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A mí me señalan de borracho y mujeriego, menos de ratero

Olivares sigue en guardia; participa en tv y graba novelas

Soy feliz, el único problema es que se me acerca mucho vividor, lamenta

 
Periódico La Jornada
Viernes 15 de enero de 2010, p. a15

Hace 22 años Rubén Olivares se retiró del boxeo, pero lamenta seguir igual que cuando peleaba en el cuadrilátero: Todavía tengo que andar cabeceando a muchos que nada más me buscan para joder...

“A mí me señalan de borracho, de mujeriego, de lo que sea, menos de ratero. Gracias a Dios mi padre me enseñó a trabajar, a ser gente honesta –expresa con cierto enfado–.

“Allí está ese otro que dijo que era presidente del empleo, pero uno ve que ya subió todo, ¿dónde vamos a parar? ¡Qué bárbaro! El problema es que los mexicanos somos agachones, no hacemos nada. Si nos juntamos, quihúbole, a ver; pero como no nos unimos nos hacen lo que nos hacen. No obstante, al rato le vamos a hacer estatuas y poner su nombre a las calles.”

A pesar de todo, Olivares sigue en guardia y sus planes son en grande a sus 63 años recién cumplidos.

Últimamente ha participado en las telenovelas Velo de Novia y Contra Viento y Marea, aparte de que es comentarista en funciones de pugilismo. “Fui dos veces a Tv Azteca, pero sólo me dieron 5 mil pesos cada una y después querían que fuera gratis. Ahora soy comentarista en Televisa.

“Recuerdo cuando estaba Azcárraga Milmo: me mandó traer de la Bondojito y me dijo que esa era mi casa. Y ahora sólo me dan 5 mil pesos, aunque les llevo las sillas, las aguas... y el rating.”

Considera grabar un disco de poesías y un video con clases de boxeo para enseñarles mi técnica, porque observa muchas carencias en los mánagers y púgiles de la actualidad.

Planea también construir un gimnasio en la azotea del Museo de la Fama, porque ahora tiene que entrenar a sus pupilos en plena calle: Pongo unas sillas, cierro la calle y aquí mismo los entreno, los pongo a brincar la cuerda. Son como unos 10, pero nadie me paga. Después de un rato llega la policía a ver qué pasa, pero les digo que los estoy entrenando y hasta se quedan un rato a ver.

Recuerda que estuvo preparando a un chamaco que me dejó el líder de los ferrocarrileros y la otra vez me mandó una canasta con angulas, salmón, coñac, whisky... no como ésta que me acaban de dar en la ANDI, dice, y muestra un paquete con frijoles, latas, arroz y un pequeño papel de baño.

Olivares no ha solicitado su licencia de mánager porque ha tenido malas experiencias con sus anteriores peleadores.

El problema es que “yo les enseño, pero después se van con otro mánager. Los papás dicen ‘ya debútelo de profesional’, porque sólo quieren la lana y no entienden que los chavos tienen que aprender. A unos se los llevaron con Chucho Cuate, hicieron dos, tres peleas, y a la chingada.

Al chavo hay que masajearlo, alimentarlo, darle vitaminas. Y todo eso sale de mi dinero. A ellos les digo que cuando sean campeones del mundo se van a comprar hasta su avión particular y los papás hasta abren los ojos. Sólo quieren la lana, la feria. Pero ya ves lo que está pasando: no les enseñan a pelear y por eso se mueren. Además, en los gimnasios se los acaban, los matan, y a la hora de la pelea ya no tienen fuerzas.

Ya encarrerado, comenta que él habría noqueado al filipino Manny Pacquiao, considerado el mejor boxeador del mundo en la actualidad: A mí me preguntan si le hubiera ganado y les digo que ha bría sido una pelea fácil: lo acorralo, lo meto en una esquina y de ahí no lo dejo salir.

Las figuras de madera

Mientras platica, el Púas muestra con orgullo sus figuras talladas en madera: un cuadro de la Última Cena, en la que todos los apóstoles tienen guantes menos Jesucristo, porque es el Jefe; de los Reyes Magos, de efigies religiosas y rostros en general, y en estos días se afana en restaurar una replica de la Copa del Mundo.

Se trata de un oficio que aprendió cuando niño, antes de ser boxeador, al que lo metió su padre, Salomón, para que no anduviera en las calles, pero de nada sirvió porque seguí de vago, pero por lo menos aprendí algo qué hacer.

Las figuras acabadas en papel dorado las vende en 150 dólares y las de madera natural en 100 dólares, y como mis maestros ya se murieron, cuando me llega una chamba grande les hablo a sus hijos y a sus nietos.

El ex campeón está arreglando su casa en la Bondojito, que ya necesita una remodelación y pintura, pero mientras tanto la decoró con fotos de su vida y de su carrera. En una, se observa a su ex rival Alexis Argüello, quien se suicidó.

Serio, el Púas confiesa: “No, yo no me quito la vida, sino hasta que Dios diga ya... Y quiero que escriban en mi lápida: ‘Aquí te quedas y aquí te estás. Y chinga tu madre si te vas’, o ‘Aquí yace y yace bien. Tu descansas y yo también’”.

Olivares sobrevive de una pensión que le dejó su ex esposa. De vez en cuando le dan un porcentaje en la Asociación Nacional de Intérpretes por las películas en las que intervino y que se retransmiten. Se queja, sin embargo, de que sus películas las retransmiten constantemente, pero sólo le dan “una ayuda solidaria, nada más.

No tengo mucho, pero Dios provee, dice serenamente y muestra con orgullo un block de la Fundación Rubén Olivares AC, con la que espera ayudar a púgiles en desgracia.

“Cuando fueron a hacer los trámites a Hacienda y a Relaciones Exteriores preguntaban asombrados si era en realidad para el Púas, para el campeón –rememora–.

“Fíjate: saben a quién le van a dar el permiso, a gente decente, honesta. La fundación ahorita está en stand by, en espera, hay que actualizarla. Y ya que esté lista si hacen un donativo de un millón de dólares, yo debo declarar en qué lo gasto”.

–¿Es feliz, Rubén?

–Sí, soy feliz. El único problema es que se me acerca mucho vividor –responde y se sube a un Chevy rojo que ahora ocupa el sitio de su viejo LTD llamado el Pocillo: Cómo estaría, que traía más golpes que yo.

Antes de partir se acerca y comenta en corto: “Quiero hacer un cómic del Púas. Diles ahí en La Jornada. Imagínate cuánto vamos a vender: todas las andanzas de mi vida y del boxeo, y se puede hacer en inglés para venderlo en Estados Unidos. Es un buen negocio...”