Nueva York, 26 de diciembre. El mundo contenía la respiración: ¿La vida de Michael Jackson corría peligro? ¿Una llamada de emergencia de mansión? ¿En ambulancia a la clínica? ¿Paro cardíaco? Era el 25 de junio cuando el servicio online Tmz.com dio la alarma: apenas dos horas después, el shock y el duelo sustituyeron a la incertidumbre.

La CNN informaba citando a un médico forense en Los Ángeles que el rey del pop había muerto, Jackson, una de las estrellas más grandes y polifacéticas de todos los tiempos, murió antes de cumplir 50 años y a sólo unos días de su previsto regreso a los escenarios.

Medio año después, el drama en torno a la muerte del icono del pop promete convertirse en un thriller judicial. ¿Debe su médico de cabecera Conrad Murray responder ante un tribunal por un delito de homicidio? La muerte de Jackson, ¿ocurrió por negligencia médica o con premeditación? Un proceso contra el cardiólogo de Houston, en Texas, es seguro.

El doctor Murray había inyectado a su insomne paciente un narcótico, además de fuertes tranquilizantes en la mañana del 25 de junio. Después, dejó un tiempo decisivo. Al final, cualquier intento de salvarlo llegaría demasiado tarde.

Un Moonwalk perfecto

Un proceso en torno a la muerte de Michael Jackson fascinaría posiblemente al mundo igual que un proceso por abuso de menores como el que ya deparara al propio Jackson en 2005 numerosos desvelos. Inolvidable es la imagen de la sobresaltada superestrella sorprendida en pijama ante un juez en California. Pese a que el proceso terminó con una absolución, tuvo graves consecuencias en su imagen, que no tuvo ocasión de reparar con su reaparición en el estadio londinense 02.

Para ello le puso un monumento fílmico el director Kenny Ortega con This Is It; la documentación inmortalizó a Michael Jackson como brillante e innovador animador, un artista que trabajaba duro en sí mismo y en su espectáculo, y que seguía ofreciendo su conocido Moonwalk igual de perfecto que hace años e incluso décadas.

El filme, que supuestamente sólo debía estar dos semanas en cartelera, pero que finalmente se quedó más tiempo, podría suponerle a Jackson un Óscar póstumo. Mientras, sus álbumes alcanzan récord de ventas y enriquecieron a sus herederos, sobre todo a sus tres hijos: Michael, Paris y Blanket.

En vista del número de titulares, a Jackson le corresponde desde hace meses el título de muerto del año, como determinó la revista económica Forbes.

Y no porque al 2009 le falten personajes famosos que murieron de forma inesperada o tras sufrir una grave enfermedad. Además del senador estadunidense Ted Kennedy, último hermano de la famosa familia, hubo que llorar la muerte, entre otros, de las estrellas de Hollywood Patrick Swayze, Farrah Fawcett y Natasha Richardson.

Sin embargo, Jackson superó a todos. No sólo porque pasaron 10 semanas desde su muerte hasta su sepultura, el 3 de septiembre, en un mausoleo vigilado las 24 horas del día, y porque ello proporcionó a los medios de comunicación, durante el normalmente poco noticioso periodo estival (boreal), material en abundancia.

Ganancias millonarias

También porque ahí estaban las especulaciones sobre las causas de su muerte, los enigmas sobre su cadáver o su tumba, la disputa en la familia Jackson o la custodia de los niños, que según el testamento correspondía a la matriarca del clan Jackson, Catherine, de 79 años.

Según datos de los investigadores de medios del Pew Research Center, el 18 por ciento de todas las noticias en Estados Unidos versaron sobre la estrella del pop en la semana de su muerte, y en las dos semanas posteriores constituían aún el 17 por ciento.

La industria editorial ganó 55 millones de dólares a costa de Jackson, según cálculos del Magazine Information Network. El día de su muerte la afluencia en las páginas de Internet de Google era tan grande que la empresa pensó en un principio que se trataba del ataque de un hacker.

La ceremonia de tres horas en el Staples Center de Los Ángeles que alcanzara su punto álgido con la declaración de amor de su hija Paris fue transmitida, según el analista mediático Nielsen, por 18 emisoras estadunidenses.

Con ello, se acercó mucho a la ola de simpatía desencadenada por la muerte de la princesa Diana, cuyo funeral en 1997 siguieron 33 millones de personas en Estados Unidos.

Para los herederos de la estrella del rock y del pop su muerte supuso, hay que decirlo, una mina de oro.

Michael Jackson, Elvis Presley, John Lennon, pero también estrellas como Marilyn Monroe o Paul Newman, ganaron de forma póstuma en 2008, 194 millones de dólares, según Forbes.

Los seguidores se siguen sintiendo aún vinculados a sus ídolos incluso cuando ya están en el otro mundo, explica Mark Roesler, director ejecutivo de CMG Worlwide, una empresa que lleva el negocio de personajes muertos. Tenemos la sensación de poseer una parte de ellos. Es casi como si pertenecieran a la familia.