciudad del Cabo, o bien desde otras celdas, Mandela inspirará a sus compañeros, que combatieron con las armas al régimen racista que entonces contaba con el apoyo de las potencias occidentales. A partir de 1985, el régimen de apartheid, asfixiado por las sanciones internacionales y la incansable lucha interna, inicia contactos secretos.

El 11 de febrero de 1990, el detenido 46664 aparece como hombre libre de la mano de su segunda esposa. De inmediato retoma las negociaciones. El éxito de la transición, negociada con el último presidente del apartheid, Frederik de Klerk, son galardonados con el Premio Nobel de Paz 1993 estos dos hombres.

Elegido presidente en los primeros comicios multirraciales en Sudáfrica, el 27 de abril de 1994, Mandela expresa en su discurso de investidura su voluntad de construir una nación arco iris en paz consigo misma y con el mundo.

En 1998, el día en que cumple 80 años, Tata contrae matrimonio con Graça Machel, viuda del ex presidente mozambiqueño, 27 años más joven. Un año más tarde abandona la presidencia y se aleja de la vida pública.

Leal al CNA, evita posicionarse en política, excepto en materia de lucha contra el sida. La enfermedad es un tabú cuando organiza en 2003 el primero de una serie de conciertos mundiales benéficos. Dos años más tarde, Mandela anuncia públicamente que su hijo ha muerto de sida.

Desde 1994, el CNA ha ganado con holgura todas las elecciones. Pero el actual presidente, Jacob Zuma, lejos de lo que ha sido Mandela, se encuentra ahora envuelto en un escándalo provocado por el nacimiento fuera del matrimonio de su vigésimo hijo, lo que de entrada debilita el apoyo político a su investidura a menos de un año de su elección.