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Julio Estrada y el arquitecto Teodoro González de León charlan sobre la obra del artista

A partir de una monstruosidad, Xenakis creó boquetes para que la música pasara
 
Periódico La Jornada
Domingo 15 de noviembre de 2009, p. 3

Interesante e intensa por informal, así fue calificada la charla Música y arquitectura, que sostuvieron ayer el compositor Julio Estrada y el arquitecto Teodoro González de León, como parte de Las Jornadas de Creación Musical, que el programa Instrumenta lleva a cabo en la Fonoteca Nacional.

Moderados por el compositor José Luis Castillo, la charla de ambos giró sobre todo en torno al trabajo arquitectónico y de composición del creador francés de origen griego Iannis Xenakis (1922-2001), considerado uno de los autores de música contemporánea más importantes y controvertidos, con piezas como Metástasis.

González de León consideró que Xenakis no entendía bien el espacio, aunque precisó: Entendía bien el espacio para sonar su música. Pero el espacio arquitectónico en sí, no sé. Y la prueba es su escrito utópico sobre cómo vamos a vivir en el futuro.

Destacado arquitecto y autor de proyectos como el reciente Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), González de León trabajó en su juventud en el taller de Le Corbusier, punto de unión entre él, Estrada y Xenakis.

El arquitecto recordó que Xenakis era más bien ingeniero, aunque estudió arquitectura con el mismo Le Corbusier y luego matemáticas.

Entre las características de la arquitectura de Xenakis, González de León mencionó su ascetismo y Estrada su incomodidad. Ambos consideraron que no se le daba la espontaneidad, ni en arquitectura ni en música.

Estrada, importante compositor de música contemporánea y alumno de maestros como el propio Xenakis, comentó que éste fue un arquitecto del espacio en música. Del tiempo no entendía mucho. Bueno, sí entendía, porque tenía un sentido de la forma extraordinario. Pero creo que fue alguien que concebía su música observando un espacio. Y a partir de ahí, segmentando el tiempo.

Agregó que pese a que Xenakis fue más un arquitecto-músico que un músico-músico. Sin embargo, precisó, aportó una enorme libertad creativa.

La gran ventaja de Xenakis es que cometió el error, el pecado, la monstruosidad, pero en esa monstruosidad, que es un accidente, te encuentras con espacios novedosísimos, con alternativas por descubrir; él abrió espacios, creó enormes boquetes por donde la música todavía puede pasar. Mucha de su música pasó, y pasó genialmente.

Dijo Estrada que frente a muchos compositores que no sabían qué hacer ni hacia dónde ir, pues estaban enfilados hacia un callejón sin salida, Xenakis sí, porque rompió con las interpretaciones convencionales para componer música y buscó otras, con mayor libertad.