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El poeta indígena realizó la primera traducción al náhuatl de la Constitución de 1917

Se reivindican lenguas milenarias que fueron excluidas: Natalio Hernández

Llegamos al siglo XXI con la posibilidad de construir una nación multicultural bilingüe

Será presentada el día 25, con la participación del historiador Miguel León-Portilla

 
Periódico La Jornada
Martes 9 de febrero de 2010, p. 8

El poeta Natalio Hernández, quien realizó la traducción al náhuatl de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (Amatlanahuatili Tlahtoli Tlen Mexicameh Nechicolistli Sentlanahuatiloyan), consideró que este proyecto reivindica las lenguas mexicanas que históricamente fueron excluidas y que dan sentido social, histórico y político a la nación mexicana.

Llegamos al siglo XXI con la posibilidad de que las lenguas originarias mexicanas se proyecten para construir una nación multicultural bilingüe, con la edición en náhuatl, maya, zapoteco y mixteco de la Carta Magna, que es un proyecto del Senado, explicó el poeta nahua en entrevista con La Jornada.

Influencia de los olmecas

La Comisión Especial Encargada de los Festejos del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana presentará el 25 de febrero la Constitución federal en náhuatl con la participación del historiador Miguel León-Portilla.

Para Hernández, en el siglo XXI se puede proyectar México como una nación multilingüe y plural. Señaló que estamos asistiendo a otro acontecimiento histórico importante, que consiste en la traducción de la Constitución de 1917, ya que es el documento que fundamenta la nación mexicana moderna y contemporánea que nos toca vivir a todos los mexicanos.

Añadió que se trata de la primera traducción al náhuatl que se hace de la Constitución de 1917. Antes se tradujo la de 1857, tarea que realizó en 1888 Miguel T. Palma, catedrático de latinidad en el Colegio de Puebla, quien era integrante de la Sociedad de Geografía y Estadística, y profesor de lengua náhuatl en escuelas normales.

Aseveró que “la nación que tenemos se gesta –como sostiene Enrique Florescano– desde la época de los olmecas. Estamos hablando unos mil 200 años y más tarde se empieza a conformar lo que será el Estado mexicano. Con los olmecas se inicia lo que po-dríamos denominar el Estado mesoamericano, y éste se viene a desarrollar en los centros más importantes, como Teotihuacán y Tula, hasta llegar a Tenochtitlán, Palenque, Bonampak y Chichén Itzá, toda la zona de la cultura maya del sureste.

“Entonces, cuando los aztecas fundan Tenochtitlán en 1325, se retoma todo este proceso de reconstrucción de lo que será la nación mexicana. Para 1450, más de medio siglo antes de la conquista y la Colonia, ya teníamos el proyecto de nación que imaginaron, que vislumbraron y proyectaron Nezahualcóyotl y Moctezuma.

“La nación que tenemos –prosiguió Natalio Hernández– no se gesta en la Colonia, ni en la Independencia ni en la Reforma, sino que provienen desde la época de los olmecas, pasando por todos los grandes momentos históricos de Teotihuacán y Tula, hasta llegar a Tenochtitlán.

Por eso es importante nuestra Constitución, la cual retoma esos cimientos de la civilización que viene desde tiempos muy antiguos.

Lenguas marginadas

El también fundador de la Organización de Profesionistas Nahuas destacó la importancia que tiene la traducción de la Ley Suprema en una de las lenguas originarias mexicanas, el náhuatl, porque aquéllas son milenarias y anteriores incluso al español de Europa. “Son lenguas que tienen 4 mil años.

“A partir del proyecto de desarrollo de la nación –agregó Natalio Hernández– y después de la época colonial, estas lenguas han sido marginadas.”

Señaló que la Constitución debe estar en las escuelas porque es un documento que establece las normas fundamentales de la nación. Son las bases de lo que somos como país y es un hecho simbólico e importante que los fundadores de México fueron personas con una visión humanística de la sociedad.

Si revisamos cómo se ha construido la nación, vamos a ver que los principales protagonistas de ese proyecto hablaban náhuatl y otras lenguas mexicanas.

Agregó que el proceso para traducir la Ley Suprema duró ocho meses, porque requirió de intensa dedicación.

Afortunadamente he tenido siempre la asesoría de mi maestro y amigo Miguel León-Portilla, a quien conozco desde hace 30 años. Sus orientaciones y consejos me sirvieron mucho para traducir la Constitución de 1917.