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Ver día anteriorViernes 27 de noviembre de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Penultimátum

De centralismos rampantes

L

a isla Cerralvo se ubica al sur de la bahía de La Paz, separada 11 kilómetros de la costa por un profundo canal. Tiene una extensión de 160 kilómetros cuadrados. Es una isla desértica e importante refugio de, por lo menos, 17 diferentes especies de aves migratorias; además, en ella se encuentran dos cactáceas endémicas, y en las aguas marinas que la rodean se localizan, entre otra fauna, lobos, ballenas, delfines, tiburones martillo, 74 especies de crustáceos decápodos y diversos tipos de cangrejos, así como el camarón pistola, también endémico. En la isla viven lagartijas, serpientes, iguanas, insectos y mariposas diversas. Hay hasta gatos y cabras introducidas, un problema para la fauna y la flora locales. Así estaban las cosas hasta que la Fundación Mares de México, integrada por importantes empresarios, pidió al licenciado Calderón que la isla se llamara Jacques-Yves Cousteau.

Seguramente el licenciado y sus asesores en geografía e historia ignoran el motivo de que esta isla se llame así. El maestro Miguel León Portilla contó el martes pasado en este diario cómo se debe al sagaz capitán de navío Francisco de Ortega, en agradecimiento a la autorización que el virrey de Cerralvo le concedió para investigar si valía la pena explorar la California. Tres expediciones realizó Ortega entre 1632 y 1636. Además, construyó el primer navío en las Californias. El nombre de la isla no se debe, pues, como algunos erróneamente creen, a Sebastian Vizcaíno, quien tres décadas antes hizo la cartografía desde cabo San Lucas hasta Oregon, Estados Unidos.

Seguramente el licenciado y sus asesores no repararon en que este cambio traería la inconformidad de los habitantes de Baja California, muy especialmente de sus científicos, historiadores y defensores del patrimonio histórico de la región. Esa inconformidad la encabezan personalidades como Fermín Reygadas y especialistas en temas marinos, como los que trabajan en los centros científicos de Baja California. Todos a una le recuerdan al licenciado que, si bien respetan la labor de investigación y divulgación de Cousteau (1910-1997), no por eso creen conveniente darle su nombre a Cerralvo. Además, protestan porque la comunidad nunca fue consultada al respecto, determinación que califican como centralismo rampante.

Todo indica que esa determinación centralista surgió durante la visita que en marzo pasado hizo al país el presidente de Francia y su esposa, Carla Bruni. Como se recordará, fue ella quien acaparó los reflectores e hizo el milagro de que hasta los legisladores estuvieran todos muy puntuales y perfumados cuando el presidente Sarkozy visitó el Senado. No faltan los insensatos que ahora piden abrir Cerralvo al turismo. Sería su fin.