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Festival alejado de cintas taquilleras que contaminan el espíritu

En un lugar recóndito de Serbia, Kusturica reúne a jóvenes y estrellas
 
Periódico La Jornada
Lunes 18 de enero de 2010, p. a17

Mokra Gora, Serbia, 17 de enero. En su pueblecito perdido de las colinas del suroeste de Serbia, el director Emir Kusturica reunió esta semana a algunas personalidades del cine, entre ellas el actor Johnny Depp, para reunirse con jóvenes realizadores de todo el mundo.

Por tercer año consecutivo, Emir Kusturica, doble ganador de la Palma de Oro en Cannes, con Papá está en viaje de negocios y Underground, organiza el Festival Internacional de Cine y Música, ocasión relajada en la que grandes figuras del cine charlan con directores jóvenes.

El año pasado, el realizador estadunidense Jim Jarmush fue el invitado de honor.

Kusturica –que además de hacer cine toca la guitarra y lidera el grupo de rock The No Smoking Orchestra– no ha dejado de lado la música: los conciertos y las fiestas marcan las noches del festival.

La fórmula es magnífica porque establece un vínculo entre futuro y presente del cine, resume un invitado de la comunidad del llamado séptimo arte, que alaba la apertura y disponibilidad de la gente. Hacemos encuentros y vemos películas.

Está muy bien esto de encontrarse entre gente del cine en un festival sin protocolo”, confirma la presidenta del jurado, Marjane Satrapi, codirectora de la película de animación Persépolis.

La cineasta franco-iraní no parece acabar de creer que esté en un lugar tan recóndito como Mokra Gora –al suroeste de Serbia–, no lejos de la frontera bosnia, un pueblo de casas de madera tradicionales y una capillita que Emir Kusturica mandó construir para el rodaje de La vida es un milagro (2004). Él vive aquí cuando no le toca recorrer el mundo.

Al llegar –tras cinco horas de carretera desde Belgrado– no sabes muy bien dónde estás, dice Satrapi con una sonrisa.

En un festival normal nunca tienes tiempo de estar con la gente. Siempre tienes a otras detrás de ti. Siempre estás posando, haciendo un papel. Tienes que parecer inteligente, estar bien peinada, guapa, ¡tienes que serlo todo!, se explaya la cineasta.

Satrapi y el jurado que preside tienen que ver 29 cortometrajes de jóvenes autores de todo el mundo antes de la entrega de premios, prevista el próximo martes. Entre ellos, Buenas intenciones, del mexicano Iván Lomelí, y Terra incognita, de Rodrigo Alves Melo, estudiante brasileño de la escuela cubana de San Antonio de los Baños.

La imagen es insólita: Johnny Depp, actor de fama mundial, sale de la pequeña casa de madera donde ha sido huésped de Emir Kusturica después de celebrar hasta altas horas el Año Nuevo ortodoxo. Se acerca a los estudiantes y se abre paso, con la ayuda de sus guardaespaldas, entre los admiradores congregados a su paso.

Depp dice que está muy impresionado por esta aglomeración en un lugar perdido de Serbia y por la posibilidad de estar con la gente.

Emir Kusturica desea que su festival conserve una dimensión razonable y siga consagrado únicamente al cine, a la música y a la vida, alejado de las películas taquilleras que contaminan el espíritu.

Johnny Depp se dispone a actuar en una nueva película de Emir Kusturica, dedicada al revolucionario mexicano Pancho Villa.