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¿La Fiesta en Paz?

Otro cartel de la manga

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El maestro español José Tomás prohibió terminantemente a Televisa trasmitir la corrida de hoy en la Plaza México, y la televisora acató la ordenFoto Archivo
E

n la llamada autorregulación, que tan desastrosos resultados ha tenido para la sociedad, pero tan pingües rendimientos deja a los autorregulados, el libreempresismo hace cuanto le viene en gana y la autoridad hace como que aplica la ley, para que al final los únicos perjudicados sean el espectáculo dizque sobrerregulado y el público, ambos con una indiferencia que asombraría a un budista.

Y la expresión sacarse de la manga significa decir o hacer algo sin tener fundamento para ello, así se disfrace de profesionalismo, de favorecer el bien común o de… improvisar un mano a mano entre una figura del toreo mundial (José Tomás) y una casi figura del toreo nacional (Arturo Macías), pero sin antecedentes de rivalidad recíproca que justifiquen el encuentro.

Mano a mano es el festejo, corrida o novillada, en que únicamente alternan dos diestros para lidiar las reses anunciadas. Cuando en México hubo criterios empresariales y ganaderos más sensibles en materia taurina, los manos a mano constituyeron intensas confrontaciones no sólo de actuantes, sino de partidarismos, apasionamientos y auténticas catarsis colectivas que incluso atenuaban la presión social de nuestra perenne desigualdad.

Carece de relevancia que por fin una figura española se haya gastado aquí unos pesos en publicidad, de escasa imaginación por cierto, en anuncios exteriores y en inserciones por radio y televisión, ni que su ocasional alternante sólo sea conocido en el medio taurino mexicano y algo en Sudamérica. Importan hechos más significativos.

Afortunadamente ambos toreros, no obstante las diferencias curriculares de edad (34 y 26), años de alternativa (14 aunque cinco retirado y cuatro), triunfos en escenarios internacionales, así como técnica y oficio a partir del tipo de ganado que lidian –de honorarios ni hablar–, poseen valiosos rasgos comunes: intensa expresión personal, elevada autoestima, insuperable competitividad y valor espartano –los dos están cosidos a cornadas–, es decir, sello y celo de sobra para darle sentido y atractivo a este encuentro sin un historial compartido en los ruedos.

A la sobriedad casi monástica de Tomás, el estilo alegre y desenfadado de Macías; a la sólida técnica de José, la improvisación lúdica de Arturo; al semblante ensimismado del madrileño, la sonrisa carismática del aguascalentense. Y en ambos, la quietud sin poses y ese amor propio casi patológico de no dejarse ganar la pelea por nadie.

Esos serán los ingredientes esenciales la tarde de hoy, embistan mucho o poco los toros de Xajay, luego de que empresas y apoderados se olvidaron fomentar en el público las siempre redituables competencias apasionantes entre personalidades toreras contrastadas.

Remate obligado: exigir reciprocidad taurina con España cuando en México no la hemos sabido tener con nuestros toreros jóvenes, sólo descubre a los falsos nacionalistas y pinta de cuerpo entero un concepto del espectáculo y una actitud de sus gremios tan negligente como acomplejada.

Ah, y cuidado con videograbar las faenas de José Tomás porque los infractores serán enviados a las Islas Marías. Por lo pronto el torero prohibió a Televisa transmitir la corrida. ¡Eso es mandar!, legisladores chafas.