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Forma parte de los trabajos comunitarios para su reinserción social: Claudia Navarro

Jóvenes en conflicto con la ley purgan pena en pista de hielo

Son tratados por sus compañeros como cualquier persona

Quieren ser algo en la vida

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Uno de los menores infractores que laboran en la pista de hielo, como parte de su proceso de reinserción socialFoto María Luisa Severiano
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Aspecto de la pista de hielo más grande del mundo en el Zócalo de la ciudad de MéxicoFoto María Meléndrez
 
Periódico La Jornada
Jueves 24 de diciembre de 2009, p. 27

Salvador, Alejandro y Eduardo son adolescentes en conflicto con la ley. Los tres fueron detenidos y sentenciados por el delito de robo a transeúnte; sin embargo, tienen el beneficio de purgar su pena en libertad, con el compromiso de realizar una serie de actividades como de servicio comunitario.

Es así como, junto con otros seis adolescentes, trabajan en la pista de hielo que cada año instala el Gobierno del Distrito Federal en el Zócalo capitalino, donde dan orientación sobre la visita a dicha atracción o reparten patines a los asistentes.

Aunque la mayoría de sus compañeros saben de sus antecedentes, los jóvenes manifestaron que son agradables y los tratan con respeto, como si fuéramos cualquier persona, señaló Eduardo, de 16 años, detenido por robo a transeúnte, delito por el cual fue condenado a un año y 22 días de internamiento, de los cuales un mes lo pasó en la Comunidad de Diagnóstico para Adolescentes.

Claudia Navarro, directora de la Comunidad Externa de Atención para Adolescentes de la Dirección Ejecutiva de Tratamiento a Menores Infractores, explicó que además de estas actividades, los menores reciben asesorías académicas para continuar o iniciar sus estudios, reciben capacitación laboral, realizan actividades deportivas y culturales, además de terapias grupal, individual y familiar.

Para el futuro, Eduardo, quien vive en la colonia Victoria de las Democracias, en la delegación Azcapotzalco, quiere tener una familia y un trabajo estable. Por el momento tiene la intención de dedicarse a la venta de pulseras de hilo que él mismo realiza, y que aprendió a hacer cuando estuvo internado.

Su labor en la pista de hielo los lleva a mantener una interrelación constante con muchas personas, lo que pone a prueba la capacidad de tolerancia de los adolescentes. Algunos (de los asistentes) se enojan, te hablan mal, y eso no me gusta, explicó Alejandro, aunque la mayoría, agregó, son muy amables con nosotros.

El joven de 16 años agregó: ahora quiero terminar la secundaria y hacer lo necesario para ser alguien en la vida, como un licenciado o algo más grande, como contador. Por el momento, añadió, me gusta estar aquí, porque conozco mucha gente, he hecho amigos que son más tranquilones, con los que voy a dar la vuelta o vamos a jugar.

Los adolescentes en conflicto con la ley que participan en esta actividad tienen los mismos derechos que el resto de los jóvenes que prestan sus servicios en la pista de hielo, como bono de transporte, un apoyo económico, becas para actividades culturales y deportivas, estímulos, que pierden si faltan injustificadamente o presentan alguna indisciplina, explicó Claudia Navarro.

Agregó que se trabaja en otros proyectos, uno en colaboración con la Fundación Pro Empleo, que imparte talleres para iniciar una pequeña empresa, y otro con la Secretaría de Cultura del Distrito Federal, que abrirá plazas para estos jóvenes como promotores culturales a partir del año que entra.