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En emotivo partido acompañado de lluvia, los Cementeros ganaban 3-1 en el primer tiempo

Monterrey dio la vuelta al marcador y sacó ventaja en la ida; 4-3 a Cruz Azul

Realizaron lo suficiente para el triunfo: Meza

Mis pupilos hicieron una cosa de hombres: Vucetich

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El chileno Humberto Chupete Suazo marcó un doblete en el triunfo de La PandillaFoto Reuters
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Periódico La Jornada
Viernes 11 de diciembre de 2009, p. a43

Monterrey, NL, 10 de diciembre. Vibrante y emotivo. Así fue el primer duelo de la final del torneo Apertura 2009. Si en el primer tiempo Cruz Azul dominó, en el segundo Monterrey resurgió de entre las cenizas y con una voltereta se impuso 4-3, para que sus seguidores brincaran bajo la lluvia e hicieran vibrar el estadio Tecnológico.

Fue un partido de dos rostros. En el primero, los Cementeros se mostraron como un cuadro compacto y se adelantaron 3-1 en el marcador, pero en el complemento el técnico Víctor Manuel Vucetich corrigió errores y con base en la entrega los Rayados dio el primer golpe, con lo que les bastará empatar el próximo domingo en el estadio Azul para ceñirse la corona.

Lo único frío de esta noche fue el clima y la llovizna. Desde el silbatazo inicial los equipos pelearon con todo por el balón y si bien hubo escaso futbol de calidad, los siete goles, las emociones y la reacción local redondearon una digna final.

Vucetich sorprendió a todos, hasta a su mismo equipo, al iniciar con el Cabrito Arellano, quien no había empezado ningún partido del torneo y prácticamente no tocó el balón. Dejó en la banca a Osvaldo Martínez, quien ingresó para la segunda mitad, y junto con Severo Meza, cambió la fisonomía a su equipo.

Las emociones empezaron rápido

Las emociones empezaron temprano. Apenas al minuto tres La Pandilla se adelantó en un córner que Emanuel Villa no supo medir y metió el balón en propia portería. Ironías del futbol: el goleador del equipo anotó en propia puerta.

Pero este Azul es fuerte, con reacción. Lo demostró tres minutos después y con la misma moneda: tiro de esquina y anticipo de Christian Riveros, que con sólido testarazo venció a un Jonathan Orozco que no pudo salir por un bloqueo de Melvin Brown.

Los Cementeros se acomodaron mejor a la cancha mojada y en mal estado y se adelantaron al 17. El tercer gol fue en otra jugada a balón parado. Un tiro libre al área, donde el paraguayo Riveros volvió a ganar el salto a los zagueros y peinó el esférico para el 2-1, mientras Orozco, que tan buena liguilla había tenido, se quedó estático en su línea.

El silencio invadió el Tec. Sólo se escuchaban los cánticos de la Adicción.

Cada balón que llegaba a la zona local era de peligro y el siempre acertado Villa falló al 22, al quedar solo en el área y rematar de media tijera, cuando tenía tiempo para controlar y fusilar a Orozco.

Casi a la media hora la tribuna ahogó el grito de gol por una falta previa de Felipe Baloy, quien había mandado el balón a las redes.

Y un viento más helado recorrió las tribunas al 34, en un buen centro por derecha de Mario Ortiz al área donde Villa se metió entre William Paredes y Orozco y punteó el balón para un 3-1 que parecía mortal para los Rayados.

El resto del primer periodo transcurrió sin algo digno de comentar, pero para el complemento Vucetich hizo honor a su apodo de Rey Midas y cambió la cara a su equipo con los ingresos de Meza y Sergio Santana, por un errático Baloy y un intrascendente Diego Martínez.

Apenas al primer minuto del complemento el conjunto regio devolvió la vida a sus fanáticos en un rechazo dentro del área que Humberto Suazo definió como el goleador que es: tiro rasante que dejó sin oportunidad a un Jesús Corona que se había mostrado seguro.

Monterrey se adueñó del balón, mientras los azules perdieron la salida y sólo atinaban a alejar el esférico de su área.

El 3-3 era inevitable y llegó al 70, en un centro medido de Martínez que el también recién ingresado Santana conectó con la cabeza.

Surgió el grito de ¡Sí se puede! y Aldo de Nigris estuvo cerca de ser el héroe, pero su remate pasó cerca del poste derecho.

El dominio ya era abrumador y se reflejó al 88, en un titubeo de corona ante Osvaldo Martínez que aprovechó el Chupete Suazo para el 4-3 y convertir el Tec en un auténtico manicomio.

Sobre el final, Melvin Brown rechazó sobre la línea de gol un disparo de Martínez que habría definido prácticamente la serie.

Enrique Meza calificó de justa la victoria local: Monterrey hizo lo suficiente para el triunfo y nosotros perdimos la pelota. No caímos en exceso de confianza, pero la cancha no se prestó para un buen manejo. Estamos bien en la parte anímica, pero con la amargura de que el equipo se descompuso drásticamente.

El Ojitos se molestó cuando le preguntaron que si perdía la final renunciaría al cargo: ¿Estás borracho o qué, ¿no estás viendo que vengo llegando?

Por su parte, Jaime Lozano aceptó que “nos vamos tristes, pero este equipo tiene coraje y orgullo y además Monterrey baja su nivel como visitante.

A su vez, Vucetich resaltó que sus pupilos hicieron una cosa de hombres, de gente con temperamento y carácter. La unión aquí no se ha resquebrajado, este equipo nunca baja los brazos y ahora el empate es una ventaja para nosotros.

El presidente de Cruz Azul, Guillermo Álvarez, se quejó del arbitraje. Lo acusó de ser demasiado quisquilloso en favor de los rivales.