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Ver día anteriorDomingo 17 de enero de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Desde otras ciudades

Política y asbesto

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Aspecto de la localidad francesa de LilleFoto Tomada de la Internet
P

arís. La alcaldesa de la ciudad de Lille, al norte de Francia, también primer secretario del Partido Socialista francés, está envuelta en un escándalo relacionado con el asbesto, material de construcción en auge durante las décadas de los años 40 a los 70 del siglo pasado, pero declarado mortalmente cancerígeno desde 1983 por una directiva europea.

La señora Aubry fue directora de relaciones del trabajo en el Ministerio del Trabajo (1984-87) y tenía, entre otras funciones, la de hacer respetar la seguridad sanitaria de los trabajadores, además de que disponía de un director adjunto adscrito al Comité Permanente sobre el Asbesto. Sin embargo, no tomó en su momento las medidas necesarias para des-asbestizar empresas cuyos empleados respiraron polvo de este material, manifestando con el tiempo la mortal enfermedad.

El actual escándalo contra la funcionaria socialista quiere equipararse con el que hubo en los años 90 por la sangre contaminada que cobró muchas vidas por la falta de reacción oportuna de las autoridades, quienes debieron haber exigido a tiempo el calentamiento preventivo del líquido vital.

La acusación contra la funcionaria, en un primer juicio en la ciudad de Marsella en el año 2000, dice: El Estado no tomó las medidas necesarias para proteger la salud pública de un peligro susceptible de conducir a la muerte, pues esta protección fue aplicada hasta 1987.

Ahora es en Lille, donde los gendarmes de la Oficina Central de Lucha contra el Deterioro al Medio Ambiente y a la Salud Pública, donde la señora Aubry declarará en un juicio que lleva la juez Marie-Odile Bertella-Geffroy sobre el papel de los decididores público en el asunto del asbesto. Asbesto que no sólo forma parte de las estructuras de la mayoría de las edificaciones en la ciudad de México y otras del país, sino, sobre todo, que es todavía el material de los tinacos de agua potable de la inmensa mayoría de los mexicanos.

Yuriria Iturriaga, corresponsal