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El Macba y un centro cultural lideran la difusión de las artes visuales en Barcelona

Intensifican la cultura catalana mediante la noción de identidad y cosmopolitismo

En España las políticas en ese ámbito empiezan a moverse apenas hacia la formación de nuevos públicos, dice el director del museo

Terminó muestra de John Cage que irá a Noruega

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Vista parcial del montaje de la exposición de John Cage en el Museo de Arte Contemporáneo de BarcelonaFoto Pablo Espinosa
 
Periódico La Jornada
Miércoles 27 de enero de 2010, p. 4

La cultura catalana intensifica su potencia en distintos cauces, siempre con una fuerte noción de identidad, cosmopolitismo y la convicción de que mostrar su cara cultural no solamente la dota de poderío espiritual. Los aspectos materiales y su repercusión se demuestran con la existencia de un Instituto Catalán de Industrias Culturales, mediante el cual destinan 650 millones de euros para materializar el principio de Manuel Castels: pasar de una identidad de resistencia a una identidad proyecto.

En el Festival Internacional Cervantino de 2008, el público mexicano tuvo un acercamiento notable a las artes musicales y escénicas catalanas, mediante un despliegue imponente de acontecimientos entre los cuales figuraron la presencia de Jordi Savall y el montaje teatral-operístico Tirant Lo Blanc, obra maestra de Calixto Bieito.

Propiciado por la Fundación Carolina y la Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior, La Jornada ofrece ahora un breve acercamiento a las artes visuales catalanas mediante dos de las instituciones punteras: el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba), y el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona.

Por crear conocimiento

El Macba, explica su director, Bartomeu Martí, “es un consorcio creado a finales de los años 80, aunque la inauguración formal ocurrió en 1995. Ahora estamos por cumplir 15 años. No coleccionamos arte moderno; pretendemos desarrollarnos como el museo que está mejor equipado para llevar el peso del siglo XX al XXI, pues asumimos un compromiso con la historia, por muy difícil que resulte historizar el presente. Nos concebimos, entonces, como un espacio de riesgo, muy cercano a los artistas de su tiempo.

“La historia del arte contemporáneo no puede escribirse con las obras propiamente dichas; hay que ir a las artes, los documentos, los itinerarios intelectuales de los artistas, no inventariar solamente lo que hicieron. Nos interesa crear conocimiento, conjuntar la experiencia artística con el conocimiento, de manera que los visitantes salen del museo con una perspectiva diferente de la vida.

En España las políticas culturales empiezan a moverse apenas hacia la formación de un nuevo público. No hay todavía una perspectiva estatal que nos permita llegar a una articulación semejante a la que tiene Alemania.

El Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), define Josep Ramoneda, su director, tiene que ver con la cultura urbana. Barcelona es competitiva en medicina, biomedicina y en la capacidad de pensar, hacer, vivir y diseñar ciudad; por su clara capacidad cosmopolita fue capaz también de crear el primer museo de lo urbano en el mundo, pero no solamente en función de los arquitectos y los urbanistas también con los filósofos, los artistas, los escritores, los sociólogos. Una prueba de esto es la presencia, este enero, del Nobel Orham Pamuk quien disertó aquí, en estas salas, sobre el futuro de la novela.

El binomio Cage-Cunningham

Actualmente se despliega una exposición monumental dedicada a Ildefonso Cerdá, el creador de la Barcelona moderna. Culminó, al mismo tiempo, una exposición dedicada a los cien años del jazz y el próximo montaje ocurrirá en febrero: El artista y la ciudad en el siglo XXI.

En el Macba, en tanto, terminó este 10 de enero la exhibición de un acontecimiento: la mayor exposición de John Cage desde su muerte, ocurrida en 1992, y conformada no solamente con partituras, como suele ocurrir con muestras dedicadas a músicos. Se trata del universo entero creado, vivido, del que tomó influencia y el influido por Cage: obras plásticas de su creación y trabajos en colaboración con Marcel Duchamp, Alexander Calder, Robert Rauschenberg y Jasper Jones.

Este magno acontecimiento confluyó con una gira de la Merce Cunninhgham Dance Company, creada por quien fue pareja sentimental y cómplice de muchos de los proyectos artísticos que cambiaron para bien el arte contemporáneo.

Además de videos de obras históricas, bailadas por el propio autor, Merce Cunningham, la actividad involucró a los bailarines de la compañía, quienes impartieron talleres en el Macba, crearon una obra colectiva con niños, compartieron la alegría, la inteligencia, el talento y el asombro de la creación artística que en vida compartieron John Cage y Merce Cunningham.

Un piano preparado (intervenida su arpa interior con tornillos, clavos y demás objetos metálicos, de goma y otros materiales, para lograr sonidos nuevos), su ejemplar del I Ching, prologado por Jung, documentación de su acercamiento íntimo al budismo; los muchos caminos de su indagación interior a partir de la convicción de que la música condiciona el espíritu y lo lleva a momentos de plena realización en la vida.

El entusiasmo de Cage ante el descubrimiento de la música que procede del silencio está representado por las tres versiones que hizo de la emblemática obra 4’ 33”, que consiste en ese lapso de tiempo, cuatro minutos con 33 segundos, donde el pianista no emite ningún sonido. Todo transcurre en el silencio.

En estos momentos, ese portento de exposición de un músico en un museo está en proceso de desmontaje, embalaje y embarque hacia su próximo destino: el Henie Onstad Art Centre de Noruega.

Retrospectiva de Rodney Graham

Desembarque, desembalaje y montaje es el proceso inverso que está por concluir en estas horas, para que el último día de enero se abra al público la siguiente gran muestra en el MACBA: Rodney Graham: a través del bosque, amplia retrospectiva de este artista canadiense que examina la evolución de su compleja obra artística, basada inicialmente en la adaptación de modelos literarios e influida por el arte conceptual de los años 70 del siglo pasado.

El título alude por igual al material de la primera exposición de importancia, en 1976, de Rodney Graham: 75 fotografías Polaroid tomadas durante un paseo nocturno por los bosques aledaños a Vancouver, ciudad que eligió como su residencia.

Fundamentalmente alude a la impresionante percepción creativa de Graham: en 1986 descubrió que en una traducción inglesa de Lenz, un relato de Georg Büchner, la frase Through the forest (a través del bosque) coincide dos veces en el paso de una página a otra. Esto marca los trabajos siguientes, hasta crear una máquina de leer con la que intenta hacer patente y visible lo experimentado, una máquina óptica por donde pasan por igual libros encontrados en librerías de viejo que fragmentos de una ópera de Wagner.

Así de intensa es la vida cultural en el corazón de Barcelona, en la mismísima Plaça dels Angels.