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Se invertirán más de $1,722 millones en el nuevo edificio de Reforma e Insurgentes

Venderá el Senado casi todo su patrimonio para poder estrenar sede el próximo año

Conservará la casona de Xicoténcatl por evidentes razones hitóricas; se planea hacerla archivo y museo

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Con el cambio de sede, el Senado tendrá un ahorro anual de 100 millones de pesos a partir de 2011, de acuerdo con el legislador panista José González Morfín, presidente del fideicomiso para la construcción y equipamiento del nuevo recinto de Reforma e Insurgentes. La imagen, durante una sesión de abril pasado en la casona de XicoténcatlFoto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Domingo 27 de diciembre de 2009, p. 6

Después de 78 años de tener como recinto oficial el histórico edificio de Xicoténcatl, que data del siglo XVII, en septiembre próximo el Senado de la República cambiará su sede a un moderno inmueble ubicado en Reforma e Insurgentes.

La obra, que tendrá un costo cercano a 2 mil millones de pesos, se inició en diciembre de 2007; a pesar de las restricciones presupuestales para su construcción –en 2009 la Cámara de Diputados le recortó 200 millones, y para el año que está por empezar otros 50 millones– la mesa directiva del Senado acordó continuar con los trabajos hasta concluir, aunque para ello tendrá que vender prácticamente todo su patrimonio inmobiliario.

El presidente del fideicomiso para la construcción y equipamiento del nuevo recinto, el panista José González Morfín, comentó que el Senado sólo conservará la casona de Xicoténcatl, la cual quedará como archivo histórico y biblioteca.

Ahí también podrán realizarse sesiones solemnes, recibir a jefes de Estado, al cuerpo diplomático y rescatar su patio para exposiciones, porque la idea es que se mantenga como un edificio vivo, señaló el legislador.

Antes de 1931, año en que se instaló ahí el Senado, el edificio albergó al Colegio Seminario de Señora Santa Ana, luego al Convento de San Andrés. En 1767 era el Colegio de San Juan de Letrán, más tarde, en 1770, fue acondicionado como hospital general y en 1783 se fusionó con el Hospital del Amor de Dios, pero debido a problemas entre el gobierno federal y la orden de los Jesuitas, fue fraccionado en dos partes y se abrió la calle de Xicoténcatl.

El presidente de la mesa directiva del Senado, el perredista Carlos Navarrete, comentó que no venderán la casona de Xicotécatl por evidentes razones históricas. Relató que fue ahí donde Benito Juárez se encontró por única vez con Maximiliano, aunque éste ya estaba muerto.

Después de que fue fusilado en el Cerro de las Campanas, en Querétaro, el cadáver del emperador fue trasladado al recinto ubicado entonces entre Tacuba y Donceles, porque aún no se abría la calle de Xicoténcatl. Acompañado por Sebastián Lerdo de Tejada, el presidente Juárez, quien ya había restaurado la República, fue a verlo hasta ahí.

En la actualidad, ese inmueble, que combina formas clásicas, barrocas y neorrenacentistas, aloja pinturas, murales y cuadros que rescatan momentos de trascendencia para la historia del país. En el patio se alza la estatua de Belisario Domínguez, cuya mano hace una señal de protesta contra el régimen de Victoriano Huerta, quien al final mandó asesinar al senador chiapaneco.

A ambos lados de la entrada del edificio se encuentra un mural de la pintora Sylvia Pardo, sobre la Independencia, la Reforma y la Revolución Mexicana, así como lienzos de Jorge González Camarena, alusivos al pasado prehispánico del país.

El vicepresidente de la mesa directiva del Senado, Francisco Arroyo Vieyra, dijo que sentirán nostalgia al dejar ese sitio. El problema –señaló– es que no es suficiente para dar cabida a las nuevas necesidades del órgano legislativo. Descató que ahora ocupan 12 edificios –la mayoría rentados–, por lo que es mejor contar con una sola sede.

Al cambiarse al nuevo conjunto que se construye en Reforma se ahorrarán 100 millones de pesos al año, que es lo que se paga en la renta de todos los inmuebles, así como en cuestiones de seguridad, comentó González Morfín.

De acuerdo con el reporte más reciente de ese fideicomiso, el contrato original de la obra fue por mil 699 millones 648 mil pesos, que hasta marzo pasado se había elevado a mil 722 millones 298 mil. El nuevo recinto ocupa un predio de 9 mil 53 metros cuadrados, y consta de un basamento de dos niveles, un piso para el salón de sesiones, hemiciclo de seis niveles para los grupos parlamentarios y salones de usos múltiples, una torre de 16 pisos destinada a oficinas de los senadores y personal de la cámara, y cuatro niveles de estacionamientos subterráneos.

González Morfín detalló que la constructora ofreció entregarles la obra la segunda semana de agosto, para que en el periodo que comienza en septiembre de 2010 ya podamos sesionar ahí.

Dijo que los ahorros comenzarán a darse a partir de 2011, cuando ya no se tenga que pagar renta –sólo en la Torre del Caballito se gastan 60 millones de pesos anuales por ese concepto–, y los costos de mantenimiento y seguridad disminuyan también por la sistematización tecnológica.

El panista expuso que la actual legislatura retomó una obra que les heredaron sus antecesores –el proyecto lo impulsaron desde 2000 Diego Fernández de Cevallos y Enrique Jackson, entonces coordinadores de las bancadas de PRI y PAN, respectivamente– y lo hemos hecho tratando de cuidar los recursos públicos que nos han dado para ese fin.

A su juicio, la nueva sede de Reforma e Insurgentes servirá al Senado por 100 años o más, e incluso quedará holgada, si se aprueba la iniciativa que él impulsa para disminuir el número de senadores, que en la actualidad es de 128.