Sociedad y Justicia
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La dependencia dice que 7.5 millones de jóvenes están excluidos de la enseñanza superior

Refutan expertos a SEP: sin prepa ni universidad, casi 11 millones

Critican erróneas políticas gubernamentales y que el mercado coordine la oferta educativa

Se pierden generaciones de mexicanos, advierten; demandan abrir un debate en la materia

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Marcha de aspirantes rechazados por el IPN, en imagen de archivoFoto José Carlo González
 
Periódico La Jornada
Martes 5 de enero de 2010, p. 26

El déficit en la atención a la demanda de educación media superior y superior es consecuencia de las erróneas políticas gubernamentales asumidas en décadas recientes, debido a las cuales se canceló el acceso de miles de mexicanos a la enseñanza pública y se entregó al mercado la coordinación de la oferta, lo cual ha tenido un severo costo para el país, ya que se están perdiendo generaciones de jóvenes, advirtieron expertos en la materia.

De acuerdo con la Secretaría de Educación Pública (SEP), entre los mexicanos en edad de cursar esos niveles, 7.5 millones están fuera de la universidad y 2.4 millones fuera de la preparatoria. No obstante, a juicio del especialista Manuel Gil Antón, no son 7.5 millones los jóvenes excluidos de la enseñanza superior, sino 8 millones 250 mil. Esto da como resultado 10 millones 650 mil jóvenes marginados de esos niveles educativos.

A su vez, Hugo Casanova, integrante del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación, de la Universidad Nacional Autónoma de Mexico, expresó que dicha problemática es producto de que desde los años 80 las estrategias del gobierno favorecieron los factores macroeconómicos y expresaron un inequívoco desinterés por los factores sociales, de tal suerte que la enseñanza superior fue tratada como prescindible.

A causa de la política neoliberal, la cobertura educativa se ha atendido de forma insuficiente; de manera radical se redujo el acceso de miles de jóvenes a las instituciones públicas, abundó.

Bajo ese esquema, muchos de ellos tuvieron como única alternativa el ingreso a centros privados, que se caracterizan por su limitado alcance social y, salvo algunas excepciones, por su insolvencia académica, añadió.

Consideró que a mitad del sexenio ya no es posible esperar acciones radicales en materia de educación superior, por lo cual la perspectiva es que este gobierno mantenga su perfil actual.

Señaló la urgencia de que los actores educativos propongan políticas públicas que rebasen la dimensión sexenal. Es necesario, enfatizó, un pacto en el cual desterremos la politiquería gremial y partidista.

La profesora-investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional Etelvina Sandoval manifestó que el déficit en la cobertura educativa obedece a la falta de visión oficial, de espacios y de una política para la atención y retención en bachillerato y universidad.

Además ha faltado mucho trabajo del gobierno, que descuidó el bachillerato, y todo se ve cuando el problema estalla, agregó.

En educación, lo anterior tiene un costo muy grande porque hablamos de generaciones de jóvenes que se están perdiendo, lo cual tiene repercusiones económicas, sociales y educativas. Es decir, tenemos un país de jóvenes desaprovechados.

Al estar excluidos del sistema educativo, buscarán una ocupación de lo que sea o en lo que sea, con lo cual se abren las puertas a problemas como la delincuencia o la drogadicción; además se genera mayor inseguridad laboral, entre otros efectos, dijo.

Apremió a abrir un fuerte debate sobre este tema, que es el mayor problema educativo que actualmente se tiene.

A su vez, Manuel Gil Antón, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, insistió en que la SEP da una cifra menor de los jóvenes en edad de ir a la universidad que no lo hacen.

En realidad no están fuera 7.5 millones, sino 8 millones 250 mil, si se toma en cuenta no la tasa bruta, sino la tasa neta, es decir, el número de jóvenes que están estudiando efectivamente y que tienen entre 19 y 24 años de edad.

Lo grave, añadió, es que por lo menos desde hace 20 años el Estado no ha atendido este problema de manera integral, ya que ha dejado la autoridad educativa en manos no del magisterio, sino de la dirigencia magisterial.

Además ha permitido que el mercado coordine el crecimiento de la oferta, lo cual es una verdadera irresponsabilidad, sobre todo en un país con la desigualdad que tiene México.

Así, la exclusión educativa de millones de jóvenes es resultado de cuatro factores combinados: a) el impacto de la crisis económica en la posibilidad de hacer estudios previos al bachillerato y en la infraestructura de las escuelas de nivel básico, b) la falta de calidad en el proceso educativo, c) la ampliación de la oferta de carreras de corte técnico, que no interesan a los jóvenes, en lugar de ampliar la oferta en las carreras que demanda la población y d) el desplome en la percepción de la utilidad de la enseñanza, finalizó.