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En juego, los intereses económicos y políticos de los magnates

Intensas pláticas en Ucrania tras negativa de Yulia Timoshenko de admitir derrota
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 10 de febrero de 2010, p. 28

Moscú, 9 de febrero. La negativa de Yulia Timoshenko a reconocer hoy su derrota en la segunda vuelta de las presidenciales del pasado domingo en Ucrania, a pesar de que observadores internacionales calificaron la votación de transparente y democrática, sólo evidencia la intensa negociación en la sombra que se está dando entre el equipo de la perdedora y aún primera ministra con las distintas bancadas en la Rada (Parlamento), la única instancia facultada para ratificarla en el cargo o nombrar nuevo jefe de gobierno.

Timoshenko desapareció hoy de la escena pública, recluyéndose en un temporal ostracismo que despertó toda suerte de especulaciones sobre su inmediato futuro político, y no sólo no ofreció la rueda de prensa pospuesta varias veces el lunes, sino tampoco el mensaje a la nación que se anunció iba a dirigir por televisión.

Es de suponer que Timoshenko, quien perdió el respaldo foráneo a sus alegatos de fraude, tanto de la Unión Europea como de Rusia, ya que hoy el titular del Kremlin, Dimitri Medvediev, felicitó a Viktor Yanukovich por su triunfo electoral, no quiere sólo poner en entredicho la legitimidad de la victoria de Yanukovich y refrendar que va a impugnar los resultados de la votación en tribunales, lo que como están las cosas, la verdad, poco podría cambiar.

Querría hacerlo desde la certeza de que cuenta con suficiente apoyo parlamentario para seguir como primera ministra, pero el equipo del virtual presidente electo tampoco está cruzado de brazos y está intentando pactar una nueva coalición mayoritaria en la Rada que frustre los planes de Timoshenko y la deje, en el mejor de los casos, como nueva líder de la oposición política.

Lo que está en juego en este momento en Ucrania no son proyectos de país, sino los intereses económicos de los magnates que están detrás de Yanukovich y Timoshenko. Rinat Ajmetov, el multimillonario ruso que hizo fortuna en las regiones mineras del Donbás del este de Ucrania y financió la campaña de Yanukovich, promueve la candidatura a primer ministro de Nikolai Azarov, diputado y segundo en la dirección del opositor Partido de las Regiones.

Pero la legislación ucraniana impide que una sola bancada parlamentaria postule candidato a primer ministro y tiene que hacerlo una coalición con mayoría de votos. Para imponer a su preferido, el de Ajmetov, más bien, Yanukovich tendría que llegar a un acuerdo con la bancada de Timoshenko, lo cual se antoja impensable, o con la fracción de Viktor Yushenko, el presidente saliente, que no se descarta en dependencia de quién sea el candidato propuesto y de qué reciba a cambio el vapuleado mandatario (apenas sacó poco más de 5 por ciento de los votos en la primera vuelta).

En los próximos días, todo es posible en Ucrania.