Opinión
Ver día anteriorLunes 16 de noviembre de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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China, la gran productora de contaminantes
C

ontra los pronósticos de no pocos especialistas, todo indica que China va saliendo mejor librada de la crisis que las demás potencias industriales y maquiladoras. Aunque su economía no se derrumbó como en México ni crecerá éste ni el siguiente año a una tasa superior a 9 por ciento, ello no significa que el entorno social y económico de su población haya quedado intacto. Por el contrario, son numerosos los movimientos de protesta de los obreros que han perdido su trabajo, ven reducido su salario o su tiempo de ocupación para evitar el cierre de fábricas y enfrentar la baja de las exportaciones. En cambio, se cumplieron los pronósticos de que China se convertiría en la productora por excelencia de contaminantes. En especial de los gases que como el CO2 causan el efecto invernadero, el cambio climático.

Por primera vez, el gobierno chino reconoce que, en términos globales, supera a Estados Unidos en generación de bióxido de carbono, aunque sigue siendo baja su contribución por habitante, argumento que siempre ha esgrimido para no cumplir con los compromisos adoptados por la comunidad internacional de naciones a partir de la reunión de Kyoto, que buscan reducir esas emisiones.

En agosto pasado se filtró a los medios la parte medular de un informe elaborado por los científicos más destacados de ese país, en el cual se reconoce su enorme contribución a la generación de gases invernadero y de otros contaminantes no menos peligrosos. Al divulgar esos datos China se adelanta a las discusiones que habrá en la Cumbre del Clima a celebrarse el próximo diciembre en Copenhague.

De esa reunión se espera que salga un nuevo pacto mundial que remplace al de Kyoto y un papel más positivo de Estados Unidos, que durante las administraciones del señor Bush sostuvo que el cambio climático no era producto de las actividades humanas, dejando a salvo los intereses de las trasnacionales petroleras.

Si Estados Unidos tiene una nueva actitud sobre el cambio climático y un programa amplio para restar importancia a los hidrocarburos y obtener energía de fuentes alternas, la presión crítica del mundo en Copenhague podría enderezarse contra China, exigiéndole observar los acuerdos internacionales sobre el tema y que se comprometa a adoptar medidas que reduzcan la emisión de gases de invernadero, y que ya no se ampare para no hacerlo en que es una nación en vías de desarrollo.

En espera de lo que pueda ocurrir en Copenhague, China prepara una serie de medidas para reducir las emisiones de los gases invernadero para 2030 hasta los niveles que tenían hace cuatro años. Al igual que el gobierno de Estados Unidos, también impulsará decididamente las energías renovables y el uso racional de hidrocarburos.

En sus más recientes intervenciones el primer ministro Wen Jiabao califica de prioritarios estos programas, pero hasta los más optimistas señalan que no por eso dejará de ser en el futuro el país generador por excelencia de contaminantes debido al dinamismo de su economía y a que frenarlo ocasionaría serios problemas internos que los gobernantes chinos no están dispuestos a pagar.

Aun salvando la cara ante la comunidad internacional, la contaminación pesa mucho en la vida de la sociedad china y sus efectos pueden traspasar sus fronteras. Como el país nunca estuvo preparado para enfrentar los saldos negativos de su crecimiento económico, la basura industrial es el gran desafío, pues contamina tierras, ríos y aire. Esto último por las emisiones sin control de sus complejos industriales y el funcionamiento de incineradores, fuente de emisiones tóxicas, entre ellas dioxinas y mercurio, muy peligrosas, y que pueden viajar miles de kilómetros a través de la atmósfera. La incineración ha tenido relativo éxito en muchas partes, por cuestiones de espacio físico y porque genera energía. Pero sus desventajas se muestran en China como en ningún otro sitio, pues la basura industrial no es confinada adecuadamente, sino tirada a cielo abierto, con todo lo que ello significa.

En México, ese tipo de basura también es un grave problema que prometieron resolver los gobiernos del cambio y no han cumplido.